Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
La actuación de Beñat y Vadillo revolucionó el juego del Betis, que, con un 3-0, volvió a eliminar al Valladolid por tercera vez en otras tantas confrontaciones en la Copa del Rey tras perder 1-0 en la ida.
Hasta la salida del medio centro y el extremo fue muy diferente el fútbol ofrecido por el Betis en una gélida noche al que mostró frente al Real Madrid el pasado sábado en la Liga, aunque el equipo heliopolitano tuvo varias e importantes ausencias.
Le faltó intensidad y, sobre todo, coordinación en la línea de creación de juego a los béticos, ante un rival también con sensibles bajas y que expuso un fútbol bastante rudimentario. Ni siquiera el gol de Amaya, próximo el partido a la primera media hora de juego, dio al Betis dinamismo en su juego, mientras que el Valladolid apenas inquietó el marco de Casto, quien, no obstante, en el primer periodo tuvo que desviar un centro muy peligroso sobre su portal entre una nube de jugadores.
En el segundo tiempo, Pepe Mel dio aire nuevo a su equipo con la entrada de Beñat y, poco después, con la del canterano Vadillo, que en la primera jugada revolucionó el partido, entre tres adversarios, y puso el balón a Rubén Castro, que no perdonó y firmó el 2-0.
Djukic también movió el banquillo con la salida a la cancha de Omar por Neira, y fue el recién entrado en el campo el que, a los 66 minutos, obligó a Casto a meter una mano providencial. Pudo sentenciar el Betis en el minuto 79 en una jugada personal de Jorge Molina, que no pudo culminar y que, pocos minutos antes, lanzó un balonazo al lateral de la red de Jaime. Al final, Jesús Rueda, en un remate a su portería tras una jugada de Vadillo, situó el marcador en un 3-0 imposible de remontar par los visitantes.
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