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Quema Roma, pero no cantes

Michael Douglas y Diane Keaton protagonizan esta comedia.
Carlos Colón

15 de octubre 2014 - 05:00

Comedia, EEUU, 2014, 94 min. Dirección: Rob Reiner. Guión: Mark Andrus. Fotografía: Reed Morano. Intérpretes: Michael Douglas, Diane Keaton, Sterling Jerins, Frances Sternhagen, Paloma Guzmán, Annie Parisse, Austin Lysy, Michael Terra, Sawyer Tanner Simpkins, Maxwell Simkins, Maurice Jones, Yaya DaCosta, Scott Shepherd, Andy Karl, Frankie Valli.

Diane Keaton cantando Cheek to Cheek es más de lo que razonablemente puede soportar quien admira a Irving Berlin y a Fred Astaire, que la estrenó en 1935 en Sombrero de copa cantándola con la orquesta de Leo Reisman. O tal vez no. Casi al final de la película destroza La sombra de tu sonrisa de Johnny Mandel: había más que soportar. Los culpables son el guionista Mark Andrus y el director Rob Reiner, un tipo que entre 1986 y 1990 -Cuenta conmigo, La princesa prometida, Cuando Harry encontró a Sally, Misery- prometió cosas que después no cumplió a lo largo de su flácida, blandiblú y facilona carrera.

Pocas veces ha sido tan flácido, blandiblú y facilón como en esta comedia geriátrica que se sustenta en dos espantosas interpretaciones de Michael Douglas y Diane Keaton. Él es un viejo insoportable con una fuerte inclinación al vidrio. Ella es su vecina, una cantante de tercera (es lo más cierto de la película). La nieta de él, de la que tendrá que hacerse cargo tras el encarcelamiento de su hijo, humanizará al amargado tipo y hará de Cupido. Otra vez el tema del ogro dulcificado por el nietecito fruto de un matrimonio desaprobado. El pequeño Lord convertido en pesadilla tras una mala digestión o Un rayo de luz (¡la madre de Marisol también era una cantante fracasada!) vista tras una abundante ingesta de cazalla.

El guionista Mark Andrus ha intentado repetir la jugada que tan bien le salió en Mejor, imposible (puesto a ello también se permite copiar otro gran personaje de Nicholson: el de A propósito de Schmidt). Pero Reiner no es James L. Brooks y desde luego Douglas no es Nicholson. Y además está la Keaton, capaz de estropear cualquier guiso en cuanto Coppola o Allen salen de la cocina. Entran ganas de repetirle la carta de Petronio a Nerón en Quo Vadis?: "Los ladridos de Cerbero serán para mí menos molestos que tu canto… Salud, augusto, y no cantes; asesina, pero no hagas versos; envenena, pero no bailes; incendia, pero no toques la cítara".

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