Burocracia soviética

En Algeciras, la burocracia vence al emprendimiento y la rigidez municipal acaba con la creatividad

Felipe de Algeciras, reputado bailaor flamenco, lleva más de dos décadas llevando el nombre de nuestra ciudad con excelencia y orgullo por escenarios de todo el mundo. Esta semana se quejaba con toda la razón, en este Europa Sur, de la falta de sensibilidad del gobierno local con el flamenco.

Felipe, que junto a Kevin, gestiona el innovador y exitoso café Limbo, sito en la Plaza Sur de Europa, había visto denegada su petición de montar un pequeño escenario en su terraza para amenizar la tarde-noche de la víspera del Día de Andalucía con un espectáculo flamenco. Que pudiera ser que desafinara el guitarrista, o que los palmeros no fueran a compás, pudieron ser razones que motivaran la denegación por el Consistorio, no sé.

Como hace tantos años sucede en Algeciras, la burocracia vence al emprendimiento y la rigidez municipal acaba con la creatividad, sobre todo cuando viene de empresarios privados que se juegan su dinero y su tiempo.

Otro gallo canta con cualquier espectáculo, intento de espectáculo, o mamarrachada que se organice desde el Consistorio, donde ahí sí, no hay problemas de decibelios, de seguros, o de seguridad.

A ello se une el pago de las tasas más elevadas de la zona, y una exigencia de documentación a cada trámite que se quiera hacer que hunde al más valiente. Un ejemplo de ayuda al emprendedor, vamos. Así se aburre cualquiera.

Y muestra de ello es que el mejor rincón gastronómico que tenemos en la comarca se halle en Palmones, donde podemos contar cuatro o cinco restaurantes de muy altísimo nivel, que bien podrían ubicarse en Algeciras, pero que nunca han tenido duda de donde apostar e invertir, y no es aquí.

Habría que repasar los últimos programas electorales para ver qué medidas se prometieron para reducir la burocracia y favorecer la inversión y la creación de empleo, y que se ha ejecutado. Porque parece que nos hallamos en el Leningrado de los años 60, y que desde el Ayuntamiento no se favorece al pequeño empresario para fortalecer y ampliar la oferta de ocio local, tan esencial para que la ciudad tenga vida. Más bien al contrario, y mal va una ciudad cuando se priman los expedientes sancionadores frente a los de aperturas de establecimientos y celebración de actividades.

Pero no se preocupen, que seguro que en estos meses cambia el discurso y se acrecientan las fotos tomadas en bares y mercados, y debidamente publicadas en redes sociales. Y seguramente Felipe podrá hacer algún espectáculo flamenco para abril o por ahí, sin ningún problema y con mucho público, incluso algunos que no han escuchado una soleá en su vida.

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