Feria de Algeciras

Los toros, o el fútbol

  • Esta vez las banderas no lucieron solamente en la plaza: la selección hizo salir a los balcones la rojigualda

Lo bien que luce Algeciras en feria, además, con las banderas de España en los balcones.  Y así fue:  ganó España y perdió Victorino Martín en una decepcionante corrida en la que el público abandonaba en estampida la plaza tras el último toro, el peor de la suelta, a ver si le daba un rebañón al partido.

Tarde de expectación futbolística y tarde de decepción taurina. En la feria, poco antes de la corrida se hablaba de toros, pero en la plaza, en los tendidos, se oía y preguntaba de fútbol al tiempo que el festejo se iba cuesta abajo a la vez que los victorinos desaguaban casta: ¿Cómo va España?

Además de la disposición y profesionalidad de la terna ante las condiciones de los toros, también fue de lo mejor de la tarde  la puesta en escena en la plaza de Las Palomas. Tal vez no se aprecie desde dentro pero los que venimos de fuera valoramos los detalles: los alguacilillos impecables, el arrastre comedido y brillante –mejor si el mozo luciera guayabera como el capataz– los petos limpios y nuevos, que se ve por ahí cada remiendo... Los servicios bien ataviados, la manga regando con mimo el albero, bien dorada la arena. La escenificación de la fiesta en Las Palomas en feria es de categoría. El público, en la tarde de ayer, un poco frío y hasta indulgente con los toros, tal vez inquieto por saber si había elegido bien: toros o pelota.

Nadie se equivocó, el rito anual de la plaza bien lo merece, y aunque la victorinada no dio espectáculo, ni siquiera en el peto, también nos quedamos con unos cuantos detalles: la ovación de Algeciras a Pepín Liria una vez roto el paseíllo en despedida a un honrado fajador; las ganas del murciano por dar la cara en esta plaza; la garra del combativo Ferrera; la faena de El Cid a su primero; el monterazo de Alcalareño y la honradez profesional de Saugar oponiéndose a saludar también porque el que pareó bien de verdad fue su compañero... No se equivocó nadie,  los del fútbol tampoco.

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