La tecnología marca la vida en el muelle

En España existen más de 13 millones de teléfonos inteligentes, suscritos a conexiones de banda ancha y a aplicaciones. Al menos 1.200 de ellos trabajan al servicio del puerto Bahía de Algeciras. Conectados a un smartphone, los estibadores han visto en los últimos años cómo su vida ha dejado de ser un ir y venir a la oficina de nombramiento para conocer si ese día se trabaja. Ahora basta estar pendiente al teléfono móvil, alrededor del mediodía, para que un mensaje en una aplicación marque la jornada laboral.

Y es que la tecnología marca hoy en día la vida en los muelles. "En el anterior acuerdo marco se acordó que al menos uno de los llamamientos al nombramiento a la semana debía ser presencial", explicó uno de los estibadores del puerto de Algeciras a este diario. La sede de Marapie dispone de una sala con pantallas y ordenadores desde hace más de 18 años. Fue entonces cuando la gerencia de la antigua Sestibalsa -que así se llamaba hasta entrada en vigor de la Ley 48/2003, previa a la actual- promovió éste y otros cambios para la mejora de la calidad de vida de los estibadores portuarios, bajo el mando de Luis González Gavira.

Gracias a estos dispositivos, los trabajadores pueden conocer cuál es el plan de trabajo del día, los barcos que vendrán y quién los estibará con sólo pasar una tarjeta por el lector de la sala de nombramientos de la sede. "Todavía hay compañeros a los que le gusta venir con su moto a mirarlo desde aquí", explicó.

Como en todos los trabajos, la tecnología tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La ventaja principal reside en la libertad que da conocer desde el lugar en que se esté cuál va a ser el calendario laboral, que es a diario y con unas cuantas horas de antelación. Además, se evitan desplazamientos que ahora son innecesarios y que en sus tiempos podían suscitar sucesos, por ejemplo accidentes de tráfico, difíciles de enmarcar como accidentes laborales.

Quienes llevan en los muelles mucho tiempo afirman que se ha perdido mucho contacto entre los estibadores. "Antes, se daban reuniones todos los días. Antes de conocer los nombramientos, se hablaba de todo. Eso ya se ha perdido", contó.

Tras conocer la jornada, sólo queda acercarse a los muelles y trabajar. El estibador suele saber el barco, la hora, la especialidad a desempeñar, y la zona en la que se va a echar la jornada. Ahí ya no valen botones ni teléfonos inteligentes. En APM Terminals, un autobús recoge a los trabajadores para llevarles a la zona de la terminal correspondiente, donde el esfuerzo del equipo les permitirá mover y distribuir por el patio unos 150 contenedores cada jornada en las operaciones de estiba y desestiba.

Todo se mueve a la perfección desde hace años en la terminal del muelle Juan Carlos I, como una máquina bien engrasada, en uno de los puertos de transbordo más importantes y modernos del mundo. El gruista coge el contenedor y lo coloca con un excelente trabajo de precisión en el remolque que le llevará al lugar exacto del patio en las operaciones de descarga y hace lo propio en las de carga, poniendo el contenedor en el buque, tras recibir las indicaciones del capataz que a su vez recibe toda la información necesaria de la empresa estibadora.

Así hasta terminar la jornada, cuando vuelve a pasar el autobús de la empresa para llevarles a la puerta. Hasta la próxima vez. 24 horas, todos los días en turnos de seis horas u ocho dependiendo de la operativa si la empresa estibadora así lo decide. Todo el año salvo tres días, el 1 y el 6 de enero, y el 25 de diciembre, casi como la tradición de la prensa española, que también cierra tres días al año.

La tecnología también ha cambiado el modo de trabajo en las terminales. "Yo digo que en APM Terminals la tecnología está al servicio del trabajador y de la propia terminal para alcanzar rendimientos importantes y en TTI hay que adaptarse a lo que el sistema dicte", contó el mismo estibador.