¿Cómo reconocer a un niño con altas capacidades? Una psicóloga destaca la intensidad emocional como la primera gran pista
Cómo identificar el potencial oculto: claves para reconocer a un niño con altas capacidades desde los primeros años
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Detectar las altas capacidades en la infancia no es tarea sencilla, pero hacerlo a tiempo puede marcar una gran diferencia. Un diagnóstico temprano permite adaptar la educación a las necesidades del menor y evitar situaciones de frustración, desmotivación o incluso fracaso escolar.
Los niños con altas capacidades (AACC) suelen tener un potencial intelectual, creativo o social muy por encima de la media. A menudo se les asocia con un alto cociente intelectual o un rendimiento académico brillante, pero esta visión resulta limitada. Hoy se entiende que las AACC pueden manifestarse de muchas formas distintas, no siempre visibles en el aula.
Así lo sostiene el portal Altas Capacidades y Talentos, que subraya cómo el concepto ha evolucionado hacia la idea de “un potencial a desarrollar” más que una capacidad ya consolidada. En esta misma línea, la Junta de Andalucía advierte en su Manual de atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo que, si no se da una respuesta educativa adecuada, pueden surgir problemas de conducta, apatía o desconexión escolar.
Señales que pueden indicar altas capacidades
Para ayudar a identificar estos perfiles, la psicóloga Ana Gloria Sánchez, directora de la Clínica Lazos y pedagoga especializada en este campo, comparte en redes sociales (@anagpsico) algunas claves dirigidas especialmente a niños de unos siete años de edad. “Son rasgos generales; no tienen que cumplirlos todos, pero suele haber perfiles que coinciden en muchos de ellos”, aclara.
El primer rasgo importante es la intensidad emocional. Según Sánchez, estos niños “viven todas las emociones a flor de piel”. Esto se traduce en una empatía muy desarrollada y un fuerte sentido de la justicia desde edades muy tempranas. Además, suelen contar con una memoria episódica muy aguda, recordando con nitidez eventos ocurridos en su primera infancia.
Una comunicación sorprendentemente madura
Otro rasgo destacable es la elevada capacidad verbal. “Son niños que se expresan con estructuras complejas y vocabulario muy elaborado, poco habitual para su edad”, explica la psicóloga. Es habitual que puedan mantener conversaciones con adultos con una sorprendente naturalidad y profundidad, algo que puede pasar desapercibido si no se presta atención a su forma de comunicarse.
Intereses intensos y sensibilidad elevada
También es común que desarrollen intereses muy específicos, que exploran con una dedicación casi obsesiva hasta alcanzar una notable competencia en el tema elegido. A esto se suma un perfil de alta sensibilidad (PAS), que abarca no solo el plano emocional, sino también el sensorial: sensibilidad al ruido, a ciertos tejidos, a luces intensas o incluso a cambios sutiles en su entorno.
En palabras de Sánchez: “Les puede molestar un tipo de ropa o el ruido visual de un aula desordenada. No es solo que piensen más, es que sienten más intensamente, en todos los niveles”.
Una mirada más allá del CI
La identificación de estos rasgos no busca etiquetar, sino comprender y acompañar. Reconocer a un niño con altas capacidades no implica exigirle más, sino entender cómo aprende, siente y se relaciona, y así ayudarle a desarrollarse de forma equilibrada. Porque, como recuerda la psicóloga, “no todos los niños con altas capacidades se comportan igual, pero muchos comparten un mismo fondo: una intensidad que lo atraviesa todo”.
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