Tres algecireños de treinta: represaliados en los campos de concentración de los nazis

Tierra de fronteras

El campo de concentración de Dachau fue el primero creado por la Alemania nazi y sus aliados, el primero de los alrededor de 44.000 campos de concentración y lugares de encarcelamiento (incluidos los guetos) durante el Holocausto

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Prisioneros de Dachau dando la bienvenida a sus libertadores en 1945.
Prisioneros de Dachau dando la bienvenida a sus libertadores en 1945.

A raíz del homenaje a los algecireños muertos en campos de concentración nazis, aprobado por la corporación municipal de Algeciras en el mes de enero de este año, sería necesario recordar lo que sabemos de la vida de estas tres personas, tres algecireños de los treinta campogibraltareños que pasaron por estos campos de concentración durante la II Guerra Mundial, y ampliar el reconocimiento y homenaje a todos los campogibraltareños que estuvieron en las mimas circunstancias.

Manuel Sáez Ayala, Andrés Sánchez Zambrana y Francisco de la Rocha. La historia vital de cualquiera de estos tres algecireños daría para un guion de cine. Eran jóvenes, muy jóvenes y les tocó vivir y morir muy rápido. Los tres huyeron de una España en guerra para, tras luchar contra la Alemania nazi y ser hechos prisioneros, terminar muriendo en el campo de concentración de Mauthausen y Dachau. Eran tres de los treinta campogibraltareños que pasaron por los campos de exterminio nazis, de los que murieron veinte. 9.161 españoles pasaron por estos campos de concentración.

Manuel Sáez Ayala nació en 1902, declaró ser mecánico de profesión y tener el último domicilio en Badalona (Barcelona), es lo que nos indica la misma documentación que nos data la llegada al campo de prisioneros de Fallingbostel, en el noroeste de Alemania, conocido como el stalag XI-B en la terminología nazi. En este campo, en el que le asignaron el número 41.758, estuvo apenas cuatro meses, hasta que a principios de septiembre de 1940 fue subido a los vagones de carga de un tren junto a varios centenares de republicanos españoles, entre ellos el linense Miguel Crespo Espinosa, donde llegarían cuatro días más tarde. En poco más de un mes llegarían otros cinco convoyes cargados con cerca de 900 españoles, entre ellos el algecireño Manuel Sáez Ayala, que falleció en Mauthausen el 16 de junio de 1941, y el linense Miguel Crespo Espinosa, que falleció el 13 de abril de 1945, pocos días antes de la liberación del campo de concentración. Manuel Sáez estaba casado con María Sánchez. Manuel falleció en el subcampo de Gusen, dentro del complejo de Mauthausen a las siete y cuarto de la mañana del 16 de junio de 1941, aguantó con vida poco menos de un año en el campo de exterminio, y sus restos terminaron convertidos en cenizas.

Supervivientes de Mauthausen aclaman a los soldados estadounidenses que los han liberado. La pancarta en español les da la bienvenida.
Supervivientes de Mauthausen aclaman a los soldados estadounidenses que los han liberado. La pancarta en español les da la bienvenida.

Andrés Sánchez Zambrana nació en el algecireño patio Conti en marzo de 1911, en la calle Eladio Infante, en la Villa Vieja en Algeciras. Era uno de los patios más grandes de la incipiente Algeciras, allí vivían más de cuarenta familias. Tenía tres entradas, la más grande daba a la calle Eladio Infante. Un patio con las pilas donde lavaban por turnos las mujeres y cuatro aseos comunales para todos los vecinos. Era cocinero de un conocido bar algecireño, donde trabajaba junto a su hermano Rafael, que murió, como muchos algecireños, en el frente de Pozoblanco, luchando en el ejército de la república. Andrés fue de los que tras luchar en el ejército de la republica pudo huir a Francia en los últimos meses de la guerra.

Una vez en Francia su periplo fue el de muchos españoles. Pasó por el campo de refugiados de Argelés-sur-Mer, la fatídica playa donde recalaron miles de refugiados, entre ellos cientos de campogibraltareños. Pasó a las pocas semanas al campo de refugiados de Saint Cyprien, y como muchos refugiados se unió a las Compañías de Trabajadores Extranjeros (CTE), que dependían del ejército francés. Trabajó en la construcción de la línea defensiva Maginot.

Al mes de la invasión alemana de Francia, sería hecho prisionero por las tropas nazis, en junio de 1940. Sería internado en un campo de los denominados de tránsito, en territorio francés, el frontstalag 140, para ser trasladado a las pocas semanas al campo de prisioneros de Fallingbostel, en el noroeste de Alemania, conocido como el stalag XI-B, donde le asignaron el número 86.459.

En diciembre de 1940 comenzaría la gran llegada de españoles a los campos de Mauthausen tras una orden específica del jefe del Departamento Central de Seguridad del Reich (RSHA), Heydrich. A partir de la visita a Berlín del Ministro de Asuntos Exteriores franquista Serrano Suñer, a finales de septiembre de 1940, y su reunión con Himmler, se comenzó a aplicar el “tratamiento en los territorios alemanes y exteriores de los antiguos combatientes rojos españoles”, donde se procedía directamente a su traslado a los campos de concentración del Reich. A partir de ese momento los españoles que permanecían en campos de prisioneros de guerra, donde se respetaba la Convención de Ginebra, fueron enviados a los campos de exterminio, a los campos de la muerte. Entre el 13 de diciembre y el 27 de enero, más de 3.000 españoles a bordo de tres grandes transportes recalarían en los campos nazis.

Al algecireño Andrés Sánchez Zambrana, le llegó la deportación el 25 de enero de 1941. En este poco más de un mes también fueron deportados a Mauthausen los linenses Helio Villalba Gómez, José Fernández Sánchez, Bernardo Cosas Giménez, Juan González Perujo, Antonio Llovet Ocaña, Juan Pérez Galiano, Rafael Reina Grimaldi, José Rivero Ruiz y Fernando Sala García, el sanroqueño Antonio Vilches Gallardo, el tarifeño José Blanco Mesa, y Sebastián Rocha Sierra, de Jimena de la Frontera.

A Andrés Sánchez Zambrana, tras tres días en vagones de carga en el duro invierno centroeuropeo recaló en la estación austriaca de Mauthausen. A partir de aquí solo sería el número 6.715. A los tres meses, a finales de abril de 1941, pasaría, como la mayoría de los españoles, al cercano subcampo de Gusen, que pertenecía a la red de campos de Mauthausen. Su nueva identidad sería el 12.361. Allí pudo sobrevivir hasta el 27 de enero de 1942 a las 9:30 de la mañana. Poco más de un año sobrevivió en el campo de exterminio, y sus restos terminaron convertidos en cenizas, como atestigua la documentación.

Del tercer algecireño, Francisco de la Rocha, hay pocos datos documentales, sabemos que nació en Algeciras el 30 de diciembre de 1896, y que fue deportado a Dachau, a poco menos de 300 kilómetros de Mauthausen, el 9 de noviembre de 1942, donde murió el 6 de septiembre de 1944.

Partida de defunción de Manuel Sáez Ayala.
Partida de defunción de Manuel Sáez Ayala.

El campo de concentración de Dachau fue el primero creado por la Alemania nazi y sus aliados, el primero de los alrededor de 44.000 campos de concentración y lugares de encarcelamiento (incluidos los guetos) durante el Holocausto. Dachau se estableció en marzo de 1933 y estuvo funcionando hasta su liberación al final de la guerra en 1945. Fue el primer campo de concentración regular instituido por el gobierno nazi, y se convirtió en el modelo y prototipo de todos los campos de concentración posteriores, además de servir como centro de entrenamiento para los guardias de las SS que vigilaban dichos campos. Situado a 13 kilómetros al noroeste de Múnich, en Baviera, los prisioneros que pasaron por Dachau entre 1933 y 1945 fueron unos 200.000 de más de 30 países. A partir de 1941 también fue usado con propósitos de exterminio. Se calcula que al menos 40.000 prisioneros murieron ahí, un tercio murió en el último medio año de guerra, entre ellos el algecireño Francisco de la Rocha, que fue uno 500 españoles que murieron en dicho campo de los 1.100 españoles que pasaron por él.

Mauthausen y los subcampos que dependían de él, entre ellos Gusen, recibieron el mayor número de prisioneros españoles. En total fueron encerrados allí 7.532, de los que murieron 4.816. Eso supuso una tasa de mortalidad del 64%. Los nacidos en el Campo de Gibraltar, tuvieron una mortalidad mayor, sobre el 67%. La mayoría de ellos perecieron en Gusen, un subcampo situado a 5 kilómetros de Mauthausen. A él fueron a parar 5.266 españoles de los que fueron asesinados 3.959.

Todos los españoles que terminaron en los campos de concentración nazis tenían un periplo común. Se habían exiliado en Francia tras la victoria franquista de 1939. Una vez en el exilio podemos dividirlos en dos grupos: los que se alistaron en el ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial, que fueron capturados por los nazis desde junio de 1940, y enviados a distintos campos y cárceles desde agosto de ese año hasta finales del siguiente. Otro grupo serían los que pertenecieron a “la Resistencia”, que fueron detenidos por la policía francesa colaboracionista y la Gestapo y conducidos a los campos desde 1941 a 1944.

Supervivientes españoles tirando el águila nazi el día de la liberación de Mauthausen.
Supervivientes españoles tirando el águila nazi el día de la liberación de Mauthausen.

Tras ser capturados por las tropas de la Alemania nazi, los españoles fueron recluidos, junto a los soldados aliados, sobre todo franceses y británicos, en campos para prisioneros de guerra donde se respetaba la Convención de Ginebra. Sin embargo, el Régimen franquista negoció con la cúpula del Reich y con el gobierno colaboracionista de Pétain el traslado de todos ellos a campos de concentración donde debían ser exterminados.

El régimen nazi catalogaba para diferenciar a cada grupo de prisioneros, los judíos portaban en sus uniformes la estrella de David, mientras el resto lucía un triángulo invertido. Los delincuentes comunes lo llevaban de color verde, los presos políticos rojo, a los homosexuales se les había reservado el rosa, a los gitanos y asociales el negro, y a los testigos de Jehová y objetores de conciencia el morado. En el interior del triángulo, los prisioneros que no eran de origen alemán llevaban, además, la letra inicial de su país. Los españoles no recibieron el triángulo rojo de prisioneros políticos (como ocurrió en el resto de los campos). En Mauthausen, los republicanos españoles recibieron el triángulo azul que les distinguía como apátridas. Un triángulo azul sobre el que aparecía escrita una «S» que les definía como spanier, es decir, como apátridas españoles, ya que el régimen franquista no los reconocía como españoles.

También está documentada la presencia de españoles en otros campos como Bergen Belsen, Auschwitz, Flossenbürg, Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Aurigny y Guernesey. Y también hubo un campo de detención de mujeres, el de Ravensbrück, por el que pasaron cerca de 200 españolas.

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