Arranca en La Línea la histórica grabación de los cuartetos de Muñoz Molleda, ocultos durante décadas

Cuatro jóvenes intérpretes rescatan dos joyas camerísticas del maestro linense, en un proyecto destinado a devolver su legado al lugar que merece: los grandes conjuntos internacionales

Una investigación rescata el legado perdido del músico linense José Muñoz Molleda, el sucesor de Falla y Turina

Fotos de la presentación del Proyecto Muñoz Molleda en La Línea

Ignacio Ábalos, Claudia Gallardo, Israel Ruiz y Javier López Escalona (de izq. a dcha.) en la presentación del Proyecto Muñoz Molleda en La Línea, el pasado viernes.
Ignacio Ábalos, Claudia Gallardo, Israel Ruiz y Javier López Escalona (de izq. a dcha.) en la presentación del Proyecto Muñoz Molleda en La Línea, el pasado viernes. / Manu Romero

La Línea de la Concepción amanece estos días con un aire de acontecimiento. Bendecidos por la Inmaculada, patrona de la ciudad, cuatro jóvenes músicos han convertido una sala del Palacio de Congresos en un santuario sonoro: allí, entre el 5 y el 8 de diciembre, están resucitando la música que José Muñoz Molleda escribió hace casi un siglo y que permanecía, literalmente, guardada en cajones familiares.

De aquellos cajones —primero en el Conservatorio linense, después en una vivienda de Campamento, entre San Roque y La Línea— han salido dos cuartetos de cuerda que nunca habían sido grabados íntegros. Dos obras que representan al mismo compositor en dos momentos vitales opuestos: el Cuarteto nº 1 en Fa menor (1934), escrito cuando era pensionado en Roma, y el Cuarteto nº 2 en Sol menor (1952), fruto de un estilo maduro, propio, construido tras años de viajes, estudios y reconocimientos.

Una sala convertida en laboratorio sonoro

Los encargados de esta resurrección musical son Javier López Escalona (violonchelo, natural de San Roque), Ignacio Ábalos (violín, linense), Claudia Gallardo (violín, barreña) e Israel Ruiz (viola, granadino). Jóvenes, sí, pero con un compromiso casi arqueológico: rescatar una parte esencial de la historia musical del Campo de Gibraltar y de Andalucía.

“Lo primero, agradecer al Ayuntamiento de La Línea —explica López Escalona minutos antes de abrir la funda del violonchelo—. Grabamos en un espacio con una acústica extraordinaria, y eso va a marcar la diferencia. Al final, los cuartetos son las piezas de cámara más importantes para un compositor, y Muñoz Molleda solo escribió dos. Merecen ser rescatados”.

"Reclamamos nuestra propia música: la española y, particularmente, la andaluza", defiende Javier López Escalona

Para él, este proyecto es una restitución histórica: “Reclamamos nuestra propia música. La española. La andaluza. Hasta que uno no la toca, no conoce realmente su valor. En papel es solo papel. Y esta grabación hará que la gente del Campo de Gibraltar, de Andalucía y, ojalá, de España descubra que Muñoz Molleda tenía muchísimo que decir”.

Luego, ya en un aparte —afinaciones tensas, las sillas listas, las estacas de los atriles ajustadas— confiesa con humor la parte menos romántica de la empresa: “Vamos a pasar el fin de semana grabando hasta que nos duelan los dedos y las muñecas para que quede perfecto. Menos mal que en el Palacio de Congresos no hace frío: si no, las articulaciones se entumecen. La dificultad de un cuarteto es la conjunción perfecta, ese engranaje casi respirado”.

López Escalona y Ábalos durante la rueda de prensa en el Palacio de Congresos de La Línea.
López Escalona y Ábalos durante la rueda de prensa en el Palacio de Congresos de La Línea. / Manu Romero

La emoción de tocar en casa

Para Ignacio Ábalos, linense, director de orquesta y violinista, grabar estas obras precisamente en La Línea tiene una carga emocional evidente: “Para mí es importantísimo hacerlo aquí. Le da al proyecto el carácter que merece. El primer cuarteto, de 1934, es el de un joven pensionado en Roma, alumno de Respighi; el segundo, de 1952, es el de un creador pleno. Confiamos en que pronto formen parte del repertorio de los grandes cuartetos internacionales”.

"Estos cuartetos merecen formar parte del repertorio de los grandes conjuntos internacionales", asegura Ignacio Ábalos

A su lado, Gallardo y Ruiz ajustan arcos y respiraciones. López Escalona, más práctico, despliega la partitura en una tablet para evitar los problemas de luz. Los otros buscan desesperadamente una lámpara: el papel tiene su romanticismo, sí, pero no perdona la penumbra.

Antes de encerrarse a grabar, los cuatro intérpretes decidieron ofrecer un pequeño regalo a las escasas personas que habían sido invitadas al inicio de la sesión: un fragmento del segundo movimiento del Cuarteto nº 2. Un adagio lento, lírico, hermoso. Música tocada “en clave de poesía”, como reconoció Ábalos. Los armónicos flotaban en el aire, la técnica compositiva se mostraba con una claridad admirable y, en medio de la elegancia constructiva, aparecía ese toque andaluz que nunca abandonó a Muñoz Molleda: una acentuación, un gesto melódico, un aroma de tierra.

Interpretación de una de las piezas musicales de Muñoz Molleda en La Línea.

El Cuarteto nº 1 acompañó al joven Muñoz Molleda en sus años en Italia, donde ganó las oposiciones al Gran Premio de Roma en 1934 y donde recibió el consejo y la guía de Ottorino Respighi, uno de los gigantes de la música italiana. La obra, estrenada allí, obtuvo el premio de la prestigiosa Academia de Santa Cecilia.

Después llegaron Francia, Alemania, Holanda, y el regreso a España en 1940, donde desplegó un talento inmenso en música orquestal, instrumental, de cámara y hasta cinematográfica.

Pero su obra, por azares y silencios, desapareció. No hubo grabaciones. No hubo difusión. Todo quedó en cajones. Hasta ahora.

Un proyecto para devolverlo al mundo

Esta grabación forma parte de la primera fase de un ambicioso proyecto impulsado por el Instituto de Estudios Campogibraltareños (IECG), con apoyo del Ayuntamiento de La Línea y la Diputación de Cádiz. Además de registrar toda su música de cámara, incluirá un documental, un monográfico y un ciclo de conciertos didácticos por conservatorios de la provincia.

La obra completa verá la luz en 2026, coincidiendo con el 120 aniversario del nacimiento del compositor.

López Escalona lo resume así: “En España, a diferencia de Alemania, no conocemos ni valoramos al compositor de nuestro pueblo más pequeño. Este proyecto quiere cambiar eso”.

En la sala, la grabación continúa

Cuando termina el breve descanso, los músicos regresan a sus posiciones. López Escalona vuelve a su tablet. Los demás siguen buscando una lámpara. La luz de diciembre cae. La sala respira.

Un acorde, un gesto de arco, una mirada entre ellos y la música vuelve a sonar. Allí los dejamos. Allí siguen. Devolviendo al mundo la voz de un compositor que nunca debió quedar en silencio.

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