La tertulia deportiva de 'Europa Sur'

Chicón, el canterano que puso la guinda al ascenso del Colomer

  • El meta de Guadacorte es el único senior de primer año que tomó parte en la fase y, sobre todo en el primer partido, tuvo una actuación descollante

Raquel Montenegro, Miguel Pérez de la Blanca, Javier Chaparro, José Ignacio Chicón, Amalia Puigdengolas y Rubén Almagro.

Raquel Montenegro, Miguel Pérez de la Blanca, Javier Chaparro, José Ignacio Chicón, Amalia Puigdengolas y Rubén Almagro. / reportaje gráfico: erasmo fenoy

El joven guardavallas José Ignacio Chicón encarna, por muchos motivos, el éxito que el Colomer Algeciras conquistó el pasado domingo al sellar, ante su público, el ascenso a la Primera Nacional, la tercera categoría del escalafón nacional del balonmano. Criado en la cantera, es el único de su generación -que no el único canterano- que tomó parte en la fase disputada en casa y, además, fue uno de los artífices del éxito, especialmente por su brillante participación en el primer encuentro, el que enfrentó el viernes a los de Chano García con el Cartagena y que acabó en empate, en buena medida, debido a su elevado nivel de acierto. Chicón participó ayer en la trigésimo primera edición de La Tertulia Deportiva de Europa Sur, que compartió con el director de la Refinería Gibraltar-San Roque de Cepsa, Miguel Pérez de la Blanca, y en la que ejerció de anfitrión el director de este periódico, Javier Chaparro. El almuerzo sirvió para inaugurar el coqueto reservado de El Cortijo de Guadacorte, el resturante que sirve de escenario habitual de estas reuniones desde que arrancaron el pasado mes de septiembre.

El Club Balonmano Ciudad de Algeciras es mucho más que el Colomer Dental. Es más, en opinión del presidente, Pedro Soria, y del entrenador, Chano García, los éxitos del segundo, reciente ascenso incluido, son la consecuencia lógica del buen hacer del primero. Chicón, vecino de Guadacorte (Los Barrios) era un niño cuando el Algeciras BM competía en Liga Asobal. Después de un intento fallido en el fútbol ("era muy malo", confiesa sin tapujos) cambió de deporte en el colegio, donde tuvo de monitor al sempiterno Juanma Cruz, que hoy es su compañero y al que poco menos que venera. Como casi todos los que le conocen.

Desde su primer año de juvenil Chicón ya empezó a aparecer en encuentros de categoría senior y al tiempo que lo hace compatible con sus estudios de grado medio de Electricidad en el Torre Almirante de Algeciras, también tuvo tiempo para adentarse en el mundo del balonmano-playa, en el que ya sabe lo que es subirse al podio en todo un Campeonato de España.

Lo de jugar de guardavallas no es, precisamente, una casualidad. Su padre ya lo hizo en el Corchrisa alá por los años ochenta del pasado siglo y hoy es el entrenador de porteros del primer equipo ("al que más caña me da es a mí", reivindica, como queriendo evitar sospechas). Fue, como es obvio, el primero al que se abrazó el canterano el pasado domingo nada más materializarse el salto de categoría. "Fue muy emocionante. No nos dijimos gran cosa. No había mucho que decir".

Chicón, que se autodefine como "el niño mimado" de una plantilla en la que todos le superan en edad no se deja deslumbrar por el éxito de estos últimos días y asegura que su objetivo es "acabar los estudios" y encontrar lo antes posible un hueco en el mundo laboral. "Del balonmano no se puede vivir", lamenta, aunque recalca que su intención es seguir jugando y a ser posible, en su equipo.

"No sabemos qué pasará la temporada próxima, si al final podremos jugar en Primera, si traerán a otros porteros, pero yo voy a pelear por estar ahí", anuncia con enorme determinación, al tiempo que se deshace en elogios para sus dos compañeros de línea, Gabriel Caballero [al que se refiere como Pollo] y Diego, otro de los barreños del plantel. "Son dos fenómenos", recalca.

Chicón afirma que no tuvo en momento alguno la sensación de ser ovacionado por la grada del Ciudad de Algeciras ("estás tan centrado que sólo oyes el murmullo, no sabes muy bien qué está pasando") y asegura que su jerarquía dentro de la plantilla aún no le permite dar instrucciones. Eso sí, cuando habla Juan Bermejo asume que aún siente el pellizco propio de quien está jugando junto a alguien por quien siente, sencillamente, admiración. "Es el líder, sabe estar en todas las situaciones", subraya.

El portero, que se siente como en casa en El Cortijo de Guadacorte, se reconoce un admirador también del internacional Arpad Šterbik, al que conoce. Entre broma y broma desliza que durante la celebración del ascenso, en la Feria de Los Barrios, empezó a notar que tenía más éxito con las mujeres. "Se liga más cuando eres uno de los porteros del ascenso", bromea el cancerbero, que el domingo vivió uno de esos días que, seguro, no olvidará a lo largo de su vida.

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