Tengo la sensación de recordar hechos pasados cuando sé que mi memoria, la personal, no tiene un tono adecuado. Y es que últimamente la realidad se ha convertido en un sujeto, por qué no objeto, inabarcable. Quiero decir que no podemos analizarla con precisión. A lo más, podemos hacer cábalas, aproximaciones, simulaciones, sobre aquello que está sucediendo o que puede suceder inmediatamente.

Si les soy sincero, mi amnesia es vecina, puerta con puerta, del miedo. Las palabras en forma de comentarios vacíos, las falsas noticias, los mensajes publicitarios sin fundamentos que hoy, por ejemplo, soportan las personas venidas de otros países, se están convirtiendo en dardos malévolos que solo pretenden sembrar odio entre la gente sencilla, humilde, que no manejan los datos objetivos, ni conocen los intríngulis de intereses que hay detrás de quienes desean implantar un sistema en el que la convivencia con el otro, con el diferente, sea imposible.

La guerra entre "pobres" se está acelerando cada día, buena muestra la tenemos en barrios donde las relaciones sociales se ven alteradas por circunstancias y elementos de procedencia sospechosa. No siempre son "peleas" por drogas, por robos, o por un tirón. Hay alguien que aprovecha la mínima discusión para acusar a los venidos de otros lugares del mundo como culpables del malestar social. Parece que existen "consignas" al respecto. Si no es así, determinadas situaciones, no tendrían otra explicación.

Hay personas que se creen, con una fe insólita, que la Junta de Andalucía, les da seiscientos euros a todos los inmigrantes que llegan a nuestra tierra; también les dan una vivienda; algunos en Navidad me expresaron de forma contundente y desafiante que la Junta había regalado a cada inmigrante un jamón y un iPhone último modelo…podría seguir con la narrativa de situaciones absurdas, pero no lo creo necesario, sí afirmo que estas noticias las difunde alguien con maldad, por no decir una palabrota.

Decía que mi memoria no tiene un tono adecuado, pero se mantiene intacta ante algunos recuerdos como cuando pienso en aquellos tristes años en los que fuimos emigrantes. Hoy parece que el falso progreso nos ha hecho volver la mirada hacia los países ricos y no hacia aquellos que nos necesitan.

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