Calor humano en la fría noche
Voluntarios de Cáritas ponen en marcha una campaña para ofrecer a los 'sin techo' café, comida, mantas y ropa · La asociación está realizando además un perfil y un censo de los indigentes
El Hogar Betania y voluntarios de Cáritas han puesto en marcha en la ciudad la campaña Calor y café, destinada a paliar la grave situación de desamparo que sufren los indigentes, sobre todo durante el invierno. La situación de estas personas es crítica y además no hay un lugar en la ciudad al que puedan recurrir para dormir bajo techo, por eso Cáritas decidió llevar a cabo esta campaña, que comenzó hace tres semanas y que se está realizando ya en otras ciudades.
"Estamos en los prolegómenos, adquiriendo experiencia sobre cómo hay que abordar a la gente y viendo el mejor horario para estar con ellos", explica uno de los voluntarios del programa, los cuales han preferido permanecer en el anonimato. De momento salen a las nueve de la noche desde el Hogar Betania y recorren la ciudad hasta medianoche, visitando a los indigentes que ya conocen y tratando de localizar al mayor número posible. Las salidas sirven para "ver las necesidades que tienen. La principal es una cama pero eso ahora mismo es inviable, no tenemos medios y además es competencia de las administraciones".
De momento, entre ocho y diez voluntarios salen cada miércoles, día escogido, a repartir calor humano entre las personas sin hogar pero Cáritas espera que se sumen más personas a este proyecto porque entonces "podremos hacer equipos, dividir la ciudad en sectores, hacer el recorrido en menos tiempo y llegar a más gente", apuntó uno de los participantes.
Los voluntarios les llevan café, mantas, ropa, caldo caliente pero "lo más importante es que les damos información sobre las asociaciones y centros que les pueden ayudar para intentar salir de la calle".
Desde Cáritas explican que son "los voluntarios, que ponen su tiempo y su bolsillo, los que sufragan esta campaña", que está sirviendo para realizar un censo de las personas que malviven en la calle. Han localizado a una docena de personas pero "sabemos que son más, de hecho todavía no hemos acudido a las casas abandonadas, donde están de okupas porque es más difícil acceder a ellos".
Para conocer de cerca el desarrollo de la campaña este medio acompañó a los voluntarios el pasado miércoles. Nos explicaron que las personas que se encuentran en esta situación, el 80% hombres, tienen un problema de salud mental o adicciones de diverso tipo en la mayoría de los casos, aunque también se han encontrado personas que con la crisis se han visto abocadas a vivir en la calle.
Antonio es la primera persona que nos encontramos durmiendo en la calle, en la barriada de Santiago, junto a un carro de la compra en el que guarda sus pertenencias. Tiene un problema de salud mental y por eso "poco más podemos hacer más allá de darle un café y algo de comer", aunque la campaña "sirve para dignificarlos, hacer que se sientan reconocidos porque son invisibles para la sociedad", nos cuentan desde Cáritas.
A Manuel y Daniel los encontramos durmiendo en el búnker que hay cerca del centro. Los voluntarios explican que antes dormían en Los Junquillos, junto con otro sin techo más, para protegerse unos a otros porque a uno de ellos le habían dado una paliza. Manuel no habla pero Daniel decide abrirse y contar su historia. Es la tercera vez que tiene contacto con los voluntarios de Cáritas y ha dejado atrás la desconfianza. Una ruptura familiar fue el origen de su situación actual. Su mujer decidió abandonarlo, perdió la custodia de su hija, a la que no ve desde hace dos años, y comenzó a beber. El alcohol se convirtió en una adicción que lo dejó sin trabajo y las facturas sin pagar hicieron el resto. Los voluntarios le ofrecen información sobre los centros de ayuda existentes pero no la acepta, todavía no quiere dar ese paso.
Leticia también es una de las personas a las que ofrecen café y algo de comer. Es francesa y también padece un problema de salud mental. Duerme en los soportales de una barriada cercana a la Verja, bajo el refugio de un paraguas, por su parte Juan, dicharachero y hablador, hace lo mismo en La Velada pero tiene más suerte, los vecinos se movilizaron e ingresará en un centro de salud mental.
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