La plataforma petrolífera.
La plataforma petrolífera. / A. V.
P. D.

16 de enero 2024 - 17:29

La imagen de una plataforma petrolífera escorada frente a la costa de La Línea y Gibraltar llamó la atención este lunes a muchos ciudadanos de la comarca que dirigieron su mirada al Estrecho con curiosidad cuando apareció la enorme masa de hierros en el horizonte.

Muchos se preguntaban qué había ocurrido, si se trataba de algún accidente marítimo y, sobre todo, por qué había aparecido aquello allí.

La respuesta la ha dado El Faro de Ceuta citando fuentes de la autoridad portuaria ceutí. Es una plataforma petrolífera que va camino de Turquía procedente del océano Atlántico y lo hace remolcada por el MSC Dragon, un buque con bandera de Liberia y 20 años de antigüedad cuya capacidad de carga supera las 4.000 toneladas.

La plataforma semisumergibles son estructuras que flotan y permanecen fijadas en su emplazamiento mediante anclas, o incluso pueden ser desplazadas. Son empleadas en la perforación a profundidad mayor de 100 metros utilizando conexiones submarinas. En esta ocasión, la que se vio desde La Línea y Gibraltar iba impulsada por un barco de 16 metros de calado, 81 de eslora y 20 de manga.

Su rumbo al este terminará en Aliağa, una ciudad turca en la costa del Egeo que tiene una refinería de petróleo, varias empresas de desmantelamiento de buques y el turismo como sus principales pilares económicos. Allí será desguazada.

Mientras los parques eólicos, una fuente de energía más ecológica, comienzan a poblar las aguas, las plataformas dedicadas a la extracción de petróleo y gas, que ayudaron a impulsar la economía de Europa durante 40 años, se enfrentan a un irremediable final en los desguaces.

En virtud de un protocolo suscrito por 15 naciones -la Convención para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico Nordeste, conocida como OSPAR-, las plataformas en altamar no pueden ser dejadas a su suerte, a que se oxiden y caigan en pedazos, ya que corren el riesgo de dañar los frágiles ecosistemas marinos.

La Convención OSPAR, que entró en vigor en marzo de 1998, exige que la superestructura masiva de una plataforma sea eliminada de alguna manera y retornada a la costa para su reciclaje.

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