Operación Gibraltar (1954-1969): Franco y la visita de la reina Isabel II de Inglaterra
Tierra de Fronteras
El dictador español ordenó cerrar el Consulado de España tras la visita de la monarca británica al Peñón y, posteriormente, el cierre de la Verja por la promulgación de una constitución para la Roca
Julio de 1941, bombas italianas sobre La Línea
La reina de Inglaterra, Isabel II, visitó el Peñón y proclamó su importancia estratégica en 1954. Como protesta, Franco ordenó cerrar el Consulado de España, que nunca más se abrió. Comenzaba una política más agresiva del régimen franquista hacia Gibraltar, que acabaría con el cierre de la frontera en 1969.
Comenzaba así en 1954, la denominada por el gobierno franquista Operación Gibraltar, que concluiría con el cierre de la Verja en 1969, tras la decisión del gobierno británico de promulgar una constitución para Gibraltar que establecía una jurisdicción distinta a la del Reino Unido y le otorgaba instituciones administrativas propias a la Roca. Se unía a esto el incumplimiento de la Resolución 1514 sobre descolonización del Peñón.
La dictadura de Franco convirtió la reivindicación de Gibraltar en una de sus líneas políticas fundamentales. La visita de la reina Isabel II, que se produjo en 1954, con motivo de la celebración del 250 centenario de la conquista, abrió un nuevo apartado en la reivindicación de la Roca: la "Operación Gibraltar".
Operación Gibraltar
Una de las primeras medidas, ya en 1954, tomada en el Consejo de Ministros del 10 de abril, ya disponía por parte de la Presidencia del Gobierno que había que reducir al mínimo los pases que otorgaba el General Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, limitando los pases para salir solo en casos de extrema necesidad. En julio de 1954, la Dirección General de Seguridad disponía que la expedición de pasaportes a los españoles residentes en Gibraltar, los realizara la Jefatura de la Frontera Sur, y desde mayo quedaban prohibidos la expedición de nuevos pases de trabajo.
En 1955, se limitaba el pase por el llamado “Campo Militar Español” (zona cercana a la frontera), solo podrían estar quienes presentasen el pase para ir a trabajar a Gibraltar, y en febrero del año siguiente los extranjeros no residentes en España o turistas podrían pasar por la frontera de La Línea. A los extranjeros residentes que deseasen viajar a Gibraltar solo se les permitiría pasar por Algeciras.
A los británicos residentes en Gibraltar se les permitía pasar por el territorio del “Campo” solo los meses de julio, agosto y septiembre. Solo se les permitía pernoctar en España los sábados y domingos, a los que tuviesen padres o hermanos residiendo en territorio español, y a matrimonios con “casas abiertas”. Ya en 1957 desde Presidencia del Gobierno se establecía que los súbditos extranjeros no residentes en España, solo se les permitiría entrar y salir por La Línea, siempre que no excediese de tres veces cada tres meses. En 1959 se suprimía el requisito de visado de entrada en España de súbditos europeos, excepto la Unión Soviética y los países satélites, aunque limitado a tres entradas al trimestre.
El proceso era limitar progresivamente el pase por la frontera de La Línea, a través del establecimiento de normas sobre visados y permanencias en suelo español. Todo esto se iba a materializar en la década de los sesenta, aunque subsistían los pases especiales que se otorgaban a las autoridades británicas de Gibraltar. También se dispusieron órdenes para el traslado de los ciudadanos españoles fallecidos en Gibraltar, y se dispuso el cierre, sin excepción de la frontera a las 23:30.
A partir de mediados de la década, se estableció que todo español que entrase en Gibraltar a través de Marruecos, sería privado de su pasaporte. En el mismo oficio se prohibía, además, a los portugueses y a cualquier extranjero trasladarse al Peñón para desarrollar actividades de carácter laboral. Comenzaban, dentro de las medidas fronterizas con respecto a Gibraltar, las propuestas de personas non grata, en este listado de personas que no tenían permitido entrar en España, encontramos a gibraltareños como: José Pincho Velázquez, Ernesto Fava, Francisco Tosso, León Willian Serfaty, Alfonso Soares Martín, Carlos Morello, Esmond Fitzgerald Ryan, Moises Benaim, Julio Stagno, o Gulabray Essardas Purswani.
También se daban normas para evitar que gibraltareños ejerciera actividades como guías de expediciones de turistas en la colonia en suelo español. Otra medida aplicada como Orden del Ministerio de Hacienda de octubre de 1966, suprimía la aduana de La Línea, reduciéndola a punto habilitado de 3ª clase, pasando a depender de la aduana de Algeciras. Una consecuencia directa fue que el tráfico rodado quedaba suprimido a través del puesto de policía y control fronterizo, exceptuando el traslado de enfermos o en casos de siniestros o desgracias.
Desde 1954 se fueron endureciendo las normas para cruzar el puesto de la denominada Frontera Sur, directrices que disponía el Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, de acuerdo con el Ministro Subsecretario de la Presidencia. Endurecimiento para los españoles residentes en el Campo de Gibraltar y para los extranjeros, a excepción de los norteamericanos de la "Misión España", que desde 1953, a partir de los Pactos de Madrid. Estos formaban parte de la misión económica encargada de ejecutar la ayuda económica de Estados Unidos a España, a cambio del uso de bases militares españolas en suelo español. Eran principalmente los miembros de la United States Operations Mission (USOM), aunque ya se podía ver la presencia militar estadounidense, que comenzaban a desplegarse en España para la gestión de estas bases. Estos norteamericanos podían efectuar una entrada diaria a la Roca con su “documentación especial”.
También se permitía, además de a los trabajadores que tenían pases de seis meses de validez prorrogables por otros seis meses, a los españoles que contaban con autorización para pasar a la colonia inglesa por tiempo inferior a 24 horas, y sin la facultad de pernoctar fuera de España para visitar a familiares hospitalizados, cobrar pensiones, visitar médicos, o visitar a padres, hijos o hermanos.
En cuanto a los británicos, existían pases especiales rojos, solo 12 de ellos para las autoridades del Peñón, y pases verdes extraordinarios para las personalidades del Peñón, de estos se expidieron 45 pases. También se endurecieron los pases en periodos de las fiestas de Navidad, año nuevo y reyes, autorizando el paso los días festivos, lo que evitaba el fomento de las compras en la Roca.
En este contexto político, en junio de 1966 el Jefe del Estado, Francisco Franco, recibía en el palacio de El Pardo a una comisión de los ayuntamientos del Campo de Gibraltar, de la que formaban parte alcaldes y concejales de Algeciras, La Línea, San Roque, Tarifa, Castellar, Los Barrios y Jimena, presidida por el gobernador civil, Santiago Guillen Moreno, y el presidente de la Diputación, Álvaro Domecq Díez. El alcalde de Algeciras, Rafael López Correa, en nombre de todos los pueblos del Campo de Gibraltar, le hizo entrega a Franco del título de hijo adoptivo de los siete municipios. Lealtad sin fisuras para la política de Franco hacia la colonia británica.
Eran los años sesenta y el statu quo se endurecería aún más tras la Resolución de la Asamblea General de la Naciones Unidas número 2353 aprobada el 19 de diciembre de 1967. Tras cuatro años de examen las Naciones Unidas fallaban sobre cómo se debía solucionar la cuestión de Gibraltar. Se abría una nueva etapa, donde se establecía que la población de Gibraltar no estaba compuesta exclusivamente por los súbditos británicos, sino que había que incluir a los obreros españoles, que tras la resolución de las Naciones Unidas formaban parte de la población de Gibraltar. Se alteraba así las relaciones entre la España franquista y las autoridades británicas, y en las consiguientes negociaciones se iban a radicalizar aún más las posturas, provocando la nueva situación nuevas consecuencias políticas, preludio del cierre de la frontera un par de años después.
Comenzaba a prepararse directamente por la Presidencia del Gobierno disposiciones encaminadas a presionar políticamente en las negociaciones que se estaba teniendo, planteando que a partir del 1 de abril de 1968, quedaría cerrado el puesto de policía y control de La Línea al tránsito de toda persona, cualquiera que fuese su nacionalidad o la documentación que presente, con las excepciones de los obreros residentes en el Campo de Gibraltar, cuyo régimen de pases continuaría en vigor, y la posibilidad de que el Gobierno Militar del Campo de Gibraltar autorizase discrecionalmente el paso en casos de necesidad motivado por razones humanitarias. También se suprimirían los pases especiales de toda índole, los rojos y los verdes.
Estaba cerca el cierre de la Verja de Gibraltar por parte de Franco en junio de 1969, cortando todo contacto y suministro. La colonia británica y sus aproximadamente 30.000 habitantes quedaron aislados. El cierre afectó gravemente a la economía de la zona y tuvo un impacto social a ambos lados de la Verja. Un auténtico drama económico y social, sobre 12.000 personas se quedaron sin trabajo, La Línea perdería en esos años unos 30.000 habitantes que tuvieron que buscarse la vida en otros lugares de España y del mundo.
Temas relacionados
No hay comentarios