Medio Ambiente

El Puerto de Algeciras aplicará las máximas garantías ambientales para el dragado del Mar de Isidro

La zona donde se ubica el Mar de Isidro, vista desde el Parque del Centenario de Algeciras.

La zona donde se ubica el Mar de Isidro, vista desde el Parque del Centenario de Algeciras. / Erasmo Fenoy

La Autoridad Portuaria avanza en la tramitación del dragado de las crestas de los arrecifes del Mar de Isidro, un proyecto con el que pretende aumentar en tres metros y medio el calado de la zona para mejorar la seguridad de los grandes buques que operan en las terminales de contenedores del Puerto de Algeciras

La iniciativa, en una fase burocrática muy inicial, se plantea con una batería de medidas ambientales para mitigar el impacto de la retirada mecánica del lecho marino en la zona, situada al sur de Isla Verde Exterior. Entre ellas, el traslado de las comunidades betónicas (algas, pequeños corales y caracolas) hacia zonas aledañas además de una vigilancia continua sobre el trasiego de tortugas y cetáceos.

El uso de materiales explosivos y voladuras en el dragado está totalmente descartado, pese a las denuncias ecologistas en ese sentido. El Puerto prevé recurrir a medios mecánicos aún comportando un coste más elevado, del orden de los 2 millones de euros, y mayor tiempo de ejecución. Así consta en el documento de inicio del proyecto -elaborado por la consultora Tecnoambiente- que aporta la información ambiental necesaria para los trámites  ambientales. 

La administración del Puerto planifica el dragado desde el año 2017, si bien la iniciativa trascendió públicamente a principios de 2020 cosechando una contestación social por parte de colectivos ecologistas y vecinales, recelosos por el impacto, que a día de hoy se mantiene. 

La Autoridad Portuaria ha optado por someter el dragado a un procedimiento de evaluación de impacto ambiental para dar mayor garantías. Aunque desde la administración de la dársena se considera que no resulta obligatorio por estar la zona de actuación fuera de los límites (aunque colindante) con alguna de las tres figuras de protección que rigen en el entorno: el Parque Natural del Estrecho, la Red Natura 2000 y la Zona de Especial Conservación (CEC).

El difícil acceso a Isla Verde Exterior

La utilización de la bocana Sur de la dársena de Isla Verde Exterior, donde se ubica la terminal de TTI Algeciras, se encuentra muy condicionada por la reducción de calado en el bajo o Mar de Isidro, objeto de informes de la Corporación de Prácticos y de la Capitanía Marítima que exponen la necesidad de aumentarlo para reducir el riesgo de encalladuras.

Las nuevas series de megabuques que escalan a diario en Algeciras requieren calados mínimos de 17 metros, mientras que en zonas del Mar de Isidro las cotas son de 16 metros bajo el nivel del mar y, además, están dentro del ámbito del canal de entrada y salida a la dársena en su extremo Sur.

"Este bajo está señalizado, pero su posición y su calado limitante condicionan la explotación de las infraestructuras de Isla Verde Exterior ya que impone unas trayectorias de radios reducidos para los buques. Pero además de condicionarla, supone un riesgo altísimo ya que un fallo en dichas trayectorias supondría que el fondo del casco de estos buques impactase contra las capas subverticales de roca", subraya el estudio.

Para atajarlo, el dragado se plantea sobre una superficie de 2,3 hectáreas de las que se prevén extraer unos 29.400 metros cúbicos de material, principalmente rocas. El material rocoso de mayor tamaño se reubicarían en zonas aledañas de mayor profundidad, mientras que el material más granulado se depositaría en una fosa en el interior de la zona norte del dique exento, un área de escaso valor ecológico.

El Mar de Isidro, zonas de reubicación del dragado y áreas protegidas colindantes. El Mar de Isidro, zonas de reubicación del dragado y áreas protegidas colindantes.

El Mar de Isidro, zonas de reubicación del dragado y áreas protegidas colindantes.

El dragado proyectado utilizaría equipos de excavación mecánica, pontona de patas tipo dipper, con una excavadora de gran potencia dotada de herramientas especiales para el arranque de las rocas y cuchara para la carga en gánguiles. "Esta técnica permite un dragado selectivo de las estructuras geológicas que superan la cota de diseño deseable, evitando un dragado indiscriminado de un área mayor de la necesaria", resumen los técnicos. 

Medidas correctoras

El documento de inicio del proyecto establece, tras un prolijo análisis del entorno ambiental, social y económico del Puerto, las primeras medidas para mitigar el impacto medioambiental de la actuación, sin menoscabo de otras que se puedan determinar en posteriores trámites del proceso. 

Vista aérea de Isla Verde Exterior y el dique exento. Vista aérea de Isla Verde Exterior y el dique exento.

Vista aérea de Isla Verde Exterior y el dique exento. / Jorge del Águila

Para preservar la calidad de las aguas, el estudio plantea la paralización del dragado cuando se supere un determinado umbral de sólidos en suspensión. Además, en el entorno deberán estar preparadas barreras anticontaminación.

En cuanto a la avifauna, el dragado se evitará en primavera y también se prestará especial atención al vertido de basuras que puedan atraer a ejemplares a la zona de trabajo.

Las principales medidas correctoras se plantean para las comunidades bentónicas (fondo marino) con una búsqueda de ejemplares de Astoides calycularis, Charonia lampas y Pinna rudis en la zona de actuación para proceder a su traslado. Las caracolas serán inmediatamente liberadas en una zona rocosa de la misma profundidad dentro del ZEC Estrecho. Los ejemplares de Pinna rudis serán reubicados en una zona donde ya se desarrolló una exitosa experiencia piloto entre los años 2015 y 2017 mientras que para el Astroides calycularis se propone el traslado de los individuos presentes a zonas aledañas con presencia de ejemplares de esta especie.

A su vez, cuando las labores de dragado se efectúen cerca del ZEC Estrecho, se supervisarán y controlará la dirección de la marea vaciante para evitar la turbidez del agua. 

Para preservar las comunidades pelágicas (tortugas y mamíferos marinos), el dragado se efectuará con un control sobre el trasiego de estas especies y se detendrán cuando haya cetáceos alimentándose en la zona. 

Las maniobras alternativas, inviables

El estudio de Tecnoambiente también aborda la posibilidad de reconducir los flujos de entrada y salida de los megabuques en Isla Verde Exterior como una alternativa al dragado que, a la vista de los datos, resulta desaconsejable. 

Los técnicos destacan que la estrategia de acceso más habitual es la entrada directa por el norte (92% de los grandes buques). Dado que no es posible revirar en la dársena, por su insuficiente anchura (400 metros), y considerando la configuración de la dársena (dique exento), la maniobra natural y más segura sería la salida directa por el sur. "Sin embargo, solo el 51% de las salidas siguen esta estrategia ya que existen riesgos de colisión por encima de los admisible para todos los buques de eslora superior a 300 metros. Esta maniobra ha sido valorada negativamente por Prácticos y Capitanía Marítima en diversos informes", abunda el estudio.

La salida por la bocana sur presenta limitaciones por el bajo del Mar de Isidro que, prosiguen los técnicos, "solo puede subsanarse con el dragado aumentando la profundidad y anchura navegable".

Trayectoria real de buques en la entrada y salida de Isla Verde. En el recuadro, el Mar de Isidro. Trayectoria real de buques en la entrada y salida de Isla Verde. En el recuadro, el Mar de Isidro.

Trayectoria real de buques en la entrada y salida de Isla Verde. En el recuadro, el Mar de Isidro.

La otra opción para la salida de los buques sería por el norte con un reviro en el exterior que se emplea en 49% de los casos, generalmente cuando se utiliza el primer atraque de TTI Algeciras. "Es necesario realizar un trayecto hacia atrás para salir de la dársena. El barco requiere una amplia formación de remolque para asegurar el control, lo que aumenta la probabilidad de fallo, rotura de cabos, mala coordinación de remolcadores o mal entendimiento de órdenes", destacan. Esta maniobra es más lenta, aumenta las interferencias con otros buques y está más condicionada por los vientos que pueden provocar el abatimiento hacia los otros buques atracados en la terminal o hacia el dique exento. Y sería aún más compleja en caso de ocupación de la Fase B de Isla Verde, dado que la distancia a recorrer sería más larga.

Los técnicos valoran que el dragado del Mar de Isidro evitaría los riesgos de las maniobras actuales y reduciría las necesidades de remolque, consumos, emisiones de dióxido de carbono y riesgos de accidentes y vertidos al medio marino así como para la seguridad de las tripulaciones. 

Una tramitación compleja

El proceso administrativo para el dragado del Mar de Isidro se encuentra en una fase inicial, dado que en agosto de 2023 concluyó la redacción del documento de inicio del proyecto donde se efectúa la primera aproximación a la materia y sus efectos en el entorno natural, social y económico. Este documento fue remitido a Puertos del Estado en septiembre, que a su vez lo trasladó al Ministerio para la Transición Ecológica en octubre abriendo un trámite de consultas públicas para las administraciones, organizaciones y particulares que concluyó en la primera quincena de enero.

Ahora, el próximo trámite pasa por la elaboración, en este caso por parte del Ministerio para la Transición Ecológica, del documento de alcance de la evaluación de impacto ambiental. Con este documento, la APBA elaborará un primer borrador del estudio de impacto ambiental que deberá someterse tanto a información pública como, de nuevo, a consultas.

Con las alegaciones, la APBA iniciará entonces la evaluación de impacto ambiental con el preceptivo proyecto técnico, estudio de impacto ambiental y resultado de la información pública y consultas. Este expediente completo será enviado al Ministerio de Transición Ecológica para que realice el pertinente análisis técnico y formule la declaración de impacto ambiental que permita autorizar (o no) el dragado. Un complejo proceso que puede dilatarse aún durante algo más de dos años

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