Música | Los conciertos se trasladan al cielo

Música para la eternidad

  • Tony Bennett, Sinéad O'Connor, Tina Turner, Jane Birkin... abruma el gran número de músicos muertos en las últimas semanas. Voces que seguirán sonando en nuestro recuerdo

Sinéad O'Connor (08.12.1966-26.07.2023)

Sinéad O'Connor (08.12.1966-26.07.2023) / D.S.

Uno se aburre de escribir obituarios. Son tantos ya los referentes musicales en edad de irse para siempre que rara es la semana en la que no te golpea la marcha de alguno. Asusta abrir la página de la Wikipedia con la lista de músicos fallecidos en 2023 y sentir el vértigo del scroll infinito mientras asaltan tus recuerdos nombres evocadores: Jeff Beck, Yukihiro Takahashi, David Crosby, Tom Verlaine, Burt Bacharach, Wayne Shorter, David Lindley, Jim Gordon, Ryuichi Sakamoto, Mark Stewart, Gordon Lightfoot, Linda Lewis, Rita Lee, John Povey, Andy Rourke… de vez en cuando alguno te sacude más que otras veces y tienes que coger el teclado y decir adiós.

Esta misma semana se dio ese caso. El pasado miércoles falleció Robbie Robertson, uno de los músicos que más claras tenía sus ideas. Y así las aplicó en su banda; un grupo entre lo divino y lo humano, entre el amor y los celos, entre la historia y el cotilleo, entre la realidad de las cosas y la visión que los demás tienen de ellas, entre el yin y el yan; una banda en el más humilde sentido de la palabra, pero también era La Banda definitiva. Era otra sensibilidad totalmente diferente, una dinámica diferente, una emoción diferente, algo completamente distinto. Era también algo completamente instintivo. Nada de aquello fue planeado, no; no había método en la locura, era solo lo que sentíamos que teníamos que hacer. Así definía el propio Robertson al grupo que tan inmenso papel jugó en la redefinición de la música rock, juntando las dispares y menospreciadas tendencias del country, el soul, el jazz de Dixieland, el R&B en carne viva y el funk de New Orleans, dando lugar a algo totalmente nuevo.

Este mismo día falleció también -esta vez de verdad- Sixto Rodríguez, un músico que saltó a la fama hace once años gracias al trabajo de dos de sus fans tras los falsos rumores de su muerte. Su investigación fue la base del documental Searching for Sugar Man, que expandió su figura por todo el orbe tras su éxito en el festival de Sundance.

El 26 de julio fue otro día maldito en el que el pellizco fue doble. Al triste desenlace de Sinéad O’Connor siguió en pocas horas la noticia de que nos dejaba también Randy Meisner, uno de los fundadores de los Eagles, bajista de gran talento, intérprete de líneas muy melódicas y memorables, inspiradas en los bajistas de la Motown, y compositor versátil a pesar de que no fue de los más prolíficos de la banda y la única canción de verdadero éxito que escribió fue Take It To The Limit. Pero Meisner fue una fuerza integral durante el apogeo de los Eagles en los años 70, saliendo del grupo en 1977 al finalizar la gira del Hotel California.

Sinéad era muy joven todavía, tenía solo 56 años. Su vida siempre estuvo llena de controversias políticas dentro y fuera de los escenarios, aunque lo que realmente importaba de ella era su voz potente y evocadora, como quedó de manifiesto en su mayor éxito, la impresionante interpretación que hizo del Nothing Compares 2 U de Prince. Otras de sus principales características eran su reconocible cabeza afeitada y sus grandes ojos, que lo mismo se veían afligidos como llenos de rabia, ese sentimiento de indignación que le llevó a luchar contra el excesivo mercantilismo de la industria musical, la misoginia, los himnos y banderas, aun en contra de sus propios intereses; desafíos todos ellos que empalidecieron con el revuelo que causó en directo en un programa de televisión de audiencia millonaria -Saturday Night Live- rasgando una foto del papa Juan Pablo II, posicionándose así contra el abuso sexual en la Iglesia Católica y atrayendo hacia sí tal hostilidad que pasó de ser una estrella en ascenso a estancarse en su carrera. Aunque ella siempre pensó lo contrario y así lo dejó escrito en su autobiografía: Siento que haber tenido un número uno descarriló mi carrera. Y que romper la foto me devolvió al camino correcto.

Jane Birkin fue un icono musical por su asociación a Serge Gainsbourg, a partir de la famosísima canción Je t'aime… moi non plus; y eso que en realidad no la escribió para ella siquiera. Birkin fue la mujer que marcó la vida personal y profesional de Gainsbourg durante más de una década; una joven actriz inglesa que aún no había cumplido los 22 años en 1968, y que gracias a la fama adquirida con Blow Up, la película con que Cannes consagró a Antonioni, fue reclutada por el director francés Pierre Grimblat para ser la vedette que protagonizase su nueva obra, Slogan, y que diese la réplica a Gainsbourg, que además de actor principal era el encargado de componer el tema central de la película y de cantarlo a dúo con ella. La actriz en la que al principio habían pensado era Marisa Berenson, a la que él probablemente tenía pensado sumar a su número de conquistas, por eso se sintió decepcionado y se mostró arrogante y muy desagradable con la pequeña inglesita que no hablaba ni una palabra de francés, pero que fue lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que en el fondo Gainsbourg era un hombre tímido que usaba la arrogancia como fachada. Él terminó siendo su Pigmalión y formaron una pareja legendaria.

Tony Bennett y Astrud Gilberto también han sido grandes estrellas de reciente desaparición. Bennett era el crooner más jazzy de todos los cantantes americanos, así como el más longevo -tenía 96 años- y el de carrera más consistente. En más de 150 discos se dedicó a preservar la canción popular estadounidense clásica, escrita por Cole Porter, los GershwinDuke Ellington o Rodgers y Hammerstein. Gilberto adquirió la inmortalidad con la primera canción que grabó, The Girl From Ipanema, y tuvo un papel clave en la conversión del sonido brasileño de la bossa nova en un fenómeno mundial.

Tina Turner la recordamos como la figura enormemente comercial y mainstream que fue en realidad; magnética, de poder explosivo. Pero también tendríamos que recordarla como una figura clave de la evolución del pop, cuando volvió a salir a la luz, ya libre de Ike, en 1984. Pocos fueron tan innovadores como ella en la fusión del soul clásico con el synth-pop de la new wave; haciéndose eco, además, de sus luchas personales en muchas de sus canciones.

Menos conocidos pero también llevándose jirones de nuestras almas, se fueron en estas semanas John Gosling, teclista de los Kinks; George Tickner, fundador de Journey; Teresa Nervosa, batería de Butthole Surfers; Blackie Onassis, también batería de Urge Overkill, Algy Ward, bajista de los Damned… sus luces seguirán brillando en nuestro recuerdo. Y como cruel giro del destino, terminando ya de redactar este texto me asalta la noticia del fallecimiento anteayer mismo de Ron Peno, al que conocí personalmente, el cantante más feo de la historia, pero con una fuerza vocal que nos arrastraba a los años 70, a Jim Morrison, a Michael Stipe. Estaba al frente de Died Pretty, una banda absolutamente vibrante y genial en directo. Cuando en 1990 los de Producciones Informales los trajimos nos sorprendieron con una intensidad instrumental digna de la Velvet y, junto a Cancer Moon, ofrecieron uno de los mejores conciertos que se han celebrado en las salas sevillanas.

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