La campaña electoral la dirige un Algoritmo Idiota, AI, imposible más cutre y desvergonzada y contraria a los intereses de la convivencia; destruye la democracia, que nadie se asuste si ganan terreno los ultras disfrazados de gente de bien. Vivimos en la sociedad de la información, lo saben, por eso manipulan las redes y generan olas de datos (da igual su procedencia o veracidad), la gente asume la información pero no el conocimiento, vivimos en la sociedad de la mayor ignorancia teniendo todos los datos en una mano.

Inútil debate sobre la pertinencia de la Inteligencia Artificial, IA, porque ya somos idiotas mirando pantallas donde un “chat-loquesea” puede emular a los idiotas que participan, gente que dice cosas cuyo origen o consecuencia no se calibran, que no sabe descubrir el interés oculto en una información y que la mueve, por tanto, de manera inconsciente, esa gente que puede ser (y es) ultrarreacionaria creyéndose centrada y moderada.

Oigo a un prestigiado escritor, va de intelectual católico valga el oxímoron, que no hay peligro porque los robots no tienen alma... Cobra por esto. Siempre explico en mis clases de Lógica que la verdadera revolución de la IA es descubrir que los humanos no somos más que robots cuánticos en intercambio permanente de información con el medio, todo ese rollo de la libertad, la verdad, el sentido de la existencia, no son más que una enorme mentira que desemboca en la culpabilidad, una forma de control. Sólo es cuestión de tiempo emular al humano, no habrá diferencias, retirar a un robot será como asesinar... o habrá quien pueda considerar que asesinar a determinados humanos será sólo retirarlo, K. Dick supo verlo.

Conforme sustituimos el contacto directo, la conversación, el intercambio de impresiones, las afinidades o rechazos, horas de charla, la influencia de modelos de comportamiento, desaparece el conocimiento (que nunca es el contenido) en favor de imágenes y datos, y ése es el verdadero peligro, estancar el pensamiento en la elección de símbolos unívocos e ininterpretables más que por una opinión dominante y manipuladora, se acaba la individualidad, la singularidad que hacen dignas nuestras vidas. La verdadera radicalización es avocarnos al éxito o el fracaso, la frustración es madre de la intolerancia.

Las Universidades, ocupadas de carreras docentes y salidas profesionales, han abandonado el Humanismo. El mundo se va a la mierda porque teniendo la posibilidad de extender el conocimiento, sueño de la Ilustración, el capital ha preferido promover la discordia para obtener más y más beneficios. La guerra es el padre de la todas las cosas, diría Heráclito.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios