Sarah Angelina Acland, una pionera de la fotografía en color en Gibraltar (y V)
Instituto de Estudios Campogibraltareños
Las de Acland son las primeras fotografías en color tomadas en la península ibérica. Las siguientes realizadas en España son placas autócromas de las desarrolladas por los hermanos Lumière en 1907
El procedimiento Sanger Shepherd tuvo un desarrollo muy limitado en el tiempo y cayó en desuso tras el auge de los Lumiére
Sarah Angelina Acland, una pionera de la fotografía en color en Gibraltar (IV)
El resto de las imágenes tomadas en Gibraltar pueden estar realizadas indistintamente en mayo de 1903 o el mismo mes de 1904. Entre las que no hemos analizado todavía se pueden establecer dos grupos de imágenes: por una parte, paisajes tomados desde distintos sitios del Peñón y, por otro, imágenes de plantas tomadas en el jardín de The Mount. En el primer grupo estarían las tituladas Europa Point, Gibraltar, Jebel Musa y The Home of the Osprey. En la primera aparece una vista tomada desde la batería de Europa Advance, en el plano intermedio aparece la residencia de verano del gobernador que se situaba en este intrincado lugar, algo más distante se ve el faro de Punta Europa y, en el último término, el otro lado del Estrecho. El mar tiene cierta sensación especular producto de la larga exposición que hace que se pierda el oleaje. En la titulada Jebel Musa, realizada en el lado oeste del Peñón, aparece en último término el mismo fondo que en la anterior, con la diferencia de que está realizada con un primitivo teleobjetivo, que acerca el último plano a la otra columna de Hércules. Para esta imagen Acland utilizó un teleojetivo Dallmeyer “Adon”, que fue un teleobjetivo muy popular lanzado comercialmente en 1901, inaugurando de este modo el campo de la telefotografía para aficionados. En el plano intermedio aparece la loma en que se situaban las construcciones ligadas al cuartel de Buena Vista; el mar de nuevo aparece con esa sensación de plano uniforme producto de la larga exposición.
La ultima imagen de este grupo es la titulada The Home of the Osprey que también está realizada desde las inmediaciones de la batería de Europa Advance, aunque en esta dirige la cámara hacia el norte apareciendo el perfil de Sierra Bermeja en último término. Nuevamente el mar nos da esa sensación de quietud de la que hemos hablado anteriormente. El protagonismo de la escena lo tienen los acantilados inaccesibles de esa parte del Peñón, donde se suponía que habitaban las águilas pescadoras que dan título a la imagen. Personalmente pienso que el título puede poner esta imagen en relación de nuevo con Verner, pues en su My Life among the Wild Birds in Spain menciona la anécdota de sus intentos de acceder al nido de Osprey en esa parte de Gibraltar y las muchas dificultades de esa empresa. Al parecer, lo consiguió en un segundo intento con los aparatos adecuados y a pesar de todas las prohibiciones existentes en sentido contrario. La misma noche del día que lo consiguió cenaba invitado en la residencia del Almirante y entre los invitados estaba el Gobernador. La conversación derivó hacia la posibilidad de acceder al nido de las águilas pescadoras y alguien comentó que ningún hombre podía llegar. Según la narración de Vermer, para empeorar las cosas algunos de los cómplices que lo habían ayudado en su hazaña estaban presentes y lo miraron con ansiedad. Directamente le preguntaron a él si era posible que alguien cogiese huevos de águila pescadora en esos acantilados. Cuando todos los ojos se volvieron hacia él, que pensaba en sus dos preciosos huevos recién recogidos, farisaicamente contestó: “No. Señor, estoy seguro de que cualquiera que intente tomarlos fracasará”. Pudiera ser que William Acland fuese el almirante que se menciona en la anécdota y que Sarah Angelina conociera la presencia de estas aves en el Peñón a través de él o que el mismo Verner le hablara de ello.
El resto de las imágenes gibraltareñas de Acland están tomadas en el jardín de The Mount. Entre ellas también podemos establecer dos grupos de imágenes. Por una parte estarían las de puro interés botánico; en esta línea están las tituladas Nerium Oleander, Study of Bougainvillea, Plumbago in Vase, Branch of Coral Tree, Begonia, False Fressia... son imágenes en las que la planta en cuestión ocupa la escena casi en exclusiva. No tienen intencionalidad artística, aunque estén bien compuestas y el color les de un valor añadido. La autora las debió hacer para documentar aquellas especies que le habían llamado más la atención. El segundo grupo de entre las que están tomadas en el jardín tiene bastante más interés. Son tomas con un carácter más general, en las que describe distintos rincones del jardín, un paraíso floral en ese momento abarrotado de hermosas plantas y árboles. Los jardines estaban dispuestos en una serie de terrazas, que se adaptaban a la pendiente del Peñón por su lado oeste. Ella describe este lugar como “a carefully tended wilderness... arranged liked Solomons hanging gardens of old”, estableciendo comparaciones bíblicas entre la cuidada belleza salvaje de este lugar y los jardines colgantes. Es en estas fotografías en las que cambia su mentalidad, introduciéndose totalmente en el lenguaje del color: la descripción del momento visual va más allá que la descripción formal; la luz y los colores dan lugar a una impresión muy poderosa. En definitiva, son imágenes en las que se sobrepone a los esquemas compositivos del blanco y negro y está pensando ya en qué resultados va a tener esa imagen en color. Fotografías como las tituladas Flora Calpensis, The Admiral’s Garden Gate, Seville Orange Tree, The Wilderness... están realizadas con un criterio estético que ya no tiene nada que ver con sus fotografías monócromas, el protagonismo y el predominio del color están por encima de todo lo demás y la pone en contacto directo con la estética impresionista. No sabemos si se adentró en esta estética porque llegó a conocer los principios de este movimiento que se estaba desarrollando en la pintura desde hacía unos años, si fue por la antigua influencia de John Ruskin, que propugnaba supremacía de la impresión frente a la descripción cuando defendía la obra de Turner, o, más probablemente pienso, fue una conclusión lógica cuando se adentró en el lenguaje del color con las herramientas oportunas.
La presencia de Gibraltar en el prestigio de Sarah Angelina Acland es determinante. A modo de muestra diremos que sus actuaciones en la Royal Photographic Society de Gran Bretaña, además de como expositora de su obra relativa al Peñón en 1903 y 1904, también tuvo una dimensión divulgativa. El 5 de octubre de 1905 a las 8 de la noche impartió una conferencia que se tituló significativamente A Visit to Gibraltar. Esta charla, que estuvo ilustrada “with three- colour slides, by fhe Sanger Shepherd process and with monochrome slidesque”, se repitió con el mismo tema el 20 de septiembre de 1906.
Conclusiones
La primera conclusión y más evidente es que estas líneas no agotan ni muchísimo menos el tema. Se necesita más espacio (y más tiempo) para poder tratar de forma exhaustiva lo que supuso la presencia, aunque curiosamente fuera de tan solo dos meses, de Sarah Angelina Acland en Gibraltar. Después de esa primera evidencia quisiera señalar otras que, aunque he ido mencionando en el texto, me gustaría remarcar.
Estas son, hasta donde llegan mis conocimientos, las primeras imágenes fotográficas en color que se toman en la península ibérica, un hecho que me parece importante destacar. Las siguientes realizadas en España son placas autócromas de las desarrolladas por los hermanos Lumière. Santiago Ramón y Cajal fue uno de los que experimentó con ellas y quien las dio a conocer en un artículo publicado en octubre de 1907 en la revista Fotografía titulado “Las placas autócromas Lumière y el problema de la copias múltiples”.
Quizá el problema de que la obra de Sarah Angelina Acland no haya trascendido demasiado es que el procedimiento Sanger Shepherd tuvo un desarrollo muy limitado en el tiempo. Esta técnica, aunque obtenía resultados visuales muchísimo mejores que las placas autócromas, era un proceso muy complicado, que casi quedó en el olvido cuando se popularizó la técnica desarrollada por los hermanos Lumière. Aún así el historiador de fotografía en color Henry Oscar Klein llegó a afirmar en 1936 que “las transparencias en color de Miss Acland, hechas con el proceso Sanger Shepherd, nunca se han superado en brillantez y autenticidad del color, y solo el Technicolor actual puede acercarse a ellas”. Ahondando en esta afirmación de Klein, y relacionándola con esas últimas imágenes gibraltareñas, creo que Sarah Angelina Acland es la primera practicante de la fotografía (incluidos hombres y mujeres) que entiende realmente el lenguaje del color y que lo lleva a altas cotas en algunas de sus obras, imágenes felizmente tomadas en Gibraltar, que se tardó mucho tiempo en igualar.
También te puede interesar
Lo último