Lo que para muchos es el comienzo de una época, para los más mayores no es más que una nueva intentona para retomar los duelos baloncestísticos entre La Línea y Algeciras, que encuentran su génesis nada menos que a mediados de los años sesenta. Diferentes clubes, diferentes denominaciones. Pero siempre muchas personas en común -en uno y otro bando- y el espíritu de lo que los abuelos llamaban [y aún llaman] los Balona-Algeciras de baloncesto. Una inacabable relación de nombres entrañables que han ido haciendo posible, con sus lapsus, más de medio siglo de derbis. Nombres que, de alguna manera, han propiciado que Oh!Tels-ULB e Icom Idea puedan verse las caras mañana (19:00) en el pabellón de La Línea en el primer derbi del siglo XXI entre ambas ciudades.

Fue en la década de los sesenta cuando la Balona de baloncesto presidida por Joaquín Rato y entrenada por Baldomero Baglietto vivió los primeros duelos de rivalidad con el Picadero Mérida algecireño, un club parido por el siempre recordado Paco Prieto, que tomó su nombre, y sus colores, del equipo barcelonés de la misma denominación. La causa, meramente práctica: los catalanes le regalaron dos equipaciones.

Los partidos de aquella época -en lo que se refiere a los jugados, como el de mañana, en suelo linense- tenían como escenario la pista lateral del Colegio Salesianos. Casi siempre los domingos por la mañana y las más de las veces, con un numeroso público.

A mediados de los años setenta La Línea ve nacer primero al All Star y más tarde al Andeva, cuya denominación se correspondía con las iniciales de entrenador, mentor y ni se sabe cuántas cosas más: Antonio Denis Vázquez. Andeva dio paso a Blad (Baloncesto Linense Asociación Deportiva), a Salesianos Café Plaza, a Garqui y por último, ya en una etapa más reciente, al extinto Club Baloncesto Linense (CBL).

El ascenso a Segunda división, a mediados de los setenta, obligó a los linenses al trasvase al pabellón del Instituto Menéndez Tolosa, en el que las gradas de manera se constituían en material sonoro para apoyar a los de casa. Muchos de los que jugaron entonces en aquel recinto aún recuerdan que el plinton y las paredes estaban tan cerca de las canastas que a veces las penetraciones se convertían casi más en una cuestión de arrojo que de técnica.

Picadero fue dejando paso a Udea (Unión Deportiva Escolar Algecireña) que, con diferentes apellidos comerciales, fue la génesis del Ciudad de Algeciras y que llegó a abrirse a otras muchas modalidades deportivas.

En aquella Segunda de entonces militaron con clubes como Oximesa Granada, Caja Huelva o Mayortal Maristas, que no tanto después formaron parte de la élite. En esa y con plantillas compuestas casi íntegramente por jugadores de casa se vivieron inolvidables duelos con Antonio Denis y Juan Arrabal sentados en los banquillos y la tensión del básquet de antaño, sin antideportivas ni líneas de tres y con árbitros cuya preparación distaba bastante de la actual.

En los equipos de La Línea aparecen nombres como los de Alberto Catalán, Carlos Gil, Félix Herola, Eladio Santiago, Piti Castellanos, Diego Learde, Antonio Sánchez (padre de Sergio Sánchez, exjugador de ACB), Luis Marfil, los hermanos Vidal (Javier es, en la actualidad, director deportivo de la ULB), Jaime Sánchez, Eliseo Gil, Pablo López, Pascual Guillaume...

Entre los técnicos, además del mencionado Noni Denis, Pepe Martín, el argentino Enrique Trota, Emilio del Moral, el propio Javier Vidal, Javier Malla y Curro Segura.

La relación de integrantes de los equipos de Algeciras poco o nada tienen que envidiar a la de La Línea. Santi Chico (que en un par de años también formó parte de los equipos linenses), Jiménez, Moi, Juan España (más tarde entrenador y presidente del CB Los Barrios), Olmedo, David Béjar, Santi Orduña, Modesto Carvajal Boro, Barragán, Pepete, Betancourt, Valero, Willi, Pedrido, Juan Malla y el mismísimo Juan Carlos Mateo, por recordar sólo a algunos.