La Universidad de Sevilla encuentra en el alga invasora del Estrecho potencial para la industria farmacéutica, energética y alimentaria

El equipo de trabajo liderado por el catedrático José Carlos García-Gómez investiga el uso de crustáceos e insectos para compostar la biomasa y reducir la toxicidad de la 'Rugulopteryx okamurae', paso fundamental para su aplicación práctica

La Junta de Andalucía sienta las bases para el uso comercial del alga invasora para abono o compost

José Carlos García Gómez presenta los resultados del estudio, este jueves.
José Carlos García Gómez presenta los resultados del estudio, este jueves. / Manu Romero

El alga invasora Rugulopteryx okamurae tiene un fuerte potencial como base para la producción sostenible de energía y como biofertilizante. También atesora sustancias naturales de interés farmacológico y biomédico, así como para el ámbito de la alimentación. Pero para poder aprovechar todo ese torrente de propiedades resulta necesario tratar la biomasa mediante un proceso previo de compostaje.

La Universidad de Sevilla, con el apoyo de Red Eléctrica, investiga desde 2019 sobre esta especie de origen asiático que colonizó las aguas del Estrecho en 2015 y que, una década después, ya ha sido localizada en el Cantábrico e Italia. Ahora, el grupo de investigación ha logrado sentar las bases para el despliegue potencial de granjas de compostaje que usen especies de invertebrados (crustáceos e insectos) para procesar y aprovechar el alga. Y, a su vez, paliar con ese uso basado en la economía circular los graves daños que al ecosistema marino del Estrecho y su actividad económica.

La presentación del estudio ha tenido lugar este jueves en La Línea en el marco de una jornada ambiental liderada por el director del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, el catedrático José Carlos García-Gómez, y el investigador de su equipo, Enrique Ostalé. En la presentación también han participado el delegado de Redeia en Andalucía, Jorge Jiménez, y el alcalde de La Línea, Juan Franco.

"A los arribazones que hay en las playas y que salen por toneladas hay que buscarle una solución lo antes posible para que no le cueste a los Ayuntamientos tener que limpiar continuamente. Y además, sin darse cuenta, muchas veces provocan un impacto colateral importante ya que cuando entran las excavadoras se llevan la arena", ha apuntado Gómez.

El mar, aliado frente al alga

El estudio de la Universidad de Sevilla evaluó por primera vez el impacto de esta especie en el Estrecho, evidenciando un daño significativo sobre la comunidad bentónica (organismos que viven en los fondos) residente tras su asentamiento.

Tras esta primera fase, que dio lugar a avances en el conocimiento de la ecología de la especie, en 2022 comenzó la segunda fase que abordó su estudio como residuo dado el enorme volumen de biomasa que se deposita anualmente en las playas, lo que impide su tratamiento previo. Bajo esta premisa, los científicos han propuesto, en colaboración con la Universidad de Extremadura, posibles soluciones como la de su compostaje mediante crustáceos e insectos, como cucarachas del género Eublaberus y la mosca soldado negra. Este compostaje permite reducir la toxicidad de las algas cuando se mezclan con residuos orgánicos y producen un biocompost de calidad aceptable y cierta salinidad.

Además, el uso de la cucaracha Eublaberus como elemento compostador se perfila como una alternativa viable a escala industrial, favoreciendo no solo la reducción de residuos, sino también la producción de fertilizantes orgánicos más económicos.

Dos excavadoras recogen el alga de la playa de Los Lances, en Tarifa.
Dos excavadoras recogen el alga de la playa de Los Lances, en Tarifa. / Erasmo Fenoy

En el marco del estudio, el blatticompostaje y la digestión anaeróbica emergen como métodos complementarios, donde el pretratamiento mecánico y térmico de las algas mejora significativamente el rendimiento en la producción de metano y biofertilizantes. Por otro lado, los crustáceos isópodos terrestres, como Porcellio laevis, presentan un enfoque novedoso y prometedor, gracias a su capacidad de consumir rápidamente grandes cantidades de biomasa, reproducirse con facilidad y acumular metales pesados, aunque el estudio concreta que se requiere futura investigación para optimizar su uso.

También hay avances en las investigaciones orientadas a la producción de biogás (en colaboración con un proyecto I+D+i liderado por el doctor Rafael Borja, del CSIC) y a la obtención de compuestos de potencial interés para generar nuevos ingredientes funcionales y bioactivos para las industrias alimentaria, nutracéutica, cosmética y farmacéutica, en este caso en colaboración con un proyecto liderado por la doctora Carmen Claro, de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla.

Apoyo de Red Eléctrica

El apoyo de Red Eléctrica a esta investigación responde "al compromiso de la compañía con el medio marino, la biodiversidad y la ciencia, así como a su apoyo al sector pesquero y al territorio", según la entidad. El estudio se originó en el marco de los trabajos de Red Eléctrica para el proyecto de la interconexión eléctrica submarina de la Península con Ceuta, un proyecto estratégico para la ciudad autónoma y que Red Eléctrica sitúa como "clave" para la descarbonización del Estrecho.

El respaldo a esta investigación es parte de la Estrategia de Impacto Integral de Redeia, que busca un impacto positivo en el territorio con proyectos ambientales y sociales y que desde 2022 ha impulsado 240 iniciativas. De ellas forma parte el acuerdo con la Organización de Productores Pesqueros Artesanales de la Lonja de Conil (OPP72) para acometer mejoras productivas, de competitividad y de ahorro energético en el Puerto de La Atunara.

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