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Instituto de Estudios Campogibraltareños
La restauración comenzó el día 3 de agosto de 1998. Se prolongó durante un total de 100 días, equivalentes a 4.800 horas de trabajo. Fue inaugurado con las campanadas de fin de año de diciembre de 1998.
A lo largo de sus 194 años de historia, las máquinas apenas habían recibido tareas de mantenimiento, que se había limitado a darle cuerda y echarle algo de grasa, sin efectuar la imprescindible limpieza previa.
El 3 de agosto de 1998 se empezó a desmontarlo en su totalidad para valorar mecánicamente sus averías y desgastes. Se procedió a reparar las piezas gastadas por el uso, debido a que se habían dejado piezas importantes sin lubricar a lo largo de los años. Se prepararon piezas para rellenos en levas, tetones, dientes atrinquetados, etc. Una vez puestas en bruto, fueron pasadas al torno y la fresa para darle un ajuste perfecto. En el proceso de limpieza, los escapes fueron sometidos a la máquina de ultrasonidos para que no hubiera nada de fricción en las clavijas, escapes y áncora, pieza donde se logró dividir perfectamente el movimiento del tren de ruedas.
El trabajo consistió en reparación, resanado, restauración y embellecimiento pieza a pieza.
Las esferas, que estaban totalmente rotas, eran de cristal pintado con números de plomo, soportados con remaches del mismo material, reemplazándose por otras de metacrilato.
El estudio realizado en la empresa donde trabajaba para la restauración sobre la durabilidad del reloj señaló que, estando bien cuidado, engrasado y atendido, duraría toda la vida. Actualmente, a los 27 años de la restauración, no ha sufrido ningún problema.
Como recuerdo de su intervención, la restauración respetó la abrazadera con la que el profesor de la Escuela de Artes y Oficio, don Francisco Jiménez, había resuelto una rotura causada por el peso del reloj.
El camarote que alberga la maquinaria estaba terminado en piedra, con mechinales por donde entraban las aves, que fueron cegados. En la restauración se habían retirado 235 kilos de sus excrementos. Este problema quedó resuelto, así como el del cambio de temperatura entre verano e invierno, limitado a 8-9 grados, acercándose antes a los 40. Se redujo así la dilatación/contracción de los metales de la maquinaria y por el uso de los aceites, quitándole el azufre y la arena, evitando así el rozamiento. El habitáculo del reloj se ha revestido de duelas de pino rija, con el aspecto del camarote de un yate, con su sala de máquinas en el piso superior, siendo sufragada la compra de la materia prima por el Ayuntamiento de Algeciras.
Las modificaciones de mejora señaladas en el habitáculo duraron 60 días.
Los mechinales situados por encima de la habitación del reloj tenían 12x12 cm. Allí anidan camadas de cernícalos primilla cuyos polluelos solían morir por intrusiones de palomas. Para evitarlo, en febrero de 1999 fueron reducidos a huecos de 7 cm de diámetro.
Esta obra de arte, ha sido restaurada, de forma totalmente altruista, por el equipo de técnicos y artesanos de la Asociación para la defensa y estudio del Patrimonio Histórico-Natural Algecireño, La Trocha, fundada el 19 de marzo de 1998 para tal fin. Trabajó bajo la dirección de su presidente, maestro relojero, don José Luis Pavón Manso y por don Sebastián Gómez González, ingeniero industrial.
Esta labor filantrópica permitió, en sólo 144 días, el desmontaje y reparación manual de sus casi cuatro mil elementos, consiguiendo ponerlo en marcha antes de las campanadas de Nochevieja de 1998.
El cuidado y mantenimiento del reloj corre a cargo del Relojero Mayor de Algeciras, José Luis Pavón Manso, nacido en Huelva el 13 de diciembre de 1940. A los pocos meses de su nacimiento, su familia se trasladó a Algeciras, donde reside desde entonces.
Procede de larga estirpe relojera, ya que tanto su padre, José María Pavón Luna, como su abuelo, Francisco Pavón Romero, fueron “maese relojero”, o sea, maestros de maestro de este mundo tan complejo, formado por muelles, piñones y engranajes. Desde los siete años de edad, mientras otros niños jugaban al balón, su entretenimiento favorito, al volver del colegio, consistía en desmontar un viejo despertador que había en su casa para, pieza por pieza, volverlo a montar y hacerlo funcionar de manera precisa.
Era buen estudiante y el tema de la relojería lo tenía más como una distracción que como una posible futura profesión, por lo que, cumplidos los catorce años, ingresó en la Academia Gómez de Algeciras con el fin de prepararse para estudiar Peritaje Mercantil, su mayor ilusión.
Poco después falleció su padre, que poseía un taller de relojería en un puesto del Mercado Ingeniero Torroja, y él, hijo único, con 17 años, se vio repentinamente como cabeza de familia. Perdía, a la vez, a su progenitor, a un amigo y maestro. También desaparecía la única fuente de ingresos que sustentaba su casa, viéndose obligada abandonar los estudios y hacerse cargo del taller de relojería, hasta que años más tarde ingresó en la petroquímica Interquisa, del grupo Cepsa. Estas circunstancias le ofrecieron la oportunidad de estudiar en sus ratos libres y de profundizar en el fascinante mundo de la relojería monumental, lo que más tarde le posibilitaría, en agosto de 1998, abordar la restauración y puesta en valor del reloj monumental de la torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma de Algeciras, que se encontraba muy deteriorado y con la solería y maquinaria en estado muy deficiente.
En 2003, y a la vista del éxito obtenido con el viejo reloj de Algeciras, recibió el encargo de la reparación del reloj de la casa consistorial de Tarifa, también culminado con éxito.
Estas dos importantes reparaciones fueron el inicio de una larga lista, continuada por los relojes monumentales de la catedral y de la iglesia de San José de Cádiz, del ayuntamiento de Moguer, de la iglesia de San Francisco de Tarifa, de la de Santa María Coronada de San Roque, de la de San Isidro Labrador de Los Barrios y el de la plaza de toros de Las Palomas de Algeciras, teniendo actualmente en estudio y preparación el de la catedral de Málaga, el de los ayuntamiento de Jimena de la Frontera y de la Carlota (Jaén), el de las iglesias de San Jorge de Alcalá de los Gazules y de Íllora (Granada) y el de los escolapios de Getafe, en Madrid.
De su gran amor por Algeciras y de su compromiso con la vida social y tradiciones de la ciudad, sirvan como ejemplo su nombramiento como mayordomo de la Hermandad de Ntra. Sra. la Virgen de la Palma; su dilatada labor en favor de la cultura y patrimonio local, primero como socio fundador y primer presidente de La Trocha y, más tarde, como fundador y presidente de Aepa2015 (Asociación de Emprendedoresdel Patrimonio Algecireño), las diversas conferencias que ha dado sobre nuestro histórico reloj, las innumerables visita guiada a la torre de la iglesia de La Palma, y su participación como miembro del grupo de charlas educativas escolares para divulgar el patrimonio local a los alumnos de primaria de Algeciras.
Esta trayectoria le ha comportado el nombramiento, en el año 2002, de Relojero Mayor de Algeciras; en 2006, de Relojero Mayor de Tarifa; ; la candidatura a los premios Europa Nostra 2008 la concesión, por la Universidad de Cádiz, de la venia docendi en dicha materia, así como el premio Isidro Peralta, 2004 por parte de la Asociación Mellaria, de Tarifa, entre otros reconocimientos.
En el 2008 fue distinguido con la Medalla de la Virgen de la Palma, distinción con la que la ciudad de Algeciras reconoce a sus ciudadanos más ilustres. El 5 de marzo de 2018, el pleno del Ayuntamiento de Algeciras acordó por unanimidad su nombramiento como Hijo Adoptivo de Algeciras. El 1 de marzo de 2023, el pleno de la Diputación de Cádiz decidió, también de manera unánime, concederle la Medalla de la Provincia de Cádiz.
A su gran pasión por la relojería monumental se une también su admiración hacia el genio renacentista Leonardo Da Vinci, traduciéndose en un concienzudo trabajo de estudio y recreación de sus obras en forma de maquetas.
Estos complejos trabajos requieren de la aportación de mucha gente importante, como los siguientes:
José Luis Pavón Manso es relojero mayor de Algeciras y de Tarifa. Medalla de la Palma por el ayuntamiento de Algeciras. Medalla de la Provincia de Cádiz. Hijo adoptivo de Algeciras. Miembro de Asociación de Emprendedores del Patrimonio Algecireño 2015
Nuria Sáez Rodríguez es miembro de Asociación de Emprendedores del Patrimonio Algecireño 2015
Ángel J. Sáez Rodríguez es doctor en Historia, profesor, director de la revista Almoraima y consejero de número de la Sección 1 del IECG
Artículo publicado en el número 63 de Almoraima, revista de estudios campogibraltareños (Octubre 2025)
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