Feria de Algeciras

Lección magistral de belleza de Enrique Ponce en Las Palomas

  • El valenciano pasea las dos orejas del cuarto tras realizar una faena llena de sabiduría y maestría. El Fandi y Luque cortan una oreja ante un desclasada corrida de Santiago Domecq

GANADERÍA: Toros de Santiago Domecq, desiguales de presentación, de juego variado y descastados en general. Los tres primeros con complicaciones, el cuarto sacó clase. TOREROS: Enrique Ponce, (de tabaco y oro), palmas y dos orejas; El Fandi, (de caña y oro con los remates en negro), palmas y oreja . Daniel Luque, (de caña y oro con los remates en negro) oreja y palmas. Incidencias: Plaza de toros de Las Palomas. Menos de media entrada. Al finalizar el paseíllo se le hizo entrega a Enrique Ponce de varios detalles por parte de la empresa, el Ayuntamiento y la peña taurina Bonos por sus veinte años como matador de toros.

Si alguno de los aficionados que acudieron ayer a Las Palomas todavía se preguntan por qué Enrique Ponce lleva veinte años como máxima figura del toreo, es que aún no tienen asimilados los cánones del toreo moderno, los de parar, mandar y cargar la suerte y crear una obra de arte con la belleza y el añadido de la virtud de la paciencia. Eso hizo Enrique Ponce en el coso algecireño.

No tenía nada que demostrar Ponce, pero lo volvió a ratificar ante un toro que sacó la clase que el animal tenía y que el propio torero fue acompasando con su muleta. Faena de aficionados, de entendidos, la que realizó el valenciano a un bonito toro de Santiago Domecq. Estaba claro que con esas hechuras los toros embisten y no como el alto y feo primero del encierro.

El cuarto en otras manos se hubiera ido con las orejas y el torero echándole la culpa a un toro al que había que entender y tener la sabiduría y paciencia suficiente para hacer un trasteo lleno de detalles bellos. Como uno de los naturales componiendo la figura y abandonándose por completo. Porque ayer Ponce toreó para él, para sus muñecas prodigiosas, para su cabeza privilegiada y para su corazón torero lleno de honradez y respeto. Trasteo inteligente, que fue a más, como el toro de Santiago Domecq.

Para él y para un público sensible con el esfuerzo del torero, como reconocía desde el callejón el propio maestro. Algo difícil ante toros con mucho que torear. Los aficionados de Las Palomas supieron captar una faena de sensibilidad, llena de compases de temple. Y todo, con el ingrediente de la paciencia, la madre de la sabiduría que plasma un torero como Ponce que va sentando cátedra en su mejor etapa profesional. Y salió feliz por la Puerta de Feria dejando claro que estos veinte años han valido la pena, sobre todo en plazas como la de Algeciras, que se entregó una tarde más al maestro.

El valenciano no tuvo suerte en su primero, un animal alto y que no humilló nunca. Ponce se llevó el susto de la tarde al ser prendido por la axila por el animal , que le arrastró unos metros. Pero todo quedó en un susto. Con la muleta Ponce sacó la raza y su técnica para robarle varias series al de Domecq. De no ser por el fallo con los aceros habría cortado un trofeo.

El Fandi paseó la oreja del quinto tras una faena intensa, de mucha duración y donde el granadino se tuvo que emplear al máximo. El toro perdió el motor que tenía tras una voltereta al inicio de la faena, en una zona con demasiado albero. No volvió a ser el mismo. El granadino realizó un trasteo de menos a más, lleno de pundonor y sobre todo de voluntad. Derrochó ganas y ansias de abrir la Puerta de Feria a toda costa. El público se entregó con el diestro, siempre espectacular en banderillas. Llegó a poner hasta cuatro pares. La espada cayó trasera y tardó en morir. Paseó una oreja.

En su segundo estuvo variado con el capote al que recibió con tres largas cambiadas. El jabonero de bonitas hechuras se vino a menos en la muleta de El Fandi que estuvo por encima del animal.

La tarjeta de visita de Luque fue buena. El sevillano cortó la oreja del tercero, un animal que fue noble pero sin transmisión. Faena llena de detalles, de cambios de mano y gusto. Le tapó los defectos al de Santiago Domecq. El quite por delantales evidenció lo bien que maneja el capote el de Gerena. Trasteo para entendidos y buenos aficionados, se le concedió una oreja.

Pudo acompañar Luque a Ponce de no haber fallado con la espada en el sexto. Sensacional quite por chicuelinas que pocos supieron ver. El toro tuvo complicaciones y jamás humilló. Una serie por el derecho bajando la mano conectó con los tendidos. Que temple. La pena, la espada. Otra vez será Daniel.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios