La Línea, entre las diez ciudades europeas con más muertes por contaminación y Algeciras, líder nacional en ruido

La Línea de la Concepción respira un aire que mata. No es una metáfora. La ciudad campogibraltareña figura entre las diez primeras de Europa en carga de mortalidad relacionada con la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO₂), un gas tóxico derivado sobre todo del tráfico y las industrias. Según el último estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), La Línea es la novena ciudad del continente con más muertes evitables por este motivo: 24 al año. Y eso no es todo.

Si se suman las muertes asociadas a las partículas finas (otro contaminante letal), La Línea alcanza las 41 defunciones evitables más al año, lo que la convierte en la localidad con mayor carga de mortalidad de España por este indicador. En total, 65 muertes que podrían evitarse solo con respirar aire más limpio.

Los efectos del NO₂ no son menores: irritación ocular y respiratoria, agravamiento del asma, daño pulmonar y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Un cóctel nocivo que castiga sobre todo a niños, personas mayores y pacientes crónicos.

El mismo estudio coloca a esta ciudad del Campo de Gibraltar en el cuarto peor lugar de Europa por déficit de zonas verdes: el 82,59% de su población vive en áreas donde los árboles brillan por su ausencia y el verde no alcanza ni el 25% del entorno, el mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). ¿El resultado? Diez muertes más que se podrían evitar cada año si se reforestara la ciudad.

Ruido sin tregua en Algeciras

La otra gran ciudad del Campo de Gibraltar tampoco se libra. Algeciras encabeza el ránking nacional de exposición al ruido: el 97% de su población vive sometida a niveles acústicos perjudiciales para la salud, por encima incluso de Santa Cruz de Tenerife, Pamplona o Alcorcón. Solo tres ciudades españolas —Elche, Cartagena y Madrid— logran mantener esta cifra por debajo del 50%.

Aunque el estudio no establece un número exacto de muertes por ruido ciudad a ciudad, sí deja claro que la contaminación acústica es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño y problemas mentales. En el caso de Madrid, por ejemplo, se calcula que provoca hasta 39 muertes evitables al año; en Barcelona, 47.

Un espejo que incomoda

El informe de ISGlobal ha analizado mil ciudades europeas cruzando datos de contaminación, vegetación urbana, ruido y calidad del diseño urbano. Madrid, a pesar de ser la ciudad con más muertes por NO₂ del continente (1.966 al año), lidera el Índice de Diseño Urbano Sostenible (IDUS), que mide hasta qué punto la planificación urbana favorece la salud. También destacan Pamplona, Bilbao o San Sebastián.

Nada que ver con el Campo de Gibraltar, una zona donde la industria convive con densas tramas urbanas, carreteras saturadas, uno de los principales puertos de España y un urbanismo históricamente mal resuelto. El resultado: aire sucio, asfalto sin árboles y un ruido de fondo que nunca se apaga. Y todo esto no solo pasa factura al bienestar, sino a las vidas.

El estudio apunta soluciones claras: más espacios verdes, menos tráfico contaminante, mejor planificación urbana. Ciudades como Elche o Puerto de la Cruz han demostrado que se puede revertir la situación. Incluso en Madrid, pese a su pésimo aire, el urbanismo saludable empieza a dar frutos.

El Campo de Gibraltar, sin embargo, sigue sin aparecer en los ránkings de excelencia urbana. Ni entre las mejores áreas metropolitanas ni entre las más saludables de tamaño medio o pequeño. En La Línea y Algeciras el reto es mayúsculo: convertir el diagnóstico crudo de este informe en una hoja de ruta política y social.