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"Estoy tras una idea con la que sorprender al Carnaval Especial"

  • El Dios Momo perpetuo del carnaval algecireño 'amenaza' al pueblo de Algeciras con su vuelta

  • Se especula con que retome el asalto a la calle Convento el próximo 2019

"Estoy tras una idea con la que sorprender al Carnaval Especial"

"Estoy tras una idea con la que sorprender al Carnaval Especial"

El Dios Momo Perpetuo no ha dicho su última palabra en el Carnaval Especial. A sus 66 años y ya jubilado, Domingo Turrillo Ruiz (Algeciras, 1951) reconoce haber iniciado la ronda de consultas a sus más fieles colaboradores para sorprender de nuevo a Algeciras. Será solo una, en principio. La última y nos vamos. La espuela, que se dice en las barras de aluminio.

Turrillo se cortó la coleta hace doce carnavales. Fue en el salón de actos de la ONCE, adonde Turri llegó en calesa y con un traje de luces. A las puertas del edificio Baluarte la gente lo aclamó como si de Juan Antonio Ruiz Espartaco se tratara. El día había llegado. "Sentía que tenía que ceder al sitio a la gente más joven. Era el momento para marcharse", reconoce Turri doce años después. Ese día puso el broche de oro a más de quince años de risas y jaleos en las butacas del Teatro Florida. El público no ha olvidado el grito de guerra de Turri: Culí, Culí, Culí, Culí, Culí, Culá.

"Yo no fui jugador de rotación. Más bien lo fui de rotaflex del Leroy Merlin"

Hablar con Domingo Turrillo es muy complicado. No tiene una agenda fácil. Turrillo está sufriendo todos los problemas de la sanidad de la comarca, puesto que adujo durante cuatro días que no podía presentarse a la entrevista porque estaba esperando los resultados de un electrocardiograma. Pidió que lo disculparan, pero a Turrillo no hay nada que perdonarle. Una tarde se excusó porque se había estropeado la secadora de casa y tenía que ir al Llano Amarillo a tender dos camisas y tres pantalones.

Luce un bigote desaliñado con más solera que el del Carlos Herrera de la década de los 90. A las americanas le marida siempre un pañuelo de seda y camina con la ayuda de un bastón. Es el estilo de la familia Turrillo Ruiz, de la que solo quedan Pepe, el sempiterno delegado de equipo del Algeciras Club de Fútbol, y Domingo. Antonio, el pequeño, falleció hace un año.

Domingo jugó al fútbol en aquel Algeciras de los ochenta que resurgió de sus cenizas. Aquel equipo pasó de categoría regional a Tercera en menos de tres temporadas. No fue ariete del conjunto, algo que no oculta. A la pregunta de si fue jugador de rotación en el Algeciras responde: "Yo fui, más bien, jugador de rotaflex. De las del Leroy Merlin".

Estuvo a las órdenes del insigne Andrés Mateo. "Mateo me ponía muy poco. Recuerdo que tenía un asistente que comía mucho. Se llamaba Leblanc. Una vez hicimos una cena de equipo y a él le pusieron, de broma, un plato con un filete de gallo dibujado. Leblanc sopeó en el plato incluso". Archiconocida es su anécdota con un zaguero del Melilla. A falta de diez minutos para el final del encuentro frente al equipo norteafricano, Turri salió a calentar por su cuenta a la banda del Viejo Mirador. "Leblanc incluso discutió con Mateo sobre quién me había mandado a calentar". Turri se anudó las botas y salió a falta de cuatro minutos. Sustituyó a Rafael Quindejo. Solo llevaba dos minutos en el campo cuando el defensor melillense se acercó a él y lo puso de vuelta y media. Le recitó en arameo todos los descalificativos que conocía. Turri, parsimonioso, se le acercó al oído y le contestó: "¿Por qué no te acuerdas de los muertos de Quindejo, que lleva toda la temporada jugando? Si nada más que he salido cuatro minutos".

"En un partido benéfico que se organizó en la comarca me sacaron para los últimos dos minutos. Llovía a mares ese día. El campo estaba embarrado. Cuando toqué el primer balón el árbitro pitó el final. Me tiré en un charco para poder ducharme sucio como los demás compañeros". El Algeciras acabó cediéndolo al Tarifa. "Hace tanto tiempo de eso que en Tarifa no había tablas de windsurf. Solo de pulpo a la gallega".

El fútbol tiene fecha límite y una vez alcanzada Turrillo regentó su propio negocio: Deportes Turri, en la calle Las Huertas. No le fue bien, pero guarda muchas anécdotas. "Un guiri vino una vez a pedirme un saco de dormir que fuera muy abrigado. Le di uno y le dije que los seis que lo habían comprado antes habían muerto asfixiados. Se lo llevó y no volví a verle más por allí".

Tras el traspaso de la tienda de deportes, Domingo entró a trabajar en el área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Algeciras. Estuvo en la famosa copistería de la última planta de las dependencias municipales de la calle Ancha: "Las escaleras eran larguísimas. Cuando llegaba arriba eran las 14:00 y ya me tenía que ir".

Fue el entonces concejal de Feria y Fiestas, Hermenegildo González, quien le propuso ser Dios Momo por mediación del añorado Antonio Quirós. Turrillo aceptó. Fue ahí cuando empezó un matrimonio paralelo al que firmó con Loli hace más de 40 años. Este fue con el carnaval y su gente.

Lo reconoce entre dientes porque es educado, pero es una realidad: a Turri alguna que otra vez le costó el dinero el carnaval. Suya fue la idea de disfrazarse de domador de pollos de campo en el recibidor del Teatro Florida. Allí situó una malla metálica y se encerró con una decena de aves de corral. Siempre fue un fiel seguidor de Cristo, de Ángel Cristo. Y de Bárbara, dicho sea de paso.

Nunca estuvo solo. Turri contó con una pléyade de colaboradores de alta alcurnia carnavalesca. "Si dijera todos los que me han ayudado tendríamos que sacar la entrevista en febrero, marzo, abril y mayo para que pudiera cumplir con todos". No da nombres, pero por todos es conocida su estrecha ligazón a José Pérez Escribano, Pepe Titi. Él fue el ideólogo del partido Turripan.

Domingo llenó la ciudad con carteles electorales de su formación. Herrera llegó a entrevistarlo en su programa en Onda Cero: "Carlos, me presento porque a la playa de Getares nada más que llegan medusas desde hace diez años y yo llevo en mi lista un concejal de Playas que promete la llegada de nécoras y quisquillas". A las puertas de un año electoral como el 2019, Turri pondría en aprietos a más de uno. Están de moda los partidos emergentes. "Yo el único emergente que conozco es Ariel". Sevillita, Andrés Oliva, Antonio Berrocal, José Luis Delgado y la familia Murgado fueron algunos de los correligionarios de Turrillo.

El exconcejal de Fiestas Felipe Mediavilla lo llamó una mañana a su despacho. Mediavilla le preguntó si sería capaz de pasearse por Algeciras a lomos de un elefante. Turrillo aceptó. "Yo nada más que me había montado en una Derby y hacía muchos años". Mediavilla hizo la gestión y consiguió que el circo que se encontraba de visita en Algeciras cediera el paquidermo. El 9 de marzo del 2000 Turrillo se subió en el animal en el antiguo Parque de Bomberos, donde hoy se levantan los platós de Onda Algeciras Televisión: "Fuimos por el centro. Lo más curioso pasó en la calle Sevilla cuando pasamos por la panadería Selva. El elefante metió la trompa y se llevó 45 vienas, 34 bollos y dos chapatas. Cuando fue a masticar el primer bollo tuvo la mala suerte de que era de masa dura. Todavía arrastra problemas con la garganta". Laila, como se llamaba la elefanta, llevó a Turrillo hasta San Isidro, donde se estaba celebrando la Ortigá. Se desató el revuelo. La gente aclamó a Turrillo al paso de Laila. Aún hay algecireños que lloran de risa al recordar aquella aparición. "El domador me llama todos los años para felicitarme las fiestas y para que le guarde dos cartuchos de ortigas. Era de buen comer..."

También se convirtió en Vasilis Turrikov, un ministro ruso que arribó en Algeciras de visita. Pregonó el Carnaval Especial en 2009, pero no salió contento. A Turri le habría gustado preparar otra performance con mucho más tiempo. Vivió una cantidad de anécdotas que darían para llenar este periódico con ellas, pero durante seis meses. Sonrió a la vida e hizo sonreír a los algecireños.

No lo tuvo fácil. Tuvo que tragar saliva cuando la vida le giró la cara y aún así siguió siendo ese tipo desternillante del bigote. Tiene tres hijos de su matrimonio con Loli: Sergio, José y Fernando. Vive en La Piñera, pero nació en la calle Tenerife, en esa zona de La Bajadilla en la que se aglutinan las islas canarias: "Siempre tuvimos un problema con la hora. Yo llegaba tarde a comer porque no me aclaraba". El fútbol le ha enseñado muchísimo pero también le ha dejado secuelas. Este año tiene que enfrentarse a una operación en la cadera. Pese a todo, quiere volver. Prepara algo, pero no lo adelanta. Su vuelta seguro que será más sonada que la Vuelta a España. La Policía ha pinchado su teléfono para ver si en alguna llamada al Titi consigue algunas pistas. Asegura que será solo una. La última y nos vamos. La espuela, Turri, la espuela.

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