Manuel Marchena: "Al ministro Bolaños sólo le he pedido que me recomendase el nombre de su peluquero"
Magistrado del Tribunal Supremo
UN VIGÍA CON TOGA. a aspiración a que el fiscal general sea imparcial, la crisis del CGPJ, el privilegio de los políticos por el aforamiento... son parte de La justicia amenazada (Espasa), el libro del magistrado Manuel Marchena (Las Palmas, 1959). Presidió en el Tribunal Supremo el juicio del procés. Responde con guasa alguna pregunta: la toga no está reñida con el humor, aunque sea en la semana de la amnistía...
Pregunta.–Defiende que los jueces donde tienen que hablar es a través de sus sentencias. No me diga eso que necesito titulares...
Respuesta.–Sin duda, tienen que hablar en las sentencias cuando resuelven conflictos jurídicos. También pueden responder a una entrevista cuando escriben un libro.
P.–Debería ser obligatorio ver en el colegio la película Doce hombres sin piedad. ¿Qué le parece la idea?
R.–Una idea extraordinaria. La he visto muchas veces. Es un canto a la presunción de inocencia.
P.–"¿De quién depende el fiscal general? Pues ya está". Esta frase explica mejor el sistema judicial español que cualquier manual de Derecho Administrativo.
R.–Lo que explica fenomenal es una determinada concepción gubernamental del fiscal general. Pero hay otras opciones posibles.
P.–Antes los políticos decían que respetaban las sentencias aun estando en desacuerdo. Pero hoy...
R.–¡¡¡Qué tiempos!!!
P.–¿Acabaría usted con su aforamiento (el de los políticos)?
R.–Sólo dejaría los aforamientos constitucionales, los que afectan al Gobierno, diputados y senadores. También, el aforamiento sobrevenido del Rey abdicado.
P.–Si volviera a nacer, podría ahorrarse miles de horas de estudio y hacerse político. Así podría vestir de limpio a los jueces sin argumentos.
R.–No tengo vocación política, eso sí, todo mi respeto para los representantes de la voluntad popular.
P.–¿Las amenazas de la Justicia proceden de actitudes o de personas con nombres y apellidos?
R.–Usted es un tipo bien informado. Échele un vistazo a la prensa diaria.
P.–Atribuyen a Guerra la frase "Montesquieu ha muerto" tras la reforma judicial de 1985. ¿Qué ha sido lo que lo ha rematado?
R.–La permanente descalificación del trabajo de los jueces cuando sus resoluciones no son del gusto del poder político.
P.–¿Qué siente cuando ve a los partidos repartirse sin rubor los vocales del CGPJ?
R.–Que se está traicionando el sistema constitucional, pero creo que hay razones para la esperanza con la nueva etapa dirigida por Isabel Perelló.
P.–¿Es justa la analogía entre los tertulianos del Chiringuito, la mitad del Real Madrid y la mitad del Barça, con los magistrados del Tribunal Constitucional?
R.–Jajaja. No creo, me consta que algún magistrado es del Atlético de Madrid y algún otro es seguidor del Cádiz.
P.–"La Justicia es un cachondeo". A ver si al final Pedro Pacheco no iba tan desencaminado.
R.–Lo verdaderamente grave es tomarse la Justicia a cachondeo.
P.–Como periodista jugaría en mi contra que no hubiera filtraciones, pero parece que el secreto de sumario ha pasado a mejor vida.
R.–Si yo fuera periodista, lucharía por publicar todo aquello que interesa a la opinión pública, haya sido o no declarado secreto. Como magistrado me irritan profundamente las filtraciones.
"¿Amenazas de la Justicia? Usted es un tipo bien informado. Échele un vistazo a la prensa diaria"
P.–¿El lawfare son los padres?
R.–Los padres son los padres, los reyes son los reyes y el ‘lawfare’ es el ‘lawfare’. En la vida hay cosas imaginarias que se presentan como verdaderas.
P.–Un capítulo de su libro es IA: ¿hacia jueces robóticos?. Comprendo que esté en contra pero las sentencias casi mejor que las redactara la IA para que las entendiéramos todos.
R.–La Inteligencia Artificial sólo ofrece verdades aritméticas o estadísticas, aunque estén muy bien redactadas. No es un modelo.
P.–Escribe de la violencia de género. ¿Algo que decir de la denominada ‘ley del sólo sí es sí’?
R.–Es una ley precipitada, y ya sabe usted que las prisas sólo las tienen los ladrones y los toreros malos por el riesgo del tercer aviso.
P.–Vivió en su adolescencia en El Aaiún... Con razón le tiene tanta manía a Sánchez, que entregó el Sahara a Marruecos.
R.–Como magistrado no tengo manía a ningún político, a ninguno.
P.–Trabajó en los 90 a las órdenes de Eligio Hernández, el célebre Pollo del Pinar. ¿Fue mejor jurista o luchador?
R.–Eligio Hernández, además de luchador, es un hombre tremendamente culto. Un erudito de la vida y obra de Pérez Galdós y de las peripecias políticas de la Segunda República. Fue un honor trabajar con él.
P.–¿Le ha asesorado Félix Bolaños para el título del libro y para la ilustración de la portada, unas togas encadenadas...?
R.–Al ministro sólo le he pedido asesoramiento para que me recomiende el nombre de su peluquero.
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