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El Villa de Los Barrios vuelve a su teatro de los sueños

Baloncesto l LEB Oro

El conjunto barreño va el domingo a Tenerife, el escenario de uno de los mayores éxitos de toda su historia, la clasificación para la única Copa Príncipe en la que ha participado

Juanma Ruiz, con el balón, en el Tenerife-Villa de la pasada Liga.
Rubén Almagro / Los Barrios

28 de marzo 2008 - 05:02

El trepidante ritmo que el mes de marzo impone a la LEB Oro va a permitir al Villa de Los Barrios pasar de dos decepciones de gran calado -la abultadísima derrota en Lleida y la no menos dolorosa a manos del colista UB La Palma en el Samuel Aguilar- a desempolvar parte de los recuerdos más dulces de su ya dilatado caminar por la segunda categoría nacional. Los gualdiverdes regresan el próximo domingo al escenario en el que el 20 de diciembre de 2006 lograron la clasificación para su única participación en la Copa del Príncipe: el pabellón insular Santiago Martín, en San Cristóbal de La Laguna, en Santa Cruz de Tenerife.

Aquel miércoles soleado en Canarias, el Villa aterrizaba en Tenerife para disputar la última jornada de la primera vuelta de la que acabaría por ser la andadura más brillante de toda su historia. Los barreños precisaban ganar al conjunto de Rafa Sanz, que caminaba con paso titubeante, y que el Melilla de Paco Olmos hiciese lo propio en suelo norteafricano con el Drac Inca de José Luis Abós para ser terceros y hacerse con el único billete sin dueño para el torneo del K.O.. En la 2002/03 habían acariciado el mismo sueño, pero su victoria en Tarragona se convirtió en estéril por culpa de los éxitos de los hoy ACB Bilbao y Menorca en la última jornada antes del intermedio liguero.

Los gualdiverdes, posiblemente atenazados por la responsabilidad de poder inscribir su nombre en el libro de oro del club, cuajaron una pésima primera mitad, en la que fueron incapaces de cerrar el rebote defensivo (tres antes del descanso). En ataque los nervios pasaban factura (5 de 18 en tiros de 2 y 4 de 12 en triples). El marcador (35-26) hablaba por sí solo.

El paso por el vestuario, con una sonora bronca del entrenador según se pudo saber mucho después, dio pie a una profunda metamorfosis. El Villa se vio once abajo nada más reiniciarse las hostilidades (37-26) pero desempolvó el juego solidario y la defensa férrea que marcaron su ritmo por la competición y volteó el marcador de la mano de Pedro Rivero y de Raúl Pérez, que anotaron trece puntos cada uno. El sevillano llegó a afirmar poco después del término de la contienda que era el éxito que más había disfrutado de toda su carrera. Ahí es nada.

También jugaron aquella noche Julio González, Juanma Ruiz, Manu Gómez, Richi Guillén,Darius Lane, Casey Calvary, Rafa Monclava y Jesús Chagoyen.

El final del encuentro dio pie a un particular calvario. Tras el 57-64 los barreños llegaron a vestuarios para vivir uno de los epílogos más angustiosos que se recuerdan. Después de algunos minutos, jugadores, técnicos, auxiliares y directivos volvieron al centro de la pista y entrelazaron sus brazos para esperar el desenlace del igualado Melilla-Inca. El 75-68 del final abrió la puerta a gritos y abrazos de los que solo fueron testigos los asientos, ya despoblados, del pabellón al que los barreños regresan por primera vez desde entonces el próximo domingo.

Se antoja difícil imaginar un escenario con mejores sensaciones para que los de Moncho Fernández rompan la racha de dos derrotas que ha complicado su clasificación para el play-off de ascenso. Paradojas de la vida, el Melilla, su rival en la pelea por la novena plaza, fue el que le abrió la puerta de aquel recordado éxito y el anfitrión de aquella Copa en la que el Bégar León, que acabó ascendiendo, se constituyó en verdugo de los barreños en semifinales.

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