Y comieron perdices

Real Balompédica Linense- Arroyo CP

La Balona y su afición firman el armisticio con una cómoda victoria sobre un débil Arroyo, que merece un castigo más severo Los abucheos de una semana antes se convierten en aplausos

Los jugadores de la Balona abandonan el césped con un significativo intercambio de aplausos con sus aficionados.
Los jugadores de la Balona abandonan el césped con un significativo intercambio de aplausos con sus aficionados.
Rubén Almagro La Línea

09 de marzo 2015 - 05:02

Tres goles sobre el Arroyo -que pudieron y debieron ser más- dieron contenido del más que justificado armisticio que firmaron ayer la Balona y su afición después de una semana de innecesarias tensiones entre ambas partes. No se puede escribir bandos, sino partes, porque plantilla e hinchada no son sino los ingredientes indivisibles de un todo. De una Real Balompédica Linense, que, pasada la tormenta propicada por la derrota a manos del CD El Palo, sigue anclada en el milagro deportivo y continúa peleando por repetir en una fase de ascenso a la Liga Adelante que sería mucho más que un sueño.

Los albinegros tuvieron que esperar más de lo que decía su fútbol para hacer el primer gol, pero en ningún momento se vieron inquietados por los extremeños, que justificaron sobre el césped sintético, y de sobras, el dudoso honor que supone ostentar desde ayer la condición de único equipo del grupo IV que no conoce el triunfo a domicilio. A ratos, la verdad, no parecía siquiera un equipo de la categoría de bronce.

La Balona empezó a ganar el partido incluso antes del pitido inicial. Posiblemente porque venía haciéndolo durante la semana. Cada uno a su manera. El triunfo empezó a gestarlo la hinchada, la que sigue acudiendo al estadio, que sí que quiere y mucho a su equipo como ha demostrado en infinidad de ocasiones. A ese equipo al que le tendió la mano aplaudiéndole al verlo saltar al campo. Un mensaje inequívoco de que la gente sí estaba por remar en el mismo sentido que los de dentro.

Por otrto lado, la victoria se cimentó en la decisión de Rafa Escobar premiar a Ximo Forner, revulsivo una semana antes, con la titularidad. La Balompédica alcanzó ese orden y ese criterio del que carece cuando Abdoulaye Fall está en el campo. El valenciano se dejaba ver, ofrecía soluciones al juego y eso lo apreciaron sus compañeros.

Además el míster recuperó a Olmo para el centro de la retaguardia, a la que dota de solvencia y sorprendió con un extramotivado Óscar Martín en lugar de Juampe. Entre eso y que el equipo de casa salió con el puntito propio del que se siente herido, el campo se inclinó hacia la portería del Arroyo. Y no se equlibraría en toda la tarde.

Ya en el minuto cuatro José Ramón ya puso por primera vez a prueba a Facundo. Y desde ese instante, ganando las bandas, haciendo circular el cuero con tanta rapidez como criterio y con el gol entre ceja y ceja se palpaba que los de casa acabarían adelántandose tarde o temprano.

Dos claras clarísimas tuvo José Ramón. Otras tantas, Óscar Martín, que estrelló una de ellas en la madera. Y el puñetero gol que no llegaba. Pero, al contrario de lo que hubiese cabido esperar con el caldo de cultivo que se palpó en los días precedentes, la afición ni se impacientó ni hizo un solo reproche. No hubiese sido justo, porque los de dentro tenían una conducta irreprochable.

Y en el 42', cuando los arroyanos pensaron que llegarían ilesos al vestuario José Ramón mandó a las entrañas del área, Facundo dejó el balón muerto con un mal despeje y Óscar Martín encontró por fin el marco. Más que celebrar el gol, el canario hizo un gesto en plan "hombre ya era hora".

Ese solitario tanto no hacía justicia a lo que se había visto en el primer capítulo, porque la Balona merecía haberse ido al intermedio con una ventaja mucho más abultada.

Nada más comenzar la segunda parte Canario botó una falta, Carlos Guerra le ganó la partida la defensa, Facundo bastante hizo con despejar... y el propio Carlos Guerra remachó a placer y lo dedicó a su familia.

Poco después llegó el tercero. Un auténtico jugadón en el que participaron Ismael Chico y Canario, José Ramón y que encontró a Copi, como casi siempre, en el sitio oportuno para cerrar el marcador.

Con ese tanteo puede que a la Balompédica le faltase algo más de mordacidad por aquello de su maltrecho golaveraje. Tampoco es que se echase a la holganza pero sí que levantó algo el pie. Aún así primero José Ramón -qué pena que un futbolista con tantas virtudes no tenga gol- y más tarde Ximo Forner pudieron lograr el cuarto. Que no hubiese sido un premio exagerado. Ni mucho menos.

No hubo para más. La Balona suma una plácida victoria en casa, sigue enganchada a la cuarta plaza y abandona el césped entre las palmas de los suyos. Bien está lo que bien acaba.

ÁRBITRO: Víctor Pérez Peraza, gomero adscrito al colegio de Tenerife . Actuó con mucho criterio, sin aspavientos y ni tuvo problemas ni quiso buscárselos.

TARJETAS: Amarillas al local Javi Gallardo (35') y a los visitantes Iván Moya ((37') y Campins (62').

GOLES: 1-0 (42') Óscar Martín a puerta vacía después de una pérdida de balón de Facundo. 2-0 (51') Carlos Guerra, a la segunda, después de un remate de cabeza suyo. 3-0 (64') Copi culmina una excelente jugada de ataque de los de casa.

INCIDENCIAS: Encuentro de la vigésimo octava jornada de Liga en el grupo IV de la Segunda división B, disputado en el Municipal de La Línea, en tarde soleada pero fría, ante un millar de aficionados.

stats