ENCICLOPEDIA DE LA LÍNEA

Barriadas de La Línea: La Atunara (V)

  • La Atunara era famosa por su flotilla pesquera de bajura, por su rica fauna marina y sus sabrosas sardinas al espeto

  • Las calles empezaron a dejar de ser de arena para convertirse en vías asfaltadas

Descarga de pesca en el Puerto de La Atunara.

Descarga de pesca en el Puerto de La Atunara. / Erasmo Fenoy

La Atunara, como ya hemos comentado, está situada al nordeste de La Línea, tan sólo a tres kilómetros de Torre Carbonera o Punta Carbonera, línea divisoria de su término municipal. Está asentada en un arenal de la playa de levante, donde crecen las tunas, juncos, pitas y cañaverales y, donde desde hace siglos, se encuentra la típica barriada de pescadores.

El primer foco vecinal que contempla la historia moderna se produce en torno al fuerte de La Tunara, construido junto a la denominada Línea de Contravalación o Línea de Gibraltar en el año 1735 y destruido por los ingleses, con la autorización de las autoridades españolas, el día 18 de febrero de 1810, junto a los Fuertes de San Felipe y Santa Bárbara, ante el temor de que las tropas napoleónicas tomaran Gibraltar, apoyándose en estos fuertes.

A partir de ahí, se crea el barrio pesquero que, poco a poco, va siendo dotado de mejoras sobre las que se cimienta su crecimiento. No es necesario repetir que La Atunara era famosa por su flotilla pesquera de bajura, por su rica fauna marina, que se capturaba y aún se captura, en sus costas, así como por sus sabrosas sardinas al espeto y sus antiguas fábricas de pescado, que como consecuencia de la crisis económica, han desaparecido del barrio.

También son célebres los continuos temporales de levante que, muchos días en invierno, retienen las embarcaciones pesqueras varadas en la playa antiguamente y hoy amarradas al puerto. Durante muchos años, los pescadores reivindicaron con urgencia la creación de un puerto pesquero para sus barcos, lonja para las subastas del pescado, fábrica de hielo para su conservación, almacén de aprovisionamiento de pertrechos de pesca, cobertizo para los utensilios y viviendas adecuadas para los pescadores. Hace unos años, como no se disponía de refugio o instalaciones adecuadas, las embarcaciones habían de ser llevadas por el propio esfuerzo de sus tripulantes, a veces auxiliados por yuntas de bueyes o del torno, al interior de las playas para su seguridad, ya que los temporales sometían a tales embarcaciones a un continuo riesgo.

Hasta hace poco tiempo, los caminos de La Atunara eran vías pecuarias de arena, donde el tránsito de peatones, caballerías y carruajes resultaba imposible en los meses de invierno. En julio de 1912, ante el crecimiento de población del barrio, comenzó a redactarse el proyecto de un camino vecinal que enlazara La Atunara con San Bernardo. Toda esta zona se encontraba casi siempre incomunicada por la cantidad de arena que se acumulaba por los temporales de levante. Así, poco a poco, debido a las paralizaciones, se terminó de construir lo que luego se llamaría Avenida Menéndez Pelayo.

Las calles empezaron a dejar de ser de arena para convertirse en vías asfaltadas. Llegó el alcantarillado, el agua y la luz eléctrica. Las barracas y chabolas empezaron a desaparecer para dar paso a viviendas de una o dos plantas de mampostería y tejas y a viviendas destinadas exclusivamente a los pescadores y sus familias. Afortunadamente, la barriada cuenta hoy con una excelente autovía con accesos cómodos para sus viviendas y sus rincones.

Una calle de La Atunara. Una calle de La Atunara.

Una calle de La Atunara. / Jorge del Águila

La Atunara fue tomando cuerpo como es hoy, es decir, con calles estrechas y desordenadas, pero que proporcionan un tipismo que en nada tiene que ver con el resto de la ciudad. Todavía es corriente observar en las tardes de verano a familias enteras sentadas a la puerta de sus casas, charlando amigablemente y consiguiendo que el barrio mantenga su especial atractivo.

La carretera de El Higuerón constituye uno de los logros más necesarios para el acceso de la ciudad, conforme se viene de Málaga o de la Costa del Sol. Por eso, el Burgo Turístico, Santa Margarita y la mejor zona de playas se han situado allí como el futuro residencial más prometedor de La Línea.

Puerto de La Atunara

En los últimos años, se ha dotado a La Atunara de un puerto pesquero y deportivo, para refugio de sus barcos y unos servicios complementarios a todo tipo de flota, como: cuarto de armadores, oficina del puerto, aseos, fábrica de hielo, varadero, aparcamientos, marina seca, estación de suministro de combustible y lonja. Tiene un calado en bocana de tres metros y dispone de un muelle de más de cuatrocientos metros.

El puerto es utilizado por unas 80 embarcaciones que practican, fundamentalmente, la pesca artesanal en las aguas cercanas, una actividad en la que son representativas las capturas de corruco y melva, que se destinan a las empresas conserveras de la zona. Posee también más de 150 atraques para embarcaciones deportivas, de entre 8 y 18 metros de eslora, aspiración tradicional del Club Marítimo de Levante, que se ha visto hecha realidad. El Puerto de la Atunara es gestionado directamente por la Empresa Pública de Puertos de Andalucía (EPPA).

Corruco y melva, dos de las especies pesqueras más típicas de las aguas linenses

Antiguamente, el pescado era clasificado y colocado en cajas de madera o en cestos de mimbres y transportado por los vendedores ambulantes en carros, burros o como una mochila, que vendían su mercancía por la calles de La Línea. Hoy casi ha desaparecido este tipo de vendedor de pescado.

Otra de las actividades, desde muy antiguo, derivadas de la pesca, es la venta de volaores secos en la calles de La Atunara. Es un tipo de pescado que se deja secar al sol y luego son vendidos en puestos callejeros. Ha habido gran polémica con este tema, porque las autoridades alegan que no están aseguradas todas las medidas higiénicas que son necesarias. Muy diversas y abundantes son las especies marinas en estas costas, además de los citados corrucos y melva, que merecen citarse: el boquerón, la sardina, jurel, besugo, voraz, pargo, pulpo y varias especies de almejas.

El atún y otras especies afines, que se venían pescando por el tradicional sistema de almadrabas, han dejado de pescarse de tal manera. Actualmente, el sector pesquero atraviesa por una gran crisis con tendencia a la baja de la actividad, siendo necesaria una reestructuración a fondo de la flota, que cuenta con embarcaciones pequeñas y antiguas, presentando un alto grado de envejecimiento y un bajo índice tecnológico.

Desde principios de 2007, está instalada la primera batea de mejillones en el litoral del levante linense, en la zona denominada Zona del Puerto de Atunara 2. La batea se encuentra con cuerdas de mejillón de desdoble y al final de dicho año se extrajo la primera producción. La empresa Pescados y Mariscos Mar de La Línea, S. L., Grupo Conservas Ubago dispone de una lámina de agua de una extensión de 876.752 metros cuadrados para el cultivo marino, que ocupan con más de diez bateas, una crianza del mejillón totalmente ecológica y natural. Desgraciadamente, en los últimos años y debido principalmente a la contaminación de las aguas de esa zona, el cultivo del mejillón ha desaparecido.

Miguel del Manzano falleció el viernes 23 de julio, pero dejó listo para su publicación el capítulo sobre la barriada de La Atunara de su Enciclopedia de La Línea.

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