Un constructor propone instalar 40 turbinas eólicas para abastecer de energía limpia a Gibraltar
El proyecto, aún en fase de estudio, busca reducir la dependencia de fuentes tradicionales y promete un impacto mínimo sobre la fauna y el paisaje, aunque deberá superar numerosos escollos medioambientales y administrativos
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Un plan para dotar a Gibraltar de energía eólica a pequeña escala ha comenzado a tomar forma en el sur de la Roca. El constructor Nicholas Miller, de la compañía británica CRE Limited, ha presentado un proyecto para instalar 40 turbinas eólicas verticales en el complejo deportivo de Lathbury, con el objetivo de reducir la dependencia de fuentes energéticas tradicionales y avanzar hacia un modelo más sostenible.
El proyecto, aún en una fase embrionaria, pretende convertirse en un programa piloto que podría ampliarse si demuestra su viabilidad. Según recoge el diario Gibraltar Chronicle, Miller asegura que ya ha despertado el interés de varios países de la Unión Europea, aunque no hay constancia pública de contactos oficiales con ningún gobierno.
Miller, responsable de la construcción del complejo deportivo donde propone instalar las turbinas, planea colocar los aerogeneradores en la parte superior del muro perimetral de Lathbury, con dos metros de altura y un total de 2,9 metros una vez montados sobre sus soportes, una dimensión inferior a la de los focos del recinto. Las turbinas serían compactas, silenciosas y pintadas en rojo y blanco, los colores de la bandera de Gibraltar.
El empresario defiende que su tecnología no supone riesgo para las aves ni para los murciélagos, uno de los principales motivos de preocupación de los ecologistas locales. “Funcionan de manera silenciosa, a unos 40 decibelios —el mismo ruido que una biblioteca—, y no generan fatalidades entre la fauna”, explicó Miller al Chronicle. Añade que las turbinas son de “aspas sólidas en forma de tulipán”, sin piezas mecánicas y con un sistema magnético que apenas requiere mantenimiento.
Sin embargo, el proyecto se enfrenta a reticencias ambientales. La organización GONHS, que agrupa a los naturalistas de Gibraltar, ha recordado que aunque las turbinas verticales son menos dañinas que las horizontales, “los riesgos para la fauna voladora siguen existiendo”. La entidad subraya que el Peñón es un punto clave para las aves migratorias y los murciélagos, protegidos por convenios internacionales, y advierte de que “cualquier riesgo para la biodiversidad es inaceptable”.
Miller sostiene que el viento constante de la zona, con rachas de hasta 17 metros por segundo, convierte a Lathbury en el emplazamiento ideal. Cada turbina podría generar 131.400 kWh al año, una cifra muy superior a la que produce una instalación solar doméstica convencional. La electricidad, según su propuesta, se inyectaría en la red local, del mismo modo que ocurre con los sistemas solares existentes.
Pese a su entusiasmo, el plan está lejos de materializarse. Miller no cuenta con el permiso del Gobierno de Gibraltar, propietario de las instalaciones, ni con el visto bueno de la Comisión de Desarrollo y Planificación, primer paso imprescindible antes de cualquier ejecución.
Por ahora, el proyecto eólico de Lathbury es tan solo un borrador. Su futuro dependerá de que convenza a las autoridades de que la apuesta por la energía limpia no compromete la imagen del Peñón ni su equilibrio natural, un desafío que, por ahora, sopla en dirección incierta.
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