Diplomacia

La visita del hijo menor de Isabel II a Gibraltar reaviva el malestar de España en pleno Brexit

Eduardo de Inglaterra, en Gibraltar en 2012.

Eduardo de Inglaterra, en Gibraltar en 2012. / Andrés Carrascow

Desde aquel viaje de Isabel II a Gibraltar en 1954, todas las visitas reales a la colonia británica han reavivado el conflicto con España. La que realizará dentro de menos de dos semanas junto a su esposa el príncipe Eduardo de Inglaterra, cuarto y último hijo de la reina, que ostenta el título de conde de Wessex, no iba a ser menos. La única diferencia es que la queja formal del Gobierno español se ha hecho esperar esta vez casi dos meses, envueltos como están los responsables políticos europeos y británicos en cerrar un tratado internacional que gobierne las relaciones del Peñón y la Unión Europea tras la salida de Reino Unido del club comunitario, el famoso Brexit al que se ha visto arrastrada la Roca. 

Según ha adelantado el medio especializado The Diplomat, el Gobierno de España ha trasladado su "malestar" a Reino Unido por la visita, que se producirá del 7 al 9 de junio con motivo de los actos del Jubileo por el 70 aniversario de la llegada al trono de la reina Isabel II.

El simple anuncio, a finales de enero de 1954, de que la reina Isabel II de Inglaterra iba a visitar la Roca motivó una enérgica queja del embajador español en Londres, Miguel Primo de Rivera, hermano de José Antonio y al que Franco había nombrado duque de Primo de Rivera. La protesta fue presentada ante Anthony Eden, secretario del Foreign Office, mediante una nota en la que se leía: "Esta visita puede causar un daño importante a las relaciones entre los dos países, dándose el agravante de que en el viaje de la soberana se han excluido lugares como Chipre y Guayana, por existir en ellos estados de opinión contrarios a la presencia británica". 

En agosto de 1981 comenzaron su luna de miel en Gibraltar el príncipe Carlos de Gales y Lady Diana Frances Spencer. El entonces rey de España, Juan Carlos I, intenta convencer a Isabel II de que no vengan. Ella le responde: "Se trata de mi hijo, de mi yate y de mi roca", según desveló años después Boris Johnson cuando todavía era alcalde de Londres.

Eduardo de Inglaterra, en Gibraltar en 2012. Eduardo de Inglaterra, en Gibraltar en 2012.

Eduardo de Inglaterra, en Gibraltar en 2012. / Paco Guerrero

La historia no se detiene, puesto que las visitas reales han sido constantes desde entonces, con el consiguiente enfado del Gobierno español que hubiera en ese momento. En 1993, por ejemplo, visitó el Peñón entre el 1 y el 3 de octubre el duque de York, tercer hijo de Isabel II (príncipe Andrés), y volvió a hacerlo menos de dos años después, los días 13 y 14 de julio de 1995. En 1996 fue el marido de la Reina, el Duque de Edimburgo, quien hizo una visita de trabajo los días 30 y 31 de mayo con motivo de los premios que llevan el nombre de su ducado. En 1998 visitaron el Peñón el duque de Kent, primo de la reina, los duques de Gloucester y la princesa Alexandra. En 2001 fue el príncipe Eduardo, aunque entonces no hubo queja formal puesto que el viaje no tuvo carácter político. Eduardo volvió en 2012 como parte de los actos de conmemoración de los 60 años de reinado de su madre. Antes, en 2004, había vuelto la Princesa Ana, por el 300 aniversario de la conquista británica y la firma del Tratado de Utrecht. En 2009 volvió para inaugurar una clínica militar que lleva su nombre, Princess Royal Medical Centre.

La queja

El Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, el lógico encargado de trasladar esta queja, no ha aclarado si la protesta la ha realizado con la forma de una nota verbal, como suele ser habitual en este tipo de casos, o mediante la convocatoria del embajador británico en Madrid, un gesto de una mayor carga simbólica.

"España considera que la visita no resulta oportuna, en el marco del proceso de negociación para un futuro Acuerdo UE-Reino Unido sobre Gibraltar y de los acuerdos bilaterales" entre los dos países necesarios para la aplicación de dicho acuerdo que, una vez cerrado, "definirá unas nuevas relaciones entre Gibraltar y la Unión Europea", han precisado las fuentes de Exteriores a Europa Press.

Cuando el pasado 31 de marzo se conoció que se produciría el viaje, el gobernador de Gibraltar, el vicealmirante Sir David Steel, la recibió con satisfacción: “La visita en el año del Jubileo de Platino de Su Majestad la reina sirve de recordatorio del vínculo inquebrantable entre el Reino Unido y Gibraltar. Estoy deseando recibir a Sus Altezas Reales. Serán muy bien recibidas”.

Fabian Picardo también destacó el anunció sobre los condes de Wessex: “La visita del conde y la condesa será un punto culminante para nosotros en el año del Jubileo de Platino de Su Majestad la Reina y será una oportunidad para que el Pueblo de Gibraltar demuestre una vez más su profundo e inquebrantable afecto por nuestra soberana y la familia real como encarnación de la soberanía británica de Gibraltar. Sé que todo el mundo esperará con ilusión la visita y que recibiremos al conde y a la condesa con los brazos abiertos, como sólo Gibraltar y los gibraltareños saben hacerlo”, afirmó.

Escenario

Este nuevo desencuentro llega cuando Londres y Bruselas están negociando un acuerdo que regulará las relaciones del Peñón con el bloque después del Brexit sobre la base del memorándum sellado por Reino Unido y España el 31 de diciembre de 2020 y que contempla la supresión de la Verja.

Aunque inicialmente se esperaba que el texto estuviera cerrado para finales de 2021, las partes se dieron luego de plazo hasta el primer trimestre de este año para cerrarlo, algo que no ha ocurrido hasta la fecha, aunque ambas partes lo consideran cercano.

De hecho, el pasado 13 de mayo, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, aseguró que las negociaciones "avanzan a buen ritmo" y que "hay textos concretos sobre la mesa". "Esperamos que comience la redacción pronto con soluciones concretas y jurídicas sobre los puntos importantes", indicó.

Días más tarde, el ministro principal, Fabian Picardo, se pronunció en el mismo sentido. "Estamos a un paso de un acuerdo histórico", subrayó. Según dijo, se está llegando "al punto de poder señalar soluciones jurídicamente seguras sobre las diferentes partes de cada uno de los aspectos más importantes". "Creo que ahora estamos cerca de poder empezar la redacción consolidada del tratado en las próximas semanas", apostilló.

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