Algeciras CF - UCAM Murcia CF | La crónica

(1-2) ¿Quién apaga este incendio?

  • El Algeciras vuelve a perder en el Nuevo Mirador, enlaza siete partidos sin ganar y cae por primera vez a puesto de descenso

  • Aketxe marca pronto, Domínguez iguala de penalti en el 52' y el verdugo universitario hace doblete en el 92'

Los albirrojos se lamentan tras el 1-2 del UCAM en el Nuevo Mirador.

Los albirrojos se lamentan tras el 1-2 del UCAM en el Nuevo Mirador. / Erasmo Fenoy

Era un día para ganar sí o sí y espantar a todos los fantasmas. Sin embargo, la maza del fútbol volvió a descargar con toda su mala leche sobre el Nuevo Mirador. El Algeciras CF perdió de nuevo en casa, en un templo profanado otra vez, y se dejó tres puntos que desatan una auténtica crisis, una de las que se extiende por todos los poros de la institución. El UCAM Murcia CF dio el golpe de gracia en el minuto 92 pero mereció hacerlo antes. El equipo de Emilio Fajardo, cariacontecido, cae a puesto de descenso por primera vez esta temporada y deja atrás la duodécima jornada del grupo IV de la Segunda B después de siete partidos sin una victoria, con un cerro de goles en contra y su entrenador señalado por buena parte de la afición. ¿Quién sofoca este incendio?

El Algeciras está como está y no encuentra una solución. Vaya por delante que el UCAM tiene un plantillón y lo demostró con cuatro detallitos de esos que decantan la balanza en un partido. ¿Qué los murcianos llegaban muy justitos de confianza? Cierto. ¿Qué el Algeciras está sacando de la UVI a sus rivales? También. Los albirrojos volvieron a conceder muy pronto, volvieron a remar contra la marea muchos minutos, volvieron a emitir señales de vida y volvieron a vaciarse hasta acabar absolutamente muertos. Visto lo visto durante los 90 minutos, el empate sabía a premio porque el UCAM se estrelló hasta dos veces en los palos, pero la caprichosa fortuna reservó la puntilla para el último contragolpe de la tarde. Pablo de Castro, que había estado de diez, resbaló y Aketxe ejecutó. Fútbol.

El duelo empezó a jugarse antes de tiempo cuando Mané, el que fuera secretario técnico algecirista hasta hace una semana, se sentó en la grada junto a una afición que le aplaudió. Mientras el balón estuvo en juego, el respetable apoyó en su mayoría al equipo, pero cuando el árbitro dio el silbatazo final muchos expresaron su descontento con el entrenador y con la directiva que preside Ricardo Alfonso Álvarez. Se llegó a escuchar "Mané, vuelve" y "Fajardo, vete ya". El Algeciras no suma y ya se ha instalado en la zona peligrosa de la clasificación (el cuarto por la cola). El abonado tiene todo el derecho del mundo a estar preocupado.

El envite entre dos conjuntos que llegaban empatados a 11 puntos (con los universitarios en la plaza de promoción) arrancó con un Algeciras sin delantero centro. Fajardo volvió a fiar el '9' a Jardel, que hizo cositas pero siempre caía a banda, donde se siente más a gusto. El técnico cubrió la baja de Choco con el algecireño Gonzalo Almenara y recuperó a Iván para sacar a Pablo Ganet. La decisión de dejar fuera al ecuatoguineano no hizo mucha gracia en las gradas.

El Algeciras encajó otra vez muy pronto. Apenas iban siete minutos cuando un balón sin aparente complicación se convirtió en un regalo para Aketxe. Borja Vicent erró al despejar pegado a la banda derecha y el balón acabó en los pies de uno de los mejores arietes de la categoría. La primera que tuvo el UCAM, la primera que tocó Aketxe, para dentro y gol. La tarde se tornó gris demasiado pronto y los visitantes pudieron hacer el segundo en el 10' por medio de Camacho pero Borja y Lopito lo evitaron en una acción doble. La respuesta algecirista vino a renglón seguido con una galopada de Jardel que desbarató Iricibar.

Los albirrojos, superada la pájara, trataron de jugar por dentro con criterio pero acabaron por ser previsibles, con demasiados futbolistas ocupando huecos arriba, pero pocos prestándose a asociarse y así es casi imposible. Más allá de un par de lanzamientos lejanos de Mario Martos (que no termina de romper) y de Domínguez y una acción anulada en el área chica, el Algeciras alcanzó el descanso sumido en un bloqueo ante un rival cómodo, con Rafa de Vicente como jefe de operaciones y un peligro constante cada vez que salía por velocidad. En ese capítulo sobresalió Pablo de Castro hasta la maldita jugada del 92'.

La hinchada demandaba cambios y estos llegaron con el arranque del segundo tiempo. Borja Vicent se lastimó al finalizar el primer periodo y fue sustituido por Pablo Ganet. Cerpa se retrasó a la defensa. El centrocampista dio otro aire al Algeciras y tomó los mandos. Suyo fue el inicio de la jugada que originó el penalti sobre Antoñito en el minuto 52. No lanzó el capitán. El onubense Antonio Domínguez agarró el esférico con decisión y marcó para empatar. Lo celebró con un fuerte abrazo con el entrenador. Entró Karim, que estaba en la banda listo para salir, y los albirrojos se lanzaron al ataque a pecho descubierto. Victoria o derrota era el mensaje y el UCAM entró el trapo. Los universitarios pudieron golpear en el 55' con un disparo de Rafa de Vicente que escupió un palo ante la mirada de Lopito. A la siguiente jugada, Ganet remató de tijera un centro de Domínguez. Rebasado el minuto 60, los visitantes volvieron a tenerla por dos veces, pero primero salvó Iván y después falló Mayoral solo.

El Algeciras y el UCAM jugaban con fuego a una especie de ruleta rusa hasta que Miguel Rivera, el técnico de los fóraneos, le puso freno, metió a Manu Justo y Chavero y decidió hacerse con el control del juego. El mencionado Justo tuvo el gol en el 79' tras un pase prolongado de Aketxe pero su remate cruzado dio en la madera. Los de Fajardo, que ya iban con el tanque de la gasolina al límite, quisieron intentarlo en plan héroes hasta el final y esa fue su perdición. Ganet gozó de la última ocasión medio clara tras un saque de esquina en el 87', pero el jarro de agua helada llegó en el minuto 92, tras otro centro al área rival de los albirrojos, con un contragolpe universitario, un resbalón de Pablo y un pase de la muerte al verdugo Aketxe. Ni un minuto después se desató una tormenta que no se sabe qué alcance tendrá.

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