Rúa Mar: intrahistoria de una tragedia
Al sur del Sur
El 23 de enero de 2020 se perdió todo rastro del pesquero 'Rúa Mar' con seis marineros a bordo en aguas cercanas a Marruecos. El mar tan solo devolvió los cuerpos de dos de ellos. Mañana se inicia en Algeciras el juicio contra el armador, acusado de seis homicidios y tráfico de drogas, y otras cinco personas
Juicio en Algeciras por el hundimiento del Rúa Mar: seis fallecidos, seis acusados, decenas de testigos y 171 años de prisión
Cuentan que el Rúa Mar fue el único pesquero del puerto de Barbate que se echó a la mar aquella noche infernal y que varios de los miembros habituales de la tripulación optaron por quedarse en casa. A la 1:31 del 23 de enero de 2020 y a 28 millas de cabo Espartel, en Marruecos, la radiobaliza del barco lanzó el aviso de alarma, bien porque se encendiera de forma automática al entrar en contacto con el agua o porque alguno de los marineros le diera tiempo de activarla manualmente. No hubo más noticias. Los amplios dispositivos de búsqueda desplegados tan solo hallaron un par de balsas salvavidas sin abrir y algunos fardos de hachís.
El centro de información de la emergencia se situó en pocas horas en un edificio cercano a la dársena pesquera de Algeciras, de donde eran naturales o residían los marineros, y allí se congregaron de inmediato los familiares y allegados de Antonio Javier Maza, el patrón, y de su hermano Ángel, el mecánico. También de Iván, Daniel, Óscar y Antonio, los otros cuatro tripulantes. A ese lugar también se acercaron diversas autoridades para mostrar su apoyo en unos momentos tan duros y decenas de periodistas, aunque había también otros presentes que guardaban las distancias, tratando de pasar desapercibidos.
“No nos saquéis fotos”, fue la advertencia nada amistosa que recibieron varios periodistas gráficos. Bastó con que lo dijesen una sola vez. Se trataba de integrantes del clan de los Pantoja, cuyo líder, Jesús Heredia, fue uno de los lugartenientes del famoso Abdellah El Haj, el Messi del hachís. ¿Qué demonios hacían esos narcos allí?
La grave crisis del sector pesquero de los años 90, con la competencia de Marruecos y las restricciones a las capturas, hizo que no pocos barcos dedicasen más tiempo a bajarse al moro que a la captura de la caballa o el voraz. Y el armador del Rúa Mar, Pedro Samuel Maza Ruiz, de familia de la mar, imitó la costumbre. Bastaba con tener los contactos adecuados para, en algún punto del Estrecho, traspasar la droga desde una embarcación al barco y desembarcar de los fardos en el muelle entre las cajas de pescado.
-¿El Rúa Mar llevaba pescado fresco o podrido?
-Te llamo en veinte minutos.
El interlocutor al otro lado del teléfono cumplió con su palabra y tras devolver la llamada confirmó el presagio del periodista, que amplió la información con otras fuentes. La conclusión es que hacía varios meses que la Policía Nacional seguía la pista del Rúa Mar y de otros pesqueros propiedad de Maza por su presunta implicación en una red de importación de hachís a gran escala desde Marruecos. La magnitud de las diligencias había hecho que la Audiencia Nacional (AN) se hiciera cargo de ellas, al haber implicaciones de un tercer país.
Puede que la presencia de los Pantoja en el muelle pesquero respondiese a su amistad el armador; puede que también les moviera su interés por saber del paradero del hachís y de su inversión
Las diligencias abiertas en los juzgados de Algeciras por el hundimiento del pesquero fueron derivadas de inmediato a la AN. Lo que, en principio, se planteó como la investigación de un naufragio de consecuencias fatales se convirtió en una causa de narcotráfico. ¿Por qué si no habría salido a faenar el pesquero con tan malas condiciones meteorológicas? Puede que la presencia de los Pantoja en el muelle pesquero respondiese a su amistad el armador; puede que también les moviera su interés por saber del paradero del hachís y de su inversión. Los cálculos policiales hablan de que el Rúa Mar cargaba en sus bodegas unas dos toneladas de droga -tocará demostrarlo durante el juicio- y que la mala estiba de los fardos o un golpe de mar, o ambas cosas a la vez, provocaron su hundimiento en pocos segundos. Muy pronto quedó descartada la hipóteses de una colisión con un buque como causa del hundimiento.
Quedaba por publicar la noticia en medio del luto de una ciudad sobre la que estaba centrada la atención de los medios de comunicación de toda España. No fue fácil la decisión, pero optamos por aguardar 48 horas, hasta después del 30 de enero, una vez celebrado el funeral por Antonio Javier Maza, cuyo cadáver había aparecido dos días antes. Su familia tuvo así la oportunidad de despedirse de él sin tener que leer antes el amargo titular de prensa: "La Audiencia Nacional investiga al 'Rúa Mar' por tráfico de drogas". Las exequias tuvieron lugar en la iglesia de La Palma. El Ayuntamiento de Algeciras había decretado luto oficial y tanto el Gobierno de España como el de Andalucía habían expresado sus condolencias a las familias.
Tres semanas de vista oral
La Sección 7ª de la Audiencia de Cádiz, con sede en Algeciras, celebrará entre el 22 de septiembre y el 8 de octubre el juicio por la muerte de los seis marineros que el 23 de enero de 2020 perdieron la vida en el naufragio del Rúa Mar, un pesquero con base en el puerto de Barbate que en el momento del hundimiento transportaba presuntamente un alijo de dos toneladas de hachís.
El armador del barco, Pedro Samuel Maza Ruiz, es el principal acusado: la Fiscalía Antidroga solicita para él un total de 114 años de cárcel como responsable de seis homicidios y de una supuesta trama de tráfico de drogas.
La Fiscalía Antidroga del Campo de Gibraltar acusó a Maza Ruiz de ser autor de los delitos de homicidio (pena de 90 años), pertenencia a grupo criminal (2 años), contra la salud pública (12 años), estafa (1 año) y blanqueo de capitales (6 años), además de contra el derecho de los trabajadores (3 años). Los otros cinco acusados, entre ellos, su pareja sentimental, afrontan penas que suman un total de 57 años de prisión.
Pedro Maza, un personaje oscuro
El féretro con los restos mortales del patrón del barco fue sacado a hombros del templo mayor de la ciudad por varias personas. El primer pùesto, a la derecha, ocupando un lugar preferente, fue para el armador, sobrino del fallecido. Todos le vieron con el rostro compungido, el mismo que había compuesto dos días antes, cuando una embarcación de Salvamento Marítimo llevó a tierra el cadáver. La Policía Nacional no le perdía ojo y él lo sabía.
La Fiscalía atribuye a Maza un papel decisivo en el naufragio y de ahí la acusación y lo abultado de la petición de condena. El Ministerio Público solo le sitúa como máximo responsable del alijo sino también de las seis muertes: pese a tener en su poder un teléfono satelital para comunicarse con sus hombres en el barco, negó de forma taxativa su existencia a los responsables del dispositivo de rescate. La autopsia practicada al cadáver de su tío reveló que su muerte no se debió un ahogamiento, sino a una hipotermia, es decir, falleció a causa del frío. Quién sabe si, de haber podido ser localizado mediante ese teléfono, el desenlace hubiera sido otro.
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