Caca, pedo, culo, pis... pezón

El patriarcado y el machismo son agotadores, pero no estamos dispuestas aceptar unos planteamientos anacrónicos

Cuando Almodóvar empezó a publicitar su película Madres paralelas, tuvo que retirar el cartel elegido en el que aparecía una especie de ojo, siendo el iris un pezón del que goteaba una gota de leche. Es decir, un pezón que te mira ¡Horror! Instagram consideró aquello censurable, acusándolo de pornográfico. El pezón, órgano subversivo y maléfico, se asomaba a la vida pública de forma impúdica y hasta se atrevía a hacer gala de su principal función biológica: la lactancia. ¡Un escándalo!

Más recientemente ha sido Ione Belarra, ministra comunistabolivarianaamigadeseparatistas yproetarra -calificación de la caverna mediante- la que ha osado hablar en público con una camiseta que, ¡oh, cielos!, dejaba ver unos pezones erectos -¡Por Dios, qué alguien le ponga un corsé!-. Esto le ha granjeado las críticas de todos los medios ultra que han desempolvado de los baúles de la Sección Femenina añejas virtudes como el decoro y el recato para acusarla de lo más grande, incluido hasta de utilizar los pezones para distraer al personal de lo pernicioso de sus posturas políticas. Me dan ganas de reírme, si no fuera porque conozco el poder de esa gente y las maneras que emplean para intoxicar y crear un estado de opinión.

¡La que puede liar un pezón! Femenino, ¡claro! Los pezones masculinos no causan espanto. Incluso cuando el varón luce una teta de la talla ubre. Los pezones se ponen duros o erectos de forma involuntaria, como respuesta del sistema nervioso autónomo ante diferentes tipos de estimulación, como el frío o cuando se está amamantando, de forma que no es una opción a criterio de la poseedora. Como ponerse los pelos de punta. Pero esto da igual. Se trata de acusar a las mujeres gratuitamente de no se sabe bien qué maldad. De manipular la realidad, porque un buen porcentaje de la población, sin criterio, está dispuesta a creer cualquier majadería. ¡Quemémosla por bruja!

El patriarcado y uno de sus principales sostenes -bien venido al caso-, el machismo, son agotadores, pero no estamos dispuestas a bajar los brazos y aceptar unos planteamientos anacrónicos que solo sirven para retroceder en derechos e igualdad. Quienes estamos alerta, sabemos que esta es una carrera de fondo, lo que no quita para denunciar este hostigamiento permanente, esta manera de intentar socavar a la mujer como individua de pleno derecho en la sociedad sin tener que estar constantemente demostrando su inocencia de algo. Como si uñas, pelos, talones y pezones, no fuesen más que partes de una anatomía de la que nadie es culpable, salvo la fisiología de la especie. Pero es que, a día de hoy, cuerpo femenino y ese perverso invento que es el pecado, siguen siendo inseparables para muchos.

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