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El Algeciras también se solidariza con el Recre (0-1)

  • Los albirrojos regalan un gol al rival en el 8' y luego se muestran incapaces en ataque y no tiran entre los tres palos ante un Decano práctico Los de Mere se acercan a tres puntos del abismo

El Algeciras Club de Fútbol pareció ayer haberse contagiado de la Recremanía que vive el fútbol español en las últimas semanas y dio muchas facilidades para que el Decano se llevara tres puntos vitales del Nuevo Mirador; un regalo demasiado caro para los albirrojos que se acercan al descenso y a la fase de permanencia, ambos puestos a tres puntos. Una actitud de nuevo insuficiente para, como dijo el propio técnico, "el partido más importante de la temporada", con un fallo defensivo a los ocho minutos que costó la única ocasión visitante y el gol, y una incapacidad preocupante al extremo para reaccionar y marcar que ponen a los de Mere el cartel de toca sufrir. El de siempre.

Un conjunto albirrojo ansioso y carente de acierto ofensivo, una tónica general de esta temporada, tiró ayer una de las ocho finales que le quedaban y una de las que estaba obligado a ganar ante un rival directísimo en la pelea. Y puede ser peor, porque de tres puntos de distancia con la promoción podría pasar a uno si el Melilla gana al Linares el partido pendiente, que se disputa el próximo miércoles. Todo por no hacer los deberes a tiempo y, como hace dos campañas, dilapidar un colchón importante de puntos.

La sensación sigue siendo de peligroso déjà vu, de ya visto antes. Como otras veces, muy poco hizo el rival, en esta ocasión el Recre, para llevarse los tres puntos del estadio algecirista, que a ratos parecía más el Nuevo Colombino, entre quejas de aficionados a la junta gestora. Eso sí, aprovechó su ocasión para marcar e incomodó siempre a un Algeciras que no supo resolver la ecuación, y Mere tampoco.

Un boquete en la zona centro-derecha de la defensa, con Manzano -otra vez como central- abriendo la puerta, fue aprovechado por Jesús Vázquez, que vio el hueco y puso un buen balón a Dani Molina, que fusiló a Josemi. Era el minuto ocho y el partido estaba aún convulsionado por un comienzo que tenía un perfil de intensidad alta. El 0-1 cambió demasiado el choque.

El Algeciras tenía tiempo pero le ganó la partida los nervios cuando tenía el balón en los pies, que entonces era la mayor parte del tiempo. El de Huelva se sintió cómodo con dos líneas por detrás del balón muy juntas y siendo intenso en la pelea y poco más. Y siendo listo, sabiendo jugar al otro fútbol, tirándose de dos en dos, cortando el ritmo del partido... En fin, artimañas que por alguna razón parecen reservadas siempre al contrario de los algecirsitas.

Luego está el colegiado, David Gálvez Rascón, madrileño, que si podía soplar para el ilustre Decano, lo hacía. Pidieron manos los jugadores del Algeciras en el minuto 18 pero que lo pitara parecía utópico. No sería la última vez.

La mejor ocasión del Algeciras llegó en el veinte. Adrián Máiquez puso un balón al corazón del área e Iván Turrillo lanzó de primera tan fuerte y tan alto que dejó a toda la grada y a sus compañeros con las manos en la cara. Estaba solo.

El conjunto de casa había dado un paso al frente en busca del empate. Nadie puede reprochar ni a Mere ni a su tropa falta de valentía. Sí otras cosas. El Algeciras adolece de rematador. Salió con Javi Medina de falso nueve y ganó muy poco entre los centrales José Alonso y Álvaro. Las vías de ataque fueron las bandas pero Melchor estuvo demasiado intermitente y más trabajador en defensa; mientras que Willy puso un par de centros a ninguna parte, pero su labor defensiva fue nula.

Cristo, que salió junto a Marrufo en el mediocentro, lo intentó en el 26' pero se quedó sin opción de disparo. Los ataques algeciristas eran a trancas y barrancas, sin continuidad, faltó movilidad, tranquilidad y poco a poco se fue enfriando el ímpetu rojiblanco.

Así se consumió una primera parte insuficiente, que pedía cambios urgentes. El Algeciras tenía que ofrecer otra cosa. Rubén Ramos, el portero blanquiazul, no hizo ninguna parada destacable, ni la haría en todo el partido.

El Decano no cambió su idea, siguió defendiendo con mucha gente, mientras disfrutaba de más espacio que no aprovechó, ni tampoco parecía interesado en ello. Todas sus fuerzas estaban centradas en guardar la ventaja.

Mere buscó la reacción con los cambios. Entró Alvar Herrero por Marrufo, teniendo que recolocar a Manzano -que parece intocable- en el centro y con Víctor González y Calahorro de centrales, la mejor opción aunque el de El Viso está bien siempre y en todas.

En el 58' otra jugada resuelta a favor de los visitantes por el trencilla. Hubo manos de un jugador recreativista pero según el colegiado fue fuera del área. La falta desde la frontal, como todas las jugadas a balón parado desde hace demasiado tiempo, no sirvió para mucho.

Tampoco cambió demasiado la entrada de Santi Luque (por Máiquez), y eso que suponía asumir riesgos. El malagueño ha pasado de titular y esperanza de ataque del Algeciras, a un extraño segundo plano. Mere no debe verlo bien. Luego entró Migue Montes por Calahorro a la deses perada, pero el delantero centro sigue en su línea. Aún así tuvo una ocasión pero su disparo no encontró puerta.

El Algeciras no tuvo la tranquilidad para atacar y superar las líneas de un Recreativo bien situado, que renunció al juego y al ataque, y puso en marcha un plan B canchero -al final de cada jugada caían dos jugadores albiazules-, normalmente impropio de un equipo de la entidad del Decano pero que, a estas alturas, lo que toca es ganar y salvarse y eso lo hizo muy bien el equipo de Alejandro Ceballos.

Así llegó el final de la primera final. Otra derrota, y el descenso que cada vez está más cerca. La reacción es inaplazable.

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