El Algeciras CF se encuentra en la última etapa de su proceso de conversión en Sociedad Anónima Deportiva. Si todo sigue los cauces esperados, es cuestión de poco tiempo que el club inicie los trámites finales que conducirán a que el empresario Félix Sancho se erija en el accionista mayoritario (y puede que único) de la SAD albirroja. Después de un año como principal sostén económico de la entidad, invirtiendo capital para mantener y reforzar al club, el burgalés podrá por fin empezar a gestionar una empresa llamada a dar beneficios a corto-medio plazo o, como poco, a no ser únicamente una boca pidiendo comida constantemente.

La SAD es el escudo necesario e inevitable del Algeciras para seguir compitiendo y soñando a estos niveles. Así lo entendieron los socios cuando dieron el visto bueno mayoritario a Sancho y así lo ha digerido el algecirismo, más ilusionado que nunca con su equipo, con los éxitos deportivos y con una transformación que se antoja el único camino para aspirar al fútbol profesional. Subsistir a base de voluntariosos directivos no da ya para sobrevivir en la Primera RFEF y casi que tampoco en la Segunda RFEF.

La Sociedad Anónima Deportiva unificará todos los frentes abiertos por el Algeciras, que son muchísimos aunque los dos más importantes, la Seguridad Social y la deuda concursal, están encauzados. El acuerdo alcanzado por Sancho con la Tesorería está ligado a la conversión de la entidad y en el caso de la concursal, muy cerca de quedar liquidada, la intención de Sancho es quitar de encima esa pequeña losa lo antes posible... si la burocracia lo permite.

Pero el Algeciras, como la mayoría de los clubes, tiene que atender muchos flecos. Los del Nuevo Mirador, todavía gestionados por una junta directiva, han priorizado mantener al día a su plantilla y trabajadores, sin embargo hay cuentas pendientes como las primas del ascenso de la pasada temporada (pactadas con los jugadores para percibirlas dentro del presupuesto de la presente temporada), pleitos abiertos del pasado (cada vez menos) y diversas reclamaciones de exjugadores a las que el club tendrá que hacer frente llegado su momento. Todas estas cuestiones, de una y otra forma, serán asumidas por la SAD y por los accionistas del Algeciras, con Félix Sancho como máximo garante de la estabilidad.

Desde que conoció a Nicolás Andión y empezó a ayudar al club -sin saber en aquel momento si iba a tener una vinculación a largo plazo- hasta el día de hoy, el de Burgos ha demostrado ser un hombre de palabra y un empresario eficaz. Su gestión con el San Pablo de baloncesto le avalaba. Una vez que Sancho se decidió a apostar fuerte por el Algeciras puso en marcha una maquinaria que ha tenido que mover cantidad ingente de burocracia para examinar hasta la última deuda de los albirrojos. En ese rol tuvo mucha importancia el algecireño Miguel Ángel García, abogado y exdirectivo que se ha convertido en la mano derecha del burgalés por su experiencia y su labor de ocho años para encontrar una solución con la Tesorería.

La afición del Algeciras.

García, además, es la persona que mejor conoce las mil y una batallas legales que el Algeciras ha venido librando en los últimos años, la mayoría arrastradas de directivas anteriores. El algecireño ha contribuido a rebajar la deuda global de manera sensible y a ganar numerosos pulsos jurídicos y encarrilar otros como el tristemente famoso caso Harper. Quebraderos de cabeza heredados que poco a poco están siendo aparcados del camino de la institución.

La culminación de la transformación en SAD marcará un hito para un Algeciras que pronto cumplirá 20 años de su último ascenso a Segunda A, un efímero paso por la LFP que el algecirismo apenas disfrutó y una gestión despilfarradora que ha lastrado a la institución hasta la aparición de Sancho. El presente ilusiona y el futuro promete para el Algeciras CF SAD.