Algeciras CF

El Algeciras, en manos del binomio indivisible

  • El equipo de Ania y la afición precisan reconciliarse para un tramo final en el que los albirrojos se van a jugar la permanencia con cinco finales en el Nuevo Mirador

  • Las diferencias deben aparcarse hasta junio

Equipo y afición celebran una victoria en el Nuevo Mirador.

Equipo y afición celebran una victoria en el Nuevo Mirador. / Erasmo Fenoy

El Algeciras CF y el Nuevo Mirador necesitan volver a ser uno. El equipo de Iván Ania y la afición precisan unir fuerzas en ese binomio indivisible si quieren salir del pozo de la Primera Federación en el tramo final de la temporada. Las diferencias tienen que quedar a un lado -al menos hasta junio-, si el algecirismo quiere evitar una catástrofe en forma de descenso de categoría. En verano, ya habrá tiempo de pedir explicaciones y rendir cuentas, pero en estos momentos cualquier tensión añadida no hace más que echar lastre a la espalda de un grupo de jugadores cuyo ánimo pende de un hilo.

El actual vestuario del Algeciras que encabeza Iván Ania ha demostrado que no puede ir a la guerra solo, que necesita del aliento de su hinchada, del empuje de las gradas del Nuevo Mirador. Los goles y los errores los cometen los de abajo, sí, pero el efecto que puede llegar a producir el estadio cuando ruge también decanta la balanza, como ha sucedido esta temporada en varios partidos.

El Algeciras tiene por delante nueve encuentros para decidir su destino. De esas nueve finales, como reza el tópico a estas alturas, cinco se van a jugar en el Nuevo Mirador. Cinco duelos que de convertirse en cinco victorias darían la permanencia a los rojiblancos casi con toda seguridad. Con 32 puntos, las cuentas están claras, alcanzar 45-46 puntos.

Entre el algecirismo se extiende la decepción -justificada- y en muchos casos ya se empieza a aceptar la resignación porque son muchos los que no ven capaz a este equipo de levantar la cabeza. Es triste de decir pero hay quienes asumen un descenso que todavía no se ha producido porque resta un mundo de competición y una victoria o un par de ellas cambiarían por completo el escenario. Pero así está de quemada buena parte de la afición algecirista.

La confianza en Ania y su plantilla es mínima, aunque el asturiano tiene el respaldo total del club y unos dirigentes que confían ciegamente en su capacidad para reconducir la situación. Desde este soporte es Ania el que tiene que afinar ahora en la elección de los futbolistas con los que se va a jugar el todo por el todo. Tiempo tiene, pero el margen de error se ha reducido y mucho.

Lo que la grada demanda, como mínimo, es la actitud que se vio ante el Córdoba en el último choque en casa. Una manera de encarar el duelo distinta a lo que se vio en Pontevedra o Linares. ¿Por qué? He ahí el quid de la cuestión. En cualquier caso, el Algeciras necesita compromiso total en los que vayan a pisar el verde. Compromiso y confianza en lograr victorias. La calidad y otras virtudes pasan a segundo plano.

Ante la falta de promociones de entradas o iniciativas por parte de la propiedad para tratar de reanimar el ambiente, depende enteramente de la hinchada algecirista el hacer del estadio una olla a presión para el rival, un Alcorcón que llegará líder y con la vitola de mejor equipo del grupo. 

El algecirismo siempre ha estado ahí, siempre a la altura o incluso por encima de la institución. En estos momentos de crisis y dudas, únicamente la grada puede transmitir la entereza y las ganas necesarias para que los futbolistas saquen lo que llevan dentro. Solo el binomio puede salvar al Algeciras.

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