Crítica · 'El ardor'

Película de autor y de transición

El Ardor. Sección oficial a concurso. Producción: Argentina, Brasil, Estados Unidos, México, y Francia, 2014.- Duración: 90 minutos.- Dirección: Pablo Fendrik.- Guión: Pablo Fendrik.- Fotografía: Julián Apezteguía.- Montaje: Leandro Aste.- Intérpretes: Gael García Bernal, Alice Braga, Chico Díaz, Claudio Tolcachir, Jorge Sesán, Lautaro Vilo, Julián Tello.

La película, presentada en el último Festival de Cannes, está basada en hechos reales y es un antiguo proyecto del director, Pablo Fendrik, que forma parte de esa nueva generación de emergentes realizadores argentinos, cuyo trabajo viene avalado en este caso por sus dos primeras realizaciones: El asaltante (2007) y La sangre brota (2008). Película de autor y de transición, como ha confesado el propio Fendrik, se alinea en esa tendencia actual de combinar distintos géneros. Y en el curso de la historia se conjugan la intriga, el western -el duelo final-, el cine de gángsters o de mafias, con evidentes compromisos sociales y ecológicos, prodiga la acción y la violencia en dosis convenientes e incursiona en ciertos aspectos del cine oriental.

El protagonista es Kai, encarnado con su peculiar talante el actor mexicano Gael García Bernal -coproductor también de la película-, que vive en una exuberante zona selvática del Paraná en la frontera entre Brasil y Argentina, marginado, desterrado y que ha de adaptarse a un territorio adverso. Kai ve como unos mercenarios atacan una pequeña plantación tabacalera. Hieren a uno de los hombres y asesinan cruelmente al padre de una joven a la que secuestran. El joven Kai tratará de rescatarla pero tendrá que enfrentarse a los crueles forajidos.

Hay en la película un protagonista singular: el paraje salvaje y fascinante y en el que según se advierte al principio, sus habitantes realizaban rituales invocando la aparición de seres que a través de la corriente del río les salvarían de posibles invasiones. En la actualidad quienes allí trabajan recurren a los mismos cultos. No olvidemos que su autor se ha inspirado en hechos reales. Los perpetrados por un capo de la mafia china en Buenos Aires que incendiaba locales para adquirirlos después a bajo precio. En el filme los depredadores son salteadores incendiarios al servicio del negocio de la madera.

Película de autor y de clara amalgama de géneros y estilos, El ardor adopta una narrativa clásica pero adquiere un ritmo sincopado con pasajes demasiado premiosos y en ocasiones se advierte una carencia de fuerza expositiva. Magnífica la fotografía de Julián Azpeteguía que ha sabido captar sensiblemente la exuberancia del paisaje.

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