El fracaso escolar en estudiantes con altas capacidades: "La inteligencia no es solo sacar buenas notas, es cuestión de neurodiversidad"
Una experta en neurociencia y comportamiento humano defiende que muchas personas con altas capacidades no encajan en el sistema educativo actual, que no reconoce su forma singular de aprender
¿Cómo reconocer a un niño con altas capacidades? Una psicóloga destaca la intensidad emocional como la primera gran pista

En plena época de exámenes y tras la reciente celebración de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), la presión por obtener las mejores calificaciones se intensifica entre el alumnado. Sin embargo, los resultados académicos no siempre reflejan el verdadero potencial intelectual de los estudiantes. Esto es especialmente evidente en el caso de aquellos con altas capacidades, cuya inteligencia, creatividad o sensibilidad suelen quedar fuera de los estándares tradicionales de evaluación.
¿Qué significa realmente tener altas capacidades? Según el portal especializado Altas Capacidades y Talentos, este concepto ha evolucionado con el tiempo. En sus inicios, se asociaba directamente con el alto rendimiento escolar o con un Cociente Intelectual (CI) elevado. Hoy, en cambio, se entiende como un potencial por desarrollar, no como un diagnóstico cerrado.
La antropóloga y divulgadora Izanami, especializada en neurociencia y madre de una persona con alta capacidad, denuncia en sus redes sociales la falta de adaptación del sistema educativo a esta realidad. “A mayor potencial intelectual, menor rendimiento académico y profesional”, afirma en un vídeo publicado en su cuenta de TikTok (@izanami.es). Según sus datos, el 70% de las personas con alta capacidad atraviesa algún tipo de fracaso escolar, en muchos casos debido a una detección tardía o directamente inexistente.
“Ser inteligente no significa simplemente sacar buenas notas o destacar en matemáticas”, explica. “Se trata de neurodiversidad: de tener un cerebro que percibe, procesa y siente de forma distinta al resto, y que solo accede a su verdadero potencial cuando se activa la motivación por aprender o por ayudar”.
Desde esta perspectiva, las altas capacidades no se definen únicamente por el rendimiento, sino por una manera singular de pensar. Izanami detalla que muchas de estas personas “piensan de forma arborescente, conectando ideas a gran velocidad y de forma inconsciente”. Además, suelen mostrar una intensa sensibilidad emocional y sensorial, lo que puede traducirse en una mayor vulnerabilidad psicológica y en dificultades para establecer relaciones sociales.
“Tener altas capacidades no es ser superdotado”
La propia experta ha vivido esta experiencia en primera persona. “Me diagnosticaron de altas capacidades cuando era pequeña. Y aunque me ha abierto muchas puertas, también me ha planteado muchas barreras”, comenta en el vídeo. En él aclara una de las confusiones más habituales: tener altas capacidades no equivale a ser superdotado.
La Asociación Síndrome Williams de Andalucía (ASWA) coincide en esta distinción. Mientras las altas capacidades se refieren a un rendimiento superior en áreas específicas, la superdotación implica un potencial intelectual excepcional de forma global.
En cualquier caso, quienes presentan altas capacidades suelen compartir ciertos rasgos: una intensa curiosidad, gran capacidad de aprendizaje, pensamiento creativo, alta sensibilidad emocional y una profunda empatía. Características que, lejos de ser una ventaja automática, requieren comprensión, acompañamiento y un entorno educativo que sepa canalizar ese potencial.
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