El encuentro de la quinta jornada del grupo V de la Tercera Andaluza benjamín que a primera hora de este sábado disputaban en el Polideportivo Gabriel Clavijo Javi de Los Barrios el Juventud de Palmones y el Atlético Zabal C de La Línea ha finalizado con una monumental tangana en la que han participado miembros de las dos aficiones.

De acuerdo a las versiones de algunos de los presentes además de varias crisis de ansiedad, las asistencias médicas que acudieron al campo de fútbol alertadas por algunos de los presentes tuvieron que atender a dos lesionados de lesiones relevantes (uno de ellos con un fuerte golpe en un ojo) y la Guardia Civil se llevó de las dependencias para tomarle la identidad a uno de los participantes en la pelea.

Estos hechos se producen después de que en abril del presente año un partido entre Juventud de Palmones y la Balona de categoría prebenjamín tuviese que ser suspendido en ese mismo escenario cuando un espectador, que más tarde fue identificado como seguidor del conjunto linense, agredió al colegiado, Bernardo M.B., que entonces era menor de edad.

El Atlético Zabal es filial de la Real Balompédica Linense y en realidad es el club que coordina y gestiona todas sus categorías inferiores, aunque los equipos compitan con diferentes denominaciones.

En el duelo de este sábado cuatro de noviembre, los dos banquillos y ambas aficiones tuvieron una conducta excesivamente agresiva -sobre todo tratándose de un partido de benjamines, categoría en la que se supone que lo más importante es educar al deportista- con el colegiado de Algeciras Álvaro Galán Fernández, de 23 años.

Una vez éste tuvo que parar el choque en más de una ocasión para llamar al orden a los cuerpos técnicos, ya en el tiempo añadido y con el marcador 1-1 el técnico de los zabalistas invadió el terreno de juego para discutirle, con una actitud poco ejemplarizante, una de las decisiones al trencilla.

Después de unos momentos de tensión el entrenador del equipo de La Línea volvía al banquillo cuando un espectador le insultó y el míster se fue a por él con una actitud nada amistosa, aunque fue retenido antes de llegar a la grada. A partir de ese momento empezó un intercambio de golpes entre hinchas de los dos bandos, las primeras, siempre según las fuentes consultadas por Europa Sur, madres de varias jugadores.

El árbitro decretó el final de la contienda y no sin pasar algún momento de apuro, consiguió llegar a la caseta sin recibir agresión alguna. Las dos patrullas de la Guardia Civil incluso ofrecieron la posibilidad de custodiar al colegiado -que después dirigía otro partido en el mismo escenario- pero no fue necesario.