El mayor portaviones británico abandona Gibraltar tras un despliegue “titánico” que marca un antes y un después en la OTAN

El HMS Prince of Wales pone rumbo al Reino Unido después de una escala estratégica que culmina ocho meses de maniobras globales y récords operativos en el Indo-Pacífico y el Mediterráneo

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El HMS Prince of Wales, el portaviones más grande y avanzado de la Royal Navy, pone rumbo al Reino Unido este miércoles tras finalizar su escala en Gibraltar.
El HMS Prince of Wales, el portaviones más grande y avanzado de la Royal Navy, pone rumbo al Reino Unido este miércoles tras finalizar su escala en Gibraltar. / HMS Prince of Wales

El HMS Prince of Wales, el portaviones más grande y tecnológicamente avanzado de la Royal Navy, ha zarpa­do este miércoles, 26 de noviembre, rumbo al Reino Unido tras completar su escala en Gibraltar. Desde el domingo, la imponente “ciudad flotante” permanecía amarrada al oeste del puerto, protegida por una zona de exclusión marítima de 200 metros y convertida en protagonista indiscutible de la Bahía de Algeciras. Junto a él partieron también la fragata HMS Richmond y el destructor HMS Dauntless, cerrando así un despliegue que la Marina británica no ha dudado en calificar de “titánico”.

La salida de Gibraltar marca la recta final del CSG25, un ambicioso operativo iniciado en junio que ha llevado al portaviones a completar un viaje global de ocho meses por el Indo-Pacífico y el Mediterráneo central. En ese recorrido, el Prince of Wales participó en maniobras de alto nivel, como la primera fase del ejercicio Falcon Strike, liderado por Italia. Más de un millar de militares y cerca de medio centenar de aeronaves de cinco países tomaron parte en estas operaciones, que incluyeron alrededor de 50 salidas de F-35: el mayor número jamás realizado desde un portaviones británico.

Bajo el mando del capitán Will Blackett, el Prince of Wales exhibió sus enormes capacidades: puede recorrer 500 millas al día, almacenar provisiones para 45 jornadas de navegación y operar con hasta 1.600 personas a bordo. Su cubierta de 70 metros, una de las mayores de Europa, permite acoger hasta 36 F-35B y varios helicópteros Merlin, convirtiéndolo en una plataforma de combate de enorme versatilidad y un activo estratégico para la OTAN.

La escala en Gibraltar también dejó claro el papel clave del Peñón como punto avanzado de operaciones. La base aérea local aportó un helicóptero Wildcat y un A400M al despliegue, mientras personal de la Royal Air Force visitaba el portaviones para fortalecer la coordinación con la Royal Navy. Una muestra más de la integración militar británica y de la importancia geoestratégica del territorio.

Tras esta parada operativa, el grupo de combate del Prince of Wales regresará a su base de Portsmouth escoltado por destructores, fragatas y buques logísticos. Durante su estancia, la silueta del gigante naval dominó la bahía algecireña, atrayendo miradas y recordando la capacidad de proyección del Reino Unido y sus aliados.

Tensión en el Atlántico Norte por el buque espía ruso Yantar

Mientras el Prince of Wales descansaba en Gibraltar, Londres y Dublín lidiaban con otro frente marino: la presencia del buque espía ruso Yantar al norte de Escocia. El Gobierno de Irlanda ha confirmado que sigue de cerca la posible entrada del navío en aguas irlandesas, una maniobra que analistas consideran una muestra más de la “guerra híbrida” del Kremlin.

La ministra irlandesa de Defensa, Helen McEntee —recién nombrada y también responsable de Exteriores— ha sido informada “en todo momento”, según su portavoz. Sin embargo, por seguridad, ha evitado ofrecer más detalles. El Yantar, conocido por su capacidad para interferir y mapear infraestructuras submarinas, podría estar rastreando vulnerabilidades en los cables críticos que conectan a los aliados occidentales.

“El objetivo es identificar puntos débiles y medir la coordinación entre Reino Unido e Irlanda”, explicó el analista militar Declan Power. Otro experto, el excomando Cathal Berry, advirtió de que Moscú podría estar poniendo a prueba a McEntee en sus primeras horas en el cargo.

El ministro de Defensa británico no suavizó el mensaje. Healey calificó de “peligrosas” las actividades del buque ruso y reveló que Londres desplegó una fragata de la Royal Navy y aviones de la RAF para seguir su trayectoria. Según dijo, el Yantar llegó incluso a apuntar con láseres a los pilotos británicos durante las operaciones de vigilancia.

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