El perdón no va a llegar de un día para otro, aunque el Algeciras CF y su afición saben que están condenados a entenderse porque el uno no puede vivir sin el otro. El Nuevo Mirador, con sus más fieles entre los fieles, recibió con algunos pitidos al equipo de Emilio Fajardo y despidió la tarde con algunos aplausos. Hay de todo entre el algecirismo y todo es respetable. El Algeciras ganó por la mínima al Puente Genil (1-0). Lo hizo con un gol estético de Pablo Ganet, el futbolista más desequilibrante de una plantilla hecha un flan y muy lejos de brillar por sus quilates. El Algeciras ganó un partido que debió sentenciar muy pronto, pero en el que acabó sufriendo, como casi siempre. El triunfo corta la úlcera sangrante y mantiene un hilito de esperanza entre los más creyentes. La tabla dice que los albirrojos están a cinco puntos del cuarto con seis partidos por jugarse en el grupo X de Tercera división. Que cada cual haga sus cuentas.
El juicio sumario del algecirismo con el conjunto de Fajardo quedó en apenas una reprimenda. Es verdad que muchos se borraron y han decidido desertar del Nuevo Mirador. Están en su derecho. Pero la realidad es que la afición del Algeciras está muy por encima de la categoría en la que está presa. Quizás el revolucionario once albirrojo frenó un poco la pitada ¿Qué culpa tienen Josemi, Cerpa o el canterano Tote de la crisis si no juegan? El técnico dejó sus ideas a un lado, puso una defensa de cuatro y montó una alineación inédita, con algunos banquillazos y más de un señalado en la grada.
El Algeciras echó rodar con soltura ante un rival con los deberes hechos. El Puente Genil se ciñó al plan esperado: ordenado, al acecho y dispuesto a jugar con el reloj y la ansiedad local para dar un aguijonazo a la contra como hizo el Ciudad de Lucena la última vez. Sin embargo, los de Juanmi Puentenueva no tienen arriba la mordiente de los lucentinos ni de lejos.
Los albirrojos pudieron marcar a las primeras de cambio con un disparo a bocajarro de Cerpa tras un córner botado en el minuto 2. El balón parado provocó varias ocasiones muy claras, casi siempre con la conexión Ganet-Iván. El capitán algecireño la tuvo en el 12' pero se topó con Cristian, el mejor de los visitantes. Nada pudo hacer el guardameta en el 15' cuando una buena jugada colectiva desembocó en el gol de Pablo Ganet. El internacional por Guinea Ecuatorial definió pegado a un palo y se apoderó del centro del campo durante casi todo el partido.
El encuentro se ponía como el de la tarde del Lucena. De cara, ante un rival pacífico y con todo el tiempo del mundo para finiquitar. ¿Se repetiría el guion? El revolucionario Algeciras, por lo pronto, se dejó de tonterías atrás (empezando por Romero), recuperó la alegría en sus laterales, redescubrió en Josemi a una hormiga obrera y encontró en Tote a un chaval de la casa que por lo menos se partió la cara.
Los de Fajardo acecharon el área del Puente Genil, pero demasiado blanditos. Antoñito estuvo cerca de sorprender a la media hora tras robar un balón y un chutazo de Ganet casi coge puerta al filo del descanso. El único disparo del Puente Genil en el primer acto llegó en un disparo raso del exalgecirista Ito, casi siempre con Cerpa o Borja Vicent adosado a su espalda.
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