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Manolo Solo: “El Campo de Gibraltar tiene una peculiaridad para contar muchas historias de cine”

El actor Manolo Solo.

El actor Manolo Solo. / Arturo de Lucas

Acaba de ser nominado a un Goya como actor protagonista, gracias a su interpretación en Cerrar los ojos, la vuelta de Víctor Erice al cine después de treinta y un años desde que rodó El sol del membrillo, su retrato del pintor Antonio López. Antes, el alabado director vasco había rodado El espíritu de la colmena (1975) y El Sur (1983). Alguien podría decir que “se han alineado los astros”. Manuel Fernández Serrano, más conocido como Manolo Solo, natural de Algeciras y criado en su infancia en Los Barrios, sube un peldaño muy deseado en su carrera. Basta ver el tráiler de Cerrar los ojos para reconocer las razones que han llevado a los académicos a nominarlo.

Nadie, a la vista de los actores que compiten por “el cabezón” al mejor primero de 2024, se atreve a señalar al posible ganador. Manuel Solo acumula un buen número de muy buenas interpretaciones. Pensemos en Miralles, la mano derecha de Javier Bardem en El buen patrón, o en el pescador con casa en la playa de El Rinconcillo, en La Fortuna, de Alejandro Amenábar. Ha trabajado en fecha reciente con paisanos. Es, por ejemplo, la experiencia con su papel en El hombre del saco, del joven algecireño Ángel Gómez Hernández, a quien reconoce aptitudes y recursos.

-Ha dicho que su nominación es como parte de un sorteo. Tiene dos nominaciones y un Goya por trabajos anteriores. De nuevo tiene, de momento, una aproximación, ahora como primer actor. ¿Cómo se siente?

-Tengo un cupón nuevo para el sorteo de este año. La primera vez como primer actor. Me siento feliz, con mucha ilusión de este salto a un terreno, a un estrato del que ya casi había desistido o que había abandonado el sueño de poder estar, como es el terreno de enfrentar personajes de más enjundia de los que había hecho hasta ahora. Y encima ser nominado en esta categoría me colma de satisfacción y de alegría.

-Enric Auquer, por El maestro que prometió el mar; David Verdaguer, por Saben aquell; Hovik Keuchkerian, por Un amor; Alberto Ammann, por Upon Entry; y usted. ¿Qué opina de sus rivales de nominación?

-Son unos actores magníficos todos y para mí es un orgullo compartir el décimo, la misma participación que ellos.

"Erice rehúye las conversaciones que son cotidianas o que son lo más normal en cuanto al acercamiento de actores al personaje, ni accede a que se le planteen dudas"

-Nominado como mejor actor por Cerrar los ojos, el regreso de Víctor Erice. Usted ha dicho que trabajar con Erice es ponerse en manos del misterio

-Si, porque es un hombre bastante críptico. Por lo menos, en su relación conmigo lo ha sido. No da mucha información sobre lo que quiere. Espera que tu llegues a ella por tus medios. Quizás por eso es lo de abandonarse al misterio. Eso me lo dijo literalmente al principio de rodar. Es un hombre que rehúye las conversaciones que son cotidianas o que son lo más normal en cuanto al acercamiento de actores al personaje, ni accede a que se le planteen dudas mediante el diálogo, la comunicación. Es un hombre, ya digo, muy críptico que no te cuenta casi nada. Él rehúye eso directamente. No sé si es bueno. Para mí ha sido una experiencia compleja, intensa, pero interesante también de tener que ir por otro lado, por otro camino; intentar trabajar más con la intuición que con la mayéutica, el método socrático de preguntas y respuestas al mismo nivel. Si yo intentaba sugerir no era verbalizándolo antes sino lanzando mis propuestas directamente en el momento de rodar, nunca anticiparlo. Había poca verbalización por los dos lados.

-¿Debemos entender que es una forma muy poco usual de trabajar en el cine actual?

-Muy, muy poco usual

-Ha dicho usted que la película hay que verla en el cine, y si se ve en casa, esposado y rodeado de mucha gente. ¿Por qué?

-(Ríe) No, no hay una norma. No es preceptivo esto. Creo que sí es aconsejable verlo en una sala de cine porque es un homenaje al cine tal como se ha vivido en otros tiempos. Es una concepción del cine como fenómeno que se comparte, inmersivo y de grupo, de tribu, que se está perdiendo, que cada vez se va difuminando más y más. Hay un homenaje muy bonito sobre lo que el cine ha significado para tantas y tantas generaciones. Es ese tipo de cine de la sala oscura que creo que merece la pena especialmente verlo en una sala de cine tradicional. Pero bueno, creo que se puede captar, te puede llegar la película también en tu casa.

-Como actor y como persona, ¿qué le ha invitado la película a pensar? ¿Sobre el cine antes que en la vida o al contrario?

-No creo que haya un privilegio que le dé mayor preponderancia al cine que a la vida. Es cómo el cine nos ha enseñado a ser quienes somos. La película es una invitación a la interacción entre cine y vida más que a la preponderancia del cine sobre la vida.

-¿Comparte que el cine español pasa por uno de sus mejores momentos?

-A mí me parece que lleva unos años buenos. No hace mucho que soy académico y tengo acceso a una plataforma online para ver películas. Aparte intento ver películas en cine convencional. Estos últimos años me da la impresión que el nivel va subiendo considerablemente, como que hay una progresión bastante acusada de aumento de la calidad. También la incorporación de mujeres directoras nos está dando una perspectiva que enriquece mucho.

"Mi memoria retiene los vencejos de la plaza de la iglesia de Los Barrios, la pastelería, el colegio en la Escuela-Hogar, las casas de los maestros"

-Víctor Erice sostiene que el cine fija la memoria, pero al mismo tiempo la vida sigue transcurriendo, se abre camino de manera de inexorable. ¿Cuál es su memoria de Algeciras, de Los Barrios, de su vida en el Campo de Gibraltar y cómo ha transcurrido su vida hasta este momento?

-Mi memoria retiene los vencejos de la plaza de la iglesia de Los Barrios, la pastelería, el colegio en la Escuela-Hogar, las casas de los maestros. Tengo la impronta del descampao que había al lado de mi casa, de esas casas de los maestros en las que se podía jugar a hacer cualquier personaje de los que había visto en las primeras películas que veía en televisión. Recuerdo los viajes a Algeciras, a La Línea a ver a mi familia, a Ceuta también a ver a mis abuelos. Ahí está mi raíz.

-¿Se entiende bien la singularidad del Campo de Gibraltar cuando se sale fuera de él?

-No sé si tengo la perspectiva completa. Creo que alejarte te da parte de la perspectiva, pero también te hace perder el contacto directo del día a día, y la evolución del día a día que también te dice mucho de la ciudad. Lo ideal sería estar yendo y viniendo continuamente. Yo voy de vez en cuando, menos de lo que quisiera. Suelo ir a la comarca casi todos los veranos, y sigo conectando con algo que forma parte de mi historia.

-De hecho, en su papel de Horacio Valverde, en la serie La Fortuna, de Alejandro Amenábar, volvió a la playa de El Rinconcillo

-Volví de una manera literal. Sí, la casa de mi personaje estaba en El Rinconcillo. Mi madre estaba y se acercó un par de días, se presentó porque quería que le presentara a Alejandro Amenábar con el desparpajo que la caracteriza porque en la casa que estaba veraneando estaba allí al lado, vamos. Yo en esa playa tengo muchos recuerdos de infancia y de juventud, y desde la casa de mi personaje se veía la Cruz Roja al otro lado de la bahía, donde yo nací. Fue muy bonito.

-Su más reciente contacto con cineastas algecireños ha sido en El hombre del saco, el segundo largo de Ángel Gómez Hernández. ¿Qué tal la experiencia?

-Bien, buena, buena. Es un género que yo no suelo, bueno miento, he hecho la serie 30 monedas con Álex de la Iglesia, pero aparte de estos dos casos no he picado mucho en este género. Fue una experiencia bonita. A mí es un personaje que me gustaba mucho y me apetecía mucho trabajar con él por la cosa sentimental de Algeciras. Me parece un tío con aptitudes, con recursos y que me cae muy bien, y el personaje me gustó mucho. Era un niño más, un señor que se había quedado encajonado en la niñez, sin acabar de salir de ella. Fue divertido trabajar con niños, una película de monstruos. Fue como hacer una película para otro tipo de público de las que yo suelo hacer. Fue una película para todos los gustos, para los hijos que no tengo, para mis sobrinos pequeños, adolescentes. Me apetecía también hacer un cambio de registro.

"Estoy preparando una película que empiezo a principios de año, una coproducción entre España y Portugal. Estoy estudiando portugués a saco"

-Sumamos nombres y nos sale a bote pronto una amplia nómina. Usted, Ángel Gómez, Víctor Clavijo, Alexis Morante… ¿Nuestra comarca es más territorio de cineastas o de escenarios de cine?

-Creo que el Campo de Gibraltar tiene una peculiaridad intrínseca que es caldo de cultivo para contar muchas historias a las que todavía solo se ha arañado la punta del iceberg. Al margen de eso, o dentro de eso, también sale del Campo de Gibraltar gente capacitada para contar esas historias, porque esas historias no son solo locales, y más que saldrán. En cuanto a los cineastas, más me gustaría que salieran, pero se va viendo movimiento y creo que los que estamos serviremos como ejemplo para que otros puedan seguir esa senda.

-Además de atender a la promoción de Cerrar los ojos y su nominación, ¿en qué proyectos trabaja ahora?

-Acabo de terminar una película en Sevilla, de Santiago Amodeo, con Jesús Carroza de compañero. Se llama El Cielo entre animales, y es una película de episodios basados en un libro de relatos. Bueno, no voy a hacer spoiler (revelación de una trama de una obra de ficción). Y estoy preparando una película que empiezo a principios de año que es una coproducción entre España y Portugal que se va a rodar bastante en Portugal, cosa que me apetece mucho. Estoy estudiando portugués a saco porque es un personaje que habla portugués en algunos momentos, y está dirigido por una directora que se llama Avelina Prat, que hizo el año pasado Vasil, una película con Karra Elejalde. Algún proyecto más tengo, pero ya se podrá contar más adelante.

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