La Isla de Perejil, la isla de las cabras

Tierra de fronteras

El enclave se encuentra deshabitado y sin símbolos de soberanía de ninguno de los dos países que reclaman su territorio, España y Marruecos

Entrevista: “Por su carácter geoestratégico, el Campo de Gibraltar es un laboratorio de la historia”

La isla de Perejil vista desde Marruecos.
La isla de Perejil vista desde Marruecos.

Aunque el más conocido fue el del año 2002, la isla de Perejil ha sido motivo de enfrentamientos diplomáticos en varias ocasiones a lo largo de los últimos siglos.

La isla de Perejil es un peñasco de aproximadamente 450 metros de longitud a tan solo 250 metros de la costa marroquí, y a 8 km. al noroeste de la ciudad de Ceuta, cuenta con un relieve muy accidentado, geografía rocosa arenosa y de complicado tránsito lo que la hace prácticamente impracticable. El punto más alto de la isla se eleva a 74 metros sobre el nivel del mar. La isla se encuentra deshabitada y sin símbolos de soberanía de ninguno de los dos países que reclaman su territorio. En España el proyecto de Estatuto de Autonomía de Ceuta, aprobado en 1995, incluía la isla de Perejil como territorio perteneciente a la ciudad, punto que quedó invalidado ante las protestas de Marruecos.

En 1415 Ceuta fue conquistada por los infantes portugueses Duarte, Pedro y Enrique, de uno de ellos, Pero Gil recibió su nombre, (al menos eso es lo que algunos autores indican lejos de la procedencia de su nombre por hallarse allí perejil), permaneciendo en posesión de Portugal hasta el año 1581 en que nombrado Felipe II rey de Portugal, todas las posesiones de aquel reino, entre las que se encontraba Ceuta y su zona de influencia, pasaron a España. Cuando en 1640 se separó Portugal de España, los nobles de Ceuta la proclamaron por Felipe IV. El tratado firmado el 13 de febrero de 1663, hizo que se devolvieran a Portugal las plazas y dominios de África, a excepción de Ceuta, y su territorio jurisdiccional donde estaba incluida la isla de Perejil, tal como aparece en el artículo 2º del Tratado hispano-portugués de 1668. A partir de esta fecha se consolidaron los derechos de posesión, y no encontramos en los archivos una preocupación activa por la isla, hasta el año 1746, en que el gobierno de España ordenó se hiciesen estudios para fortificar el islote. También encontramos que, en 1779, el gobernador de Ceuta, dispuso hacer un reconocimiento y estudio de la isla.

Durante la guerra de la independencia, las Cortes de Cádiz, dispusieron que allí se estableciera una expedición para vigilar el Estrecho, formándose con soldados de la guarnición de Ceuta y otros ingleses, entonces aliada de España. Se construyeron en ella algunas obras defensivas y se montaron algunas piezas.

Los británicos, con sus aspiraciones de controlar plenamente el Estrecho, intentaron dos veces apoderarse de ella. El primer intento de ocupación lo realizaron en abril de 1808. Cien hombres de infantería, con un destacamento artillero, fueron enviados desde Gibraltar al mando de dos ingenieros, apresurándose a levantar fortificaciones, a disponer una batería de doce cañones y a construir algunas barracas. Al tener noticias de esto el Gobierno español, y ante las enérgicas protestas de España y Francia, los británicos terminaron por evacuar la isla. Parece ser que los ingleses obtuvieron del sultán Muley Sulaymán el control de la isla a partir de un regalo de 12.000 duros al primer ministro del sultán.

Cartografía militar de la isla.
Cartografía militar de la isla.

Antes del segundo intento de ocupación inglés, se creyó que un agente norteamericano en Tánger gestionaba del sultán la cesión de la isla de Perejil para establecer en ella una factoría comercial a cuyo manejo se opuso la acción conjunta que los representantes español, francés e inglés que hicieron abortase el proyecto.

En 1848 es cuando Inglaterra, aprovechándose de las dificultades surgidas entre España y Marruecos, intentará un nuevo golpe de ocupación que el general español Narváez hace fracasar al enviar fuerzas militares españolas. Hasta ese momento España siempre y cuando la ocasión se presentaba evocaba sus derechos seculares sobre la posesión de la isla heredera desde 1581 de las posesiones portuguesas. En 1887 nuevamente encontramos una preocupación activa del Gobierno español con relación a la isla cuando proyecta construir un faro y envía ingenieros que marcarían su emplazamiento haciéndolo con estacas y colocando una plancha con los colores nacionales. Enterado el Pachá de Tánger envió una expedición de moros que arrancaron las estacas y se llevaron la plancha. Como consecuencia se levantó en España una campaña de prensa que se reflejó en las Cortes que trataba sobre la propiedad de la isla.

Entramos en los años finales del siglo XIX, con una política exterior muy débil y correrán años con toda clase de rumores sobre la posesión de la isla de Perejil unas veces es Inglaterra que al amparo de establecer una estación carbonífera pretende la cesión y no ceja en su empeño con incursiones británicas a la isla consiguiendo autorización del sultán para extraer piedras para la construcción de una dársena en Gibraltar, otras Francia que como potencia marítima no se resigna a que la posición tan estratégica se vincule a otra potencia que no sea ella, por último manejos de Alemania que hacen creer ha logrado análoga concepción en equilibrio con Inglaterra en la costa inmediata a las Chafarinas que daría lugar a debates más o menos movidos en el Parlamento.

A partir de la Conferencia de Algeciras de 1906, estos enclaves españoles cambiaron su denominación por «Plazas», con una clara connotación militar, y se comienzan a distinguir entre Plazas Mayores (Ceuta y Melilla), y Plazas Menores, denominación del resto de posesiones costeras, incluida entre estas también la isla del Perejil, dejando de un lado el término usado hasta ese momento que era “Presidios”.

En el año 1912, se firma el convenio hispano francés con el que quedan definidos los derechos españoles en Marruecos no aludiéndose para nada la condición jurídica de la isla de Perejil. En el plan de obras portuarias del general Orgaz, en 1943, se proyectó la construcción de un pequeño muelle de atraque a la isla y de un albergue para pescadores.

Al alba con viento duro de Levante

Para intentar entender la génesis del incidente de Perejil de julio de 2002 es necesario encuadrarlo en el contexto diplomático de la época, en un momento de una importante tensión diplomática, y sin obviar su carácter geoestratégico, su localización en el Estrecho de Gibraltar, es fundamental a escala internacional. El detonante de las discrepancias fue el fracaso de la negociación pesquera entre el Reino alauí y la Unión Europea en 2001, lo que supuso el deterioro de relaciones entre el presidente Aznar y Mohammed VI, junto con el planteamiento del gobierno español con respecto al Sáhara Occidental, consistente en mostrarse favorable al censo de saharauis realizado por la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental) y al plan para solucionar el contencioso del territorio, lo que fue considerado por Mohamed VI como “la traición de Aznar”. El 27 de octubre del mismo año, Rabat retiraba a su embajador de Madrid ante lo que considera “agravios españoles”. El 6 de julio de 2002 España realizaba unas maniobras militares en las Alhucemas, frente a la costa de Marruecos, que el monarca alauí los consideró como una clara agresión.

Ruinas del campamento de Facinas, Tarifa, desde donde partieron los helicópteros a la isla de Perejil.
Ruinas del campamento de Facinas, Tarifa, desde donde partieron los helicópteros a la isla de Perejil.

De esta forma, en la mañana del 11 de julio de 2002, fue ocupada por parte de un grupo de marineros de la Marina Real de Marruecos que colocaron dos banderas de Marruecos. Los días 13 y 14 del mismo mes comenzaron a llegar los apoyos verbales por parte de la Unión Europea y la ONU, pero ninguna de las dos surtió el efecto deseado desde un punto de vista diplomático. El 16 de julio llegaría un ultimátum por parte de España exigiendo que las tropas marroquíes abandonasen la isla antes de las 2:00 de la madrugada. Marruecos hizo caso omiso y como consecuencia el gobierno español puso en marcha la operación Romeo Sierra consistente en un protocolo de reconocimiento de la zona acompañado de un asalto aéreo a cargo del Ejército de Tierra. La operación se puso en marcha poco después de las 6 de la mañana. Una hora antes, se cerraron al tráfico aéreo los aeropuertos de Jerez y Melilla. El día anterior, un equipo de 23 "boinas verdes" del Grupo de Operaciones Especiales "Valencia" III del Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra embarcaba en su base de Rabasa (Alicante) en tres helicópteros Cougar. Volaron hasta el abandona cuartel de Facinas, en Tarifa, ya asomados al Estrecho. Allí esperaban otros helicópteros y cinco infantes de Marina del Tercio de Armada.

Por aquel entonces el ministro de Defensa, Federico Trillo, expresó que el operativo se llevó a cabo “al alba con viento duro de Levante” y sostuvo que se trató de una operación relámpago. La acción terminó con la recuperación del control de la isla por parte de España y la entrega a la Guardia Civil de las tropas marroquíes que fueron devueltas a Marruecos a través del paso del Tarajal esa misma tarde. Los días siguientes sirvieron para sentar las bases de la negociación. Los ministerios de Asuntos Exteriores aceptaron no volver al islote, pero para ello España debía abandonarlo. España aceptó y levantó también la bandera de la isla perejil llegando a una situación de status quo ante bellum, que se mantuviera como estaba antes del incidente, es decir, que el islote, denominado en bereber “Guezira Taura”, permaneciera deshabitado sin presencia de autoridad civil o militar alguna y sin símbolos de soberanía. Su firma el 21 de julio, dio carpetazo al conflicto, todo quedaba como estaba, o casi como estaba ya que las cabras que llevaban pastando mas de 20 años, ya no pudieron pastar.

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