'El Duende de Cádiz' se hace con parte de la chispa tarifeña

Fernando Pérez Monguió y José Berasaluce son como la menta al chocolate. Lo que uno tiene de fresco, el otro lo tiene de cuerpo, incluso de un cierto dulce empalagoso y caliente repleto de ágil y mordaz actualidad y sagacidad. Podría decirse que son capaces de invertir los sabores, pero sería demasiado pretensioso aseverarlo en tan poco tiempo de tertulia donde el gaditanismo se deja escapar en cada pose o en cada ese desmedida con la que Jose terminaba una frase.

Fernando Pérez y Jose Berasaluce son coautores de El Duende de Cádiz, Conversaciones gaditanas, un libro editado por los servicios de publicaciones de la Diputación de Cádiz y en la que a través de la particular visión y el verbo de hasta siete personajes gaditanos "baluartes de la grasia de Cádiz" se analizan diversas cuestiones que aglutinan desde el cambio climático o la reencarnación, hasta asuntos más triviales.

Dice Pérez Monguió que este libro gestado en la Venta de Los Tarantos donde los "siete magníficos" se batieron en un duelo común de la impronta, habla de lo divino y lo humano que "no es un compendio de ripios y tópicos gaditas. Cádiz está en cada página, con sus grandezas pero también con sus miserias". Es El Duende Cádiz un libro -cuenta Fernado- que nace de la necesidad de reconocer a una serie de personajes que son auténticos pozos de sabiduría popular que no aparecen en los libros de textos.

"Podían haber sido más personajes…, pero había que acotar y quedarnos con una representación de la provincia. Dice Oscar Lobato que este libro es un estudio metafísico del pensamiento gaditano y yo no creo que lleguemos a tanto pero…, algo de eso hay", cuenta el coautor.

Por su parte, Jose Berasaluce discrepa con Fernando y apostilla: "Yo lo que tengo claro es que sé lo que no es El Duende de Cádiz. El Duende de Cádiz no es un homenaje de placas a esos siete protagonistas. Sino un intento de ver el mundo y la actualidad a través de la mirada de siete supervivientes de la vida". Berasaluce comenta que la interactuación entre los entrevistados ha sido tanto crucial como fructífera, capaces de generar conversaciones "surrealistas pero repletas de sabidurías que hacen original al Duende de Cádiz".

La metodología empleada fue la de mantener un encuentro previo con cada personaje para el día 13 de junio del pasado año reunirlos en torno a mesa y mantel, y propiciando la conversación, registrar sus improntas como pensamientos transcritos ordenados por capítulos o temas en lo que fue un trabajo de orfebrería para dar forma a tantas "perlas" que allí se soltaron y que los autores del libro recuerdan como una experiencia increíble.

Chano Lobato, el Manteca, el Libi, el Yuyu, "María" Calas, Gabi de Los Tarantos y Juan Luis de Tarifa, quien aporta la raíz tarifeña a este compendio de filosofía adoquinada. Siete personas. Siete personajes, auténticos baluarte del pensamiento gaditano con un duende especial que aflora en cada poro abierto como un sudor gestado en siglos de cultura de la ciudad más vieja del continente Europeo. Y eso, claro, tiene como resultado un saber popular que construye en mayúsculas nuestra Cultura.

Pérez Monguió asegura que el libro renuncia a los tópicos pero no a los signos de identificación y Berasaluce señala que la multiculturalidad de la provincia refuerza los perfiles sociológicos como tópicos, sin caer en el error de pensar que los tópicos pueden ser algo negativo.

"Esta provincia no tiene petróleo, ni metales preciosos. Pero su producto interior bruto es la gente y su forma de vida. No tenemos valor de mercado pero tenemos el valor inmenso de la cercanía de sus personajes, de sus raíces de lo auténtico. Esto es un intento de demostrar que lo intangible también vende", dice.

El duende de Cádiz no se condensa en una lámpara maravillosa. El Duende de Cádiz reside en una tacita de plata que apenas rasques sus castigadas costillas nos descubre una cantidad de genios de a pie. Hombres y mujeres construidos por si solos en una jungla de asfalto en la que sobreviven de puntillas para dejarse ver, en lugar de dar codazos para sacar de la taza sus cabezas. Fernado Pérez Monguió y Jose Berasaluce juntan las letras y las moldean con acierto en un libro la mar de interesante.