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Espérame en el cielo

Eternity | Crítica

El trío protagonista de 'Eternity'. / D. S.

La ficha

** 'Eternity'. Comedia romántica / Fantasía, EE UU, 2025, 112 min. Dirección: David Freyne. Guion: Patrick Cunnane, David Freyne. Música: Dave Fleming. Fotografía: Ruairi O'Brien. Intérpretes: Elizabeth Olsen, Milles Teller, Callum Turner, John Early, Da'Vine Joy Randolph, Betty Buckley.

Muy pocas películas que se metan en el más allá -sin retorno, porque no se trata de historias de fantasmas, sino de las vidas de las almas en el otro mundo- han logrado buenos resultados. Ni El cielo puede esperar, ni Always, ni El cielo próximamente, ni Hecho en el cielo, ni Más allá de los sueños, por citar algunas de las en su día más populares, resultan convincentes (cuestión aparte sería el ir y venir del más allá al más acá de las comedias de fantasmas, como las divertidas Una pareja invisible o Un espíritu burlón). Me quedaría con El diablo dijo no de Lubitsch (primera y muy superior versión de la de Warren Beatty), Un asunto de vida o muerte de Powell y Pressburger o el disparatado infierno de Loquilandia (búsquenla por su título original, Helzapoppin: vale la pena saborear sus maravillosos disparates).

Tampoco esta comedia añade gran cosa al tema. En este caso el más allá es una especie de sala de espera más bien hortera en el que se ha de decidir con quien pasar la eternidad. Lo que puede resultar muy problemático cuando por un lado está la pareja de toda la vida y por otro un primer amor fallecido joven. Una idea en principio ingeniosa para una comedia que hubiera podido tener un hermoso desarrollo sentimental si recordara a Los muertos de Joyce, y Gretta tuviera que decidirse entre Gabriel y el pobre Michael Furey sobre cuya tumba caía la nieve. La comedia no tiene porqué chocar con lo sentimental: pocas películas tan emocionantes, ya que estamos a vueltas con los difuntos, como El fantasma y la señora Muir.

El problema es que como comedia romántica tampoco logra ir mucho más allá, salvo en su primera parte más desenfadada, de los tópicos retro que intenta actualizar sin conseguirlo (algo del “espérame en el cielo, cariñito adorado” de Machín tiene la película). Mejor le habría ido si hubiera seguido las líneas más gamberras apuntadas en esa primera parte.

La buena idea inicial está mal desarrollada en el guión y los intérpretes quedan sosos, sobre todo los dos masculinos, Miles Teller y Callum Turner; Elizabeth Olsen está más convincente como actriz de comedia que los dos caballeros entre los que debe elegir.

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