"Me sorprende que la justicia española cuestione un proyecto como el Eastside de Gibraltar"
Entrevista | Darren McComb, empresario
Responsable de la construcción de los espigones que servirán de base para el complejo de lujo en la cara este del Peñón, en terrenos ganados al mar, insiste en que las obras no solo respetan el medioambiente, sino que mejorarán el entorno y regenerarán las playas de La Línea
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La entrevista se celebra a media mañana en una cafetería de la Caleta, la coqueta playa de Catalan Bay situada en la cara este del Peñón. Su nombre deriva del desembarco, en 1704, de 350 soldados catalanes como parte del contingente anglo-neerlandés que ocupó Gibraltar durante la Guerra de Sucesión en nombre del archiduque Carlos de Austria, frustrado pretendiente a la corona de España frente al Borbón Felipe de Anjou, quien reinó como Felipe V. El Tratado de Utrecht de 1713 puso fin al conflicto, cediendo la soberanía de Gibraltar a la corona británica. Pero el lío continuó, hasta nuestros días.
El penúltimo litigio entre España y Reino Unido viene a cuenta del Eastside Project, un controvertido mamotreto que se construye en una Zona de Especial Conservación (ZEC) del Estrecho Oriental y área protegida por la legislación europea, incluida en la Red Natura 2000, sobre las llamadas “aguas en litigio”: España y Reino Unido se atribuyen su soberanía. El complejo de lujo tendrá lo que todo ricachón buscaría en un paraíso fiscal como Gibraltar: un hotel exclusivo, 1.200 viviendas con vistas al mar, tiendas de marcas prohibitivas y un puerto deportivo para megayates. La oposición al plan, tanto dentro como fuera del Peñón, se ha hecho notar.
Darren McComb tiene su domicilio a un paso de las obras. La maquinaria pesada de gigantes camiones y excavadoras trabaja sin descanso, aportando piedras de escollera que se adentran en el agua como gigantes serpientes marinas, rotundas, para acotar un enorme espacio rectangular de cuatro hectáreas sobre el que, una vez relleno, se alzará la parte principal del Eastside Project, que consta de un total de trece.
A través de una de sus empresas -Macmillan- McComb es el contratista y hombre de confianza de Tuan Tran, un multimillonario vietnamita de 55 años vinculado al partido comunista de su país y propietario del holding TNG Global Fundation. Este empresario de éxito, amante de la cultura y la gastronomía española, compró el banco gibraltareño Jyske Bank, hoy renombrado como Trusted Novus Bank, que emplea como punta de lanza de su compañía en la colonia británica y en otros enclaves, como Malta. Muestra de su empeño y de sus propósitos fueron los 50 millones de libras (alrededor de 60 millones de euros) que en octubre de 2021 puso sobre la mesa de las autoridades llanitas para hacerse con el Eastside Project, iniciado a trompicones a comienzos del presente siglo pero que ahora avanza sin demora.
Pregunta.-¿Se cumplen los plazos previstos en las obras?
Respuesta.-Sí. Empezamos en mayo de 2024. La primera fase era importar la escollera para hacer los espigones, para proteger el espacio donde se construirán las viviendas y el hotel. Con los espigones empezamos a principios de este año. Los temporales de febrero y marzo no han ayudado mucho, pero ahora, con el tiempo bueno, seguiremos avanzando. El protocolo que nos exige Medioambiente es desecar el espacio delimitado por la escollera antes de echar el relleno. Eso nos perjudica un poco, pero son las condiciones para que no haya problemas.
P.-El material para los rellenos será la montaña de escombros y tierra procedentes, en su mayoría, de las obras del túnel bajo la pista del aeropuerto.
R.-Sí. Es un material que no está contaminado en absoluto, porque ya se ha hecho la analítica de la montaña entera y todo es inerte o no peligroso. No hay ni va a haber ningún impacto medioambiental. Políticamente, además, nos interesa hacer las cosas bien. Por ejemplo, antes de incluso echar la escollera al mar, hemos colocado unas cortinas anti turbidez para evitar que el ecosistema marino se vea afectado.
P.-¿Cómo son esas cortinas?
R.-Pues van desde la superficie hasta el fondo del mar a lo largo del perímetro de la obra que se está ejecutando. La cortina se va moviendo a medida que se va colocando la escollera. Están hechas de materiales especiales para impedir que nada se mueva fuera de la zona. Están flotando y, cuando viene temporal, hay que recogerlas.
P.-¿Qué presupuesto se ha ejecutado ya de la obra?
R.-Pues más o menos irá ya por encima de los 14 millones de libras (alrededor de 17 millones de euros).
P.-¿Y cuánto quedaría?
R.-Nos quedarían por ejecutar unos 150 millones de libras (180 millones de euros).
P.-¿Qué abarca ese presupuesto?
R.-El acabado de los tres espigones que delimitan la zona de relleno, el del norte, el del sur y el del este, y el relleno en sí mismo. El espigón del este, que es el que va por fuera, es el más importante porque va a protegernos del oleaje. El diseño se ha hecho para asegurarse de que están protegidas las playas, la Caleta, que es donde nos encontramos, y la de Levante, más cercana al aeropuerto. Hay que tener en cuenta que el proyecto va a beneficiar a las playas de La Línea también.
P.-No obstante, en La Línea está habiendo más acumulación de arena de la cuenta en la playa de Levante.
R.-Bueno, lo más curioso es que los ecologistas han sacado el tema como si fuera un impacto negativo, cuando es todo lo contrario. Sabemos que ecologistas de España han hecho estudios en las playas de levante, para ver si los rellenos tienen un impacto positivo o negativo, y la conclusión a la que han llegado es que las playas de levante, no solo las de Gibraltar, sino también las de La Línea, se han regenerado gracias al relleno y se seguirán regenerando. Antes había mucha profundidad a poca distancia de la orilla, te llegaba el agua al cuello, pero ahora se puede andar mucho más y hay más playa.
P.-Pero se ha alterado la dinámica del litoral.
R.-Para mejor. La preocupación que antes había con los inviernos de olas grandes del norte o noroeste, que son las peores, que se llevaban la arena de las playas, se ha reducido. Pasaba también en las playas de Gibraltar. En la Caleta, por ejemplo, antes de que se hiciera lo que se ha hecho, había inviernos en los que las olas pasaban por encima de las casas. Eso ya no sucederá más. Cuanto más salga hacia fuera el espigón, menos peligro tenemos de que las tormentas nos afecten.
P.-¿Qué estudios de impacto ambiental han realizado previos a la obra?
R.-Se ha hecho un estudio medioambiental por una empresa multinacional especialista.
P.-¿Cómo se llama esa empresa?
R.-Jacobs Engineering Group, que absorbió a la que inició el encargo y que antiguamente era Halcro. Esta empresa empezó a hacer los estudios en el 2003 o 2004. Cuando el nuevo promotor se quedó con el proyecto, siguió con ella porque tenía ya bastante información estudiada. Hizo un estudio independiente, que lo pagó el promotor, pero que es para el Gobierno medioambiental de Gibraltar. Ese estudio estipula todas las condiciones que se tienen que cumplir para asegurarse de que, medioambientalmente, todo está igual o mejor que antes.
P.-Hay quien discute que el proyecto original del Eastside no se parece en nada al proyecto que ahora se está ejecutando y que, por tanto, debería haberse hecho otro informe ambiental. ¿Difiere tanto el proyecto original respecto al que se está haciendo ahora?
R.-No, pero el estudio es diferente. Se hizo un estudio medioambiental para el anterior promotor, a principios del año 2000, pero se ha tenido que hacer otro completamente de nuevo.
Hemos empleado más de medio millón de euros en trasladar unas 600 lapas a otras zonas
P.-¿El proyecto actual es similar al original?
R.-Las dimensiones de lo que son los espigones y el relleno del mar son muy similares.
P.-¿Qué medidas compensatorias han desarrollado o van a desarrollar para que el impacto medioambiental sea menor?
R.-Aunque no estamos en la Unión Europea, el departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Gibraltar sigue la misma norma que cuando estaba en ella. Por ejemplo, nos pasa con las lapas protegidas, la Patella ferruginea. En el estudio medioambiental se estipuló rigurosamente que se tienen que trasladar y mantenerlas vivas. Y eso se ha hecho con una empresa independiente autorizada por el Gobierno. El traslado manual, una a una, de todas esas lapas ha costado más de medio millón de euros. Es verdad que la manera de mover las lapas ha cambiado porque, a medida que se ha ido haciendo el trabajo se ha aprendido más. Hemos visto que lo mejor es trasladarlas cuando la marea está alta, cuando la lapa está mojada. Eso complica más el trabajo y el coste aumenta un montón. Pero es la manera de salvar las lapas.
P.-¿Cuántas lapas han trasladado?
R.-Pues, más o menos, 600.
P.-¿Medio millón de euros por 600 lapas?
R.-Sí, es un dinero. Ha habido que explicar y justificar al promotor que esto es lo que hay que pagar, y no ha sido fácil, pero ha sido la única manera de cumplir con las condiciones del estudio medioambiental.
P.-¿Adónde se han llevado las lapas?
R.-A diferentes zonas de Gibraltar donde ya hay lapas y se sabe que siguen vivas.
P.-La Fiscalía española ha presentado una denuncia ante los juzgados de La Línea para investigar los rellenos. ¿Les ha sorprendido o la esperaban?
R.-Sorprenderme no sé si es la palabra correcta, porque con este proyecto hay gente empujando e intentando sacar algo negativo, cuando es positivo. Es decir, medioambientalmente, como contratistas, estamos haciendo todo como debe de hacerse por ley y no hay impacto negativo. Y lo mismo puedo decir del promotor y de las autoridades. El proyecto va a crear más vida marina, como ha pasado en otros puertos en los que se ha hecho algo parecido. En La Línea, por ejemplo, se ha rellenado una extensión de, a lo mejor, 4 o 5 campos de fútbol, pero la fauna marina ha crecido y esto no va a ser diferente. En la playa de Sandy Bay, que está a unos 500 metros de donde estamos ahora, se hicieron hace diez años tres espigones, dos por encima del agua y uno submarino, para proteger la playa y los edificios porque las tormentas cada vez van a más. Si le gusta el buceo, verá que ahora hay una rica vida marina de la que disfrutar. Me sorprende que se vaya por esa línea en la justicia española porque lo que se está haciendo es todo lo contrario de lo que se denuncia. Se está cumpliendo con todo. Estaría preocupado si no estuviésemos cumpliendo, aunque vemos que todo puede llegar a más. Estaríamos cómodos ante cualquier pregunta que hicieran las autoridades españolas y llegarían a una buena conclusión.
P.-¿Tienen intención de personarse en las actuaciones judiciales de manera oficial como empresa o van a esperar a que el juzgado, en un momento dado, les llame a declarar?
R.-Nosotros no nos metemos en nada de ese tema. Los denunciantes (Verdemar-Ecologistas en Acción) han jugado antes con temas como, por ejemplo, la cantera que ha traído escolleras y luego eso ha quedado limpio; ha quedado claro que no se había incumplido nada. También era un tema extraño que una cantera, que ha suministrado a todas las obras que se han hecho en los alrededores durante los últimos 20 años, fuese cuestionada ahora, cuando han empezado a usarse las escolleras en esta obra. Hay gente que intenta bloquear sin justificación el proyecto.
P.-¿Han entrado en contacto en algún momento con los ecologistas españoles?
R.-Bueno, pues sí, hemos hecho algún intento y les hemos hecho saber, sin nombrar grupos en concreto, que las puertas aquí están abiertas para que pregunten y gestionen cualquier duda que tengan medioambientalmente con el proyecto. Aquí no hay nada que esconder, al contrario, queremos demostrar que lo que se está haciendo se está haciendo bien y las ventajas que hay con esto. Estamos abiertos a cualquier opinión que pueda mejorar lo que estamos haciendo. Hay grupos ecologistas en Gibraltar que lo hacen. Hay una empresa, que se llama, Nautilus Project, cuyos dueños son portavoces, por así decirlo, del movimiento ecologista, especialmente en temas marítimos, y ellos están encima de lo que hacemos para asegurarse de que todo sea correcto. Hace unos meses hubo noticias de que, a lo mejor, había centollos en la zona. El centollo en Gibraltar es una especie protegida y nos pararon la obra.
P.-¿Cuándo fue eso?
R.-En febrero. Se paró hasta hacer un estudio por parte de una empresa privada ecologista que, a su vez, lo reportó al Departamento de Medio Ambiente. Ellos, a su vez, vinieron de vuelta a nosotros, como contratistas, a decirnos: queremos que revisen y miren si hay centollos y, si hay, ya veremos cómo lo vamos a ver. Se hizo el estudio y no había ni un centollo a la vista ahí. Hay gente que trata de sacar cualquier cosa para frenar el proyecto.
P.-En la denuncia de la Fiscalía española se dice que las autoridades de Gibraltar han impedido al Instituto Español de Oceanografía inspeccionar la zona.
R.-No había oído nada de eso antes. Si quisieran alguna información de lo que hay, creo que deberían preguntar al Departamento de Medio Ambiente de Gibraltar, que no tendría problema en darles la información necesaria, porque hay muchísima información, y se está haciendo casi semanalmente un seguimiento al trabajo que se está ejecutando. Se han estipulado unas condiciones medioambientales como no se había hecho hasta ahora. La obra no solo se está monitorizando conforme se va ejecutando, sino que se seguirá haciendo años después. Se le ha exigido al promotor que cualquier impacto negativo que haya, como una pérdida de arena en las playas, por ejemplo, se corrija.
P.-Usted entiende que España, que considera estas aguas bajo su soberanía, no va a pedir información a otro país sobre lo que ocurre en ellas ni permiso para investigar.
R.-Sí, pero si están preocupados o interesados por lo que se ha hecho o lo que hay, hay información y se puede conseguir.
P.-¿Ustedes también están abiertos a aportar información a las autoridades españolas?
R.-No estamos autorizados. No soy abogado, pero creo que, como empresa privada, no podemos dar información a una autoridad de otro país, ni española, ni portuguesa, ni directamente a Reino Unido. Lo tendría que hacer a través del Departamento de Medio Ambiente de Gibraltar. Pero si alguien se acerca, como estamos usted y yo ahora, y quiere interesarse porque seriamente le preocupa medioambientalmente la zona y quiere quedarse tranquilo, o quiere seguir demandando algo en lo que cree, estoy abierto a explicarle y enseñarle lo que sea necesario para darle esa tranquilidad.
P.-¿Temen que el juzgado de La Línea que se ha hecho cargo de las diligencias pueda tomar alguna medida cautelar y, por ejemplo, paralice la entrada de camiones con material por la frontera para evitar un agravamiento del problema ambiental?
R.-Esa opción siempre ha estado en el aire, desde un principio, pero, gracias al sentido común y a que estamos preocupados medioambientalmente, hemos recurrido a la mejor escollera de canteras autorizadas de España. Si no, estaríamos obligados a traerla de otros países.
Traeremos piedras por barco más pronto que tarde cuando empecemos a aumentar la producción, porque será muy complicado meter los camiones necesarios por la frontera desde España
P.-La traerían por barco, ¿no?
R.-La traeremos por barco más pronto que tarde, cuando empecemos a aumentar la producción, porque será muy complicado meter los camiones necesarios por la frontera desde España. Lo mejor será traer las piedras por mar, a través de un puerto de España y que se beneficie una cantera de España. Siempre será mejor. La relación con las canteras es una situación muy buena. Llevo muchísimos años trabajando con ellas y también les preocupa el tema, porque viven de esto. Los transportistas son también todos españoles y casi todo lo que se está haciendo aquí es con mano de obra de España, con empresas de España y también de Portugal.
P.-Si la justicia de España prohibiera a sus empresas traer piedras a Gibraltar, ustedes las importarían de otros países.
R.-Sí, así es. Esa opción está en la mesa ya de todo el mundo.
P.-¿Qué plazo se marcan para tener lista la obra?
R.-Para tener los espigones completos, unos dos años y medio.
P.-¿Y para tener lista la obra totalmente terminada? Con el puerto, las viviendas, el hotel...
R.-Ya eso es otra fase, que dependerá de la demanda que haya y de a qué precio se va a vender el metro cuadrado.
Sitios como Sotogrande, en San Roque, o Puertobanús, en Marbella, no se verían perjudicados por los megayates que se amarren aquí, que tendrán más de 40 metros de eslora
P.-El precio dependerá también de si hay un acuerdo entre la UE y Reino Unido sobre el Gibrexit y de si se termina con la Verja. Si hay libre paso entre La Línea y Gibraltar, el proyecto puede ser más atractivo.
R.-Claro. Al no tener la frontera, vendría gente de otros lados porque les beneficiaría vivir aquí. Sitios como Sotogrande, en San Roque, o Puerto Banús, en Marbella, no se verían perjudicados por los megayates que se amarren aquí, que tendrán más de 40 metros de eslora. Esos atraques no existen en esas marinas, que se hicieron hace muchos años, cuando esos megayates no existían. Aquí se va a dar servicio a nuevos clientes y vamos a competir con otros puntos en el Mediterráneo. Igual ocurre con las viviendas que vamos a hacer: serán pisos, no vamos a competir con Sotogrande ni con la Alcaidesa porque en esas urbanizaciones la gente busca casas con terreno. Aquí tendremos apartamentos de lujo y un hotel.
P.-¿Cuántos metros tendrán esos apartamentos?
R.-Todavía no está completo el diseño de los edificios. Nuestro papel ahora es el de contratista, pero el promotor está desarrollando el proyecto. La primera fase son unas 100 viviendas asequibles para agentes locales. Esa es la prioridad. Luego se harán más viviendas conforme se vea la demanda; hay muchos otros proyectos en el Mediterráneo que están esperando para vender. Son muchos metros cuadrados y no se puede poner a la venta todo al mismo tiempo. No hay tanta demanda.
P.-Los 165 millones de libras aproximados de los que me hablaba antes son solo para llevar a cabo el relleno.
R.-Sí. Hay mucho más presupuesto para hacer la obra entera. Ahora mismo solo hay una montaña de escombros y la zona acotada por los espigones. La idea es quitar esa montaña, que también medioambientalmente perjudica, para el relleno.
P.-¿Se van a meter esos escombros en algún tipo de celda de hormigón para aislarlos de algún modo antes de sumergirlos?
R.-Sí, sí. Habrá unos cajones o contenedores dentro de los cuales irán esos materiales. El relleno es poco, entre 4 y 5 hectáreas.
En el caso de que no se pudieran traer piedras desde España, las traeríamos de Marruecos
P.-¿Qué volumen de escombros hay en la montaña?
R.-Casi 2 millones de toneladas.
P.-¿Se va a emplear todo en el relleno?
R.-El diseño se ha hecho para utilizar todo el escombro.
P.-Aparte de ello, se construirá también, donde está ahora la montaña de escombros, sobre suelo ya ganado al mar. ¿Cuántas hectáreas son esas?
R.-Aproximadamente, unas nueve hectáreas.
P.-Del total de la inversión, ¿qué cantidad puede estar dirigida a empresas españolas?
R.-Pues mucho. Las empresas españolas, y también las portuguesas, son las que mejor funcionan en Gibraltar. Las españolas siempre han trabajado en Gibraltar, como Sacyr, que siguen con mucho interés para trabajar aquí.
P.-¿Con Marruecos hay algún tipo de conexión dentro de este proyecto? Se lo pregunto por las escolleras.
R.-Sí. En el caso de que no se pudiera traer desde España, sí.
P.-Entiendo que el promotor está encima del proyecto y que visita Gibraltar con frecuencia.
R.-Sí, sí. El señor Tuan trae a directivos de su empresa para hacer el seguimiento. Es una persona muy interesante y es un reto estar con alguien que piensa tan rápido y que tiene todos los números en la cabeza, aunque se los haya dicho hace seis meses.
P.-¿Está contento con el desarrollo del proyecto?
R.-Está contento y se siente muy cómodo en Gibraltar y en España.
De capitán del Ejército británico al mundo de los grandes negocios
De madre llanita, apellidada Martínez, y padre católico de Irlanda del Norte, Darren McComb nació en Gibraltar en 1973. Al igual que su progenitor, militar destinado en 1967 a la Roca, optó por hacer carrera en el Ejército de su majestad. Ingresó en 1997 con rango de teniente y alcanzó el de capitán. Con pinta de Daniel Craig en su papel de agente 007, entre sus destinos más complicados figura el norte de Irlanda, a finales de los noventa. “La cosa no estaba bien”, resume. En 2003 regresó a su hogar como asistente militar del gobernador, el representante de la corona en la colonia. Se sintió a gusto, entabló relaciones a nivel político, vio oportunidades profesionales y, en 2004, colgó el uniforme en el armario. Trabajó en una sociedad offshore con negocios en diversos países, conoció a clientes que estaban en el mundo de la promoción inmobiliaria y la construcción y se metió de lleno en el ecosistema. Con nacionalidad británica e irlandesa, guarda como oro en paño el pasaporte de este último país, un salvoconducto que le permite ir de Gibraltar a España como ciudadano de la UE y estar a salvo de un posible Brexit duro. Responde a las preguntas con seguridad, pausado y en perfecto castellano.
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