Algeciras CF

El Algeciras y el problema de la manta corta

  • El último pinchazo albirrojo abre el debate entre la afición por la idea de juego de Fajardo

  • ¿Es este equipo demasiado conservador? ¿Hay talento para ser más agresivo? Hay dilema

Borja Vicent protesta una acción en el Algeciras-Arcos.

Borja Vicent protesta una acción en el Algeciras-Arcos. / Erasmo Fenoy

La teoría de la manta corta sobrevuela el Nuevo Mirador. El pinchazo del Algeciras CF en casa ante el Arcos CF ha puesto el debate sobre la mesa entre una afición que se divide por el planteamiento del entrenador, Emilio Fajardo. ¿Es este Algeciras demasiado conservador? ¿Es la defensa el mejor ataque? ¿Hay que jugar siempre con tres centrales? Éstas y otras preguntas están en la calle, en el bar y en las redes de un algecirismo que no termina de engancharse al credo de la remontada hacia la fase de ascenso a Segunda B.

El Algeciras de Fajardo suma y sigue por quinta jornada consecutiva desde que desembarcó el técnico, pero los albirrojos tienen bulla porque están a siete puntos de la cuarta plaza y a un mundo del liderato. El grupo X de Tercera, está escrito en este periódico, no espera a nadie en una temporada con demasiados gallos en el gallinero.

Fajardo metió aire fresco en el Nuevo Mirador e implantó un sistema de juego diferente, una forma de plantear los partidos que empezó con una goleada ante el Gerena y de momento se ha saldado con dos triunfos y tres empates. Sin embargo, el efecto sorpresa se ha acabado. Los rivales ya saben como contrarrestar a un equipo que quiere ser protagonista y que vigila más y mejor sus espaldas con una línea de tres centrales, dos carrileros y, a veces, hasta dos pivotes.

El Nuevo Mirador presenció el pasado domingo como el Algeciras mantenía la fórmula demasiados minutos ante un rival que vino a encerrarse. Un Arcos que tuvo la fortuna de hacer su gol y se atrincheró con estacas. Con el reforzado banquillo repleto de munición y un once bastante amuermado, muchos seguidores se preguntaban dónde estaba la ambición de este equipo al que solo le vale ganar.

Lo del Arcos, como ante cualquier otro encuentro, es cuestión de elegir, acertar o equivocarse, algo que a menudo lo dictamina el meterla o no. No obstante, más allá de esta verdad absoluta, Fajardo tiene que lidiar ahora con esa sensación instalada en las gradas de que el Algeciras se ha convertido en un conjunto demasiado defensivo.

Juegue con dos o tres centrales, con uno o dos pivotes o un punta o tres, el algecirisimo solo contempla el todo o nada para las quince jornadas que restan. Si este equipo se tiene que quedar fuera del playoff, que sea con una mentalidad agresiva. Morir matando, que se suele decir.

La vista a Las Cabezas de San Juan del sábado (18:00), a una plaza fuerte, es la mejor prueba de fuego para una plantilla que debe conjuntar todas las piezas cuanto antes. Todos los fichajes del Algeciras vienen rodados, todos tienen condiciones y experiencia para enfundarse ya la camiseta y salir con el cuchillo entre los dientes. No hay tiempo tampoco para una transición.

Si a algo se puede agarrar el algecirismo para ser optimista es al empuje visto en la segunda parte con unos jugadores volcados en el campo contrario. Esa actitud es la que quiere ver la afición cuando el marcador vaya cero a cero.

Taparse los pies o cubrirse hasta la cabeza. He ahí el eterno problema de la manta corta, un dilema al que debe hacer frente ahora el Algeciras de Fajardo. La afición lo tiene claro: jugar con el pecho descubierto.

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