Miguel Ángel García sufrió, vivió y celebró el ascenso del Algeciras CF como un aficionado más, casi olvidado para algunos pero muy presente para otros. Sin hacer ruido y desde un segundo plano, el abogado y exdirectivo estuvo sobre el césped de Socuéllamos en el día más feliz del algecirismo en mucho tiempo. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes trataron de hacerle partícipe del éxito. No en vano él había sido cabeza visible de ese proyecto deportivo y esa apuesta arriesgada en invierno que desembocó en Segunda B. García se arrojó a los leones después de la debacle en Coria. Fue el único. Desde aquel preciso momento comenzó la épica remontada del Algeciras. La directiva quiere que vuelva a su casa. Miguel Ángel sopesa su vuelta. Está casi decidido. Toda ayuda será poca ante el reto de gigante de competir en Segunda B.

Miguel Ángel García ha experimentado esa montaña rusa en la que tantas veces se convierte el Algeciras. Hace ahora un año, el algecireño dio un paso al frente en la directiva como responsable de la parcela deportiva del club. La primera decisión fue nombrar a Mané, que acaba de colgar las botas, secretario técnico. La segunda, dar las riendas a un técnico de la casa como Javier Viso para comandar un proyecto que mirase arriba. ¿Cuánto de alto? Quizás ese fue uno de los primeros errores. No dejar claro el mensaje.

El Algeciras, poco antes de las Navidades, decidió ir a por todas para conseguir el ascenso. En medio de las turbulencias, García y Mané se lanzaron a por los fichajes, unos refuerzos que tardaron en llegar, lo que costó el puesto a Viso en diciembre y deparó en enero el desembarco de Emilio Fajardo. Acabado enero, con un rosario de fichajes de mucho nombre, pero el equipo aún fuera de los puestos de privilegio, García dio a este periódico un titular que trajo cola: “Ahora mismo el Algeciras tiene la mejor plantilla del grupo”. Llovieron las críticas... pero el tiempo terminó por darle la razón.

En el peor momento de la temporada, tras el ridículo en Coria, García dimitió en una decisión que sorprendió. Para muchos simbolizaba el arrojar la toalla por la liguilla. Para otros y para el propio García, un precio que pagar para tratar de rebajar el ambiente de tensión, un último salvavidas al equipo de Fajardo. Casualidad o no, ahí está la recta final del Algeciras, ya para la historia.

Ricardo Alfonso Álvarez quiere a García de vuelta a toda costa. El presidente albirrojo sabe que en el abogado tiene a una persona muy válida en la gestión diaria de la entidad. García puso en marcha la Fundación, ha echado incontables horas en la causa pendiente con la Tesorería y ha peleado decenas de pleitos para la entidad. La puerta está abierta para el exdirectivo, quien ha ganado en salud, tiempo y vida, aunque reconoce sentir el gusanillo rojiblanco por dentro. En las próximas horas, Miguel Ángel García decidirá si vuelve a meterse en el lío o no, lo que es seguro es que si lo hace, no será desde la primera línea de la parcela deportiva. De todo se aprende.