Ad Hoc

Manuel Sánchez Ledesma

Citas bíblicas

21 de agosto 2013 - 01:00

A tenor de sus declaraciones, no parece que la modestia sea una de las virtudes que puedan atribuirse al pintoresco mandamás de esa guarida de rufianes llamada Gibraltar. Para alardear de su imaginario poder sobre las aguas que rodean la tan pleiteada roca, este personaje no tiene rubor alguno en plagiar una cita evangélica del mismísimo Jesucristo ("es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios" Mt. 19:24) al decir que: "el infierno se congelaría antes de que el gobierno de Gibraltar retirara alguno de los bloques de hormigón". Sin embargo, mientras que Jesús (siendo quien es) emplea una metáfora clara y precisa que hasta el más tonto entiende; el pretencioso dirigente llanito se interna por procelosos terrenos cuando recurre al infierno para ilustrar su posición política. Porque aun suponiendo cierto el carácter exotérmico del averno (etimológicamente "infierno" solo remite a lo inferior o subterráneo) es evidente que allí -como en cualquier parte del universo- también se cumplen las leyes de la termodinámica y en consecuencia y dado la constante flujo de entrada en el mismo de almas pecadoras (con el consiguiente aumento de temperatura generado por su combustión) se hace imprescindible un sistema de refrigeración para que tan incendiario lugar no reviente y, por tanto, es perfectamente posible un infierno congelado… a condición de que todos -incluidos los llanitos- vayamos al cielo.

Otra cita bíblica "infernal" aparece al principio del excelente western "El jinete pálido" cuando la muchacha protagonista recita un fragmento del Apocalipsis coincidiendo con la entrada en escena del "Predicador" (Clint Eastwood): "…y contemplé un caballo pálido; y el nombre de su jinete era La Muerte. Y el infierno le seguía". La cita ya da una idea de cómo se las va a gastar este sui generis servidor de Dios a lo largo de una película cuyo argumento tiene un cierto parecido con el conflicto de Gibraltar: unos pobres mineros (el equivalente a los campogibraltareños) son hostigados por el acaudalado cacique del lugar (similar al ministro llanito) que intenta arrebatarles el pequeño arroyo en que buscan oro; para echarlos recurre a un grupo de matones profesionales (la Royal Navy) y cuando todo parece perdido el "Predicador" cambia el alzacuellos por los revólveres y pasa a convertirse en un vengador venido del otro mundo para hacer cumplir la vieja ley del Talión que aparece en Ex. 21: 23-25 (ojo por ojo…). El problema de esta comparación es que… ¡a ver dónde encontramos los españoles un 'Clint Eastwood' que les "enseñe" la Biblia a los llanitos!

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