Gibraltar, la deuda histórica de La Línea y la vivienda
El autor hace acreedora a La Línea de una deuda histórica de 600 millones, una cifra que, a su juicio, debe ser destinada a proteger a sus ciudadanos ante los efectos del futuro tratado entre la Unión Europea y Reino Unido. "La Línea no puede permitirse ser la gran perjudicada del acuerdo sobre Gibraltar”, expone
El acuerdo del Brexit en Gibraltar amenaza con colapsar el alquiler y venta de viviendas en La Línea
Juan Carlos Juárez Arriola, alcalde de La Línea de la Concepción entre 1999 y 2009, vuelve al debate público tras 16 años de silencio político. En esta tribuna para Europa Sur analiza las consecuencias que, a su juicio, tendría para la ciudad un eventual acuerdo sobre Gibraltar, y plantea una solución: reclamar con urgencia la deuda histórica que corresponde a La Línea.
"Hace 16 años que dejé el cargo del que me he sentido más orgulloso en mi vida: el de alcalde de La Línea de la Concepción. En ese momento, me retiré de la política activa. No he dado ninguna entrevista ni he dirigido escrito alguno a ningún medio. No obstante, y a la vista de las consecuencias que un eventual acuerdo entre Reino Unido, Unión Europea y España puede tener para la población de La Línea, me he sentido en la obligación de escribir este artículo.
Echemos la vista atrás. El día 31 de diciembre de 2020 se firmó un Acuerdo Marco entre España y Reino Unido para negociar un futuro acuerdo específico sobre Gibraltar entre la Unión Europea y el Reino Unido. Con gran alboroto, se dijo que ese presunto acuerdo estaría redactado y firmado en el plazo de cinco a seis meses. Han pasado prácticamente cinco años y todavía no hay más que palabras y buenas intenciones que, eso sí, han generado ríos de tinta. Mi experiencia política me hace entender que todas esas loas al presunto acuerdo van dirigidas a buscar una aprobación de facto por parte de quienes no han estado en el proceso de negociación, como la población de La Línea de la Concepción.
Hay que preguntarse por qué no ha trascendido nada del acuerdo, a excepción de algo insólito: que quieren quitar la Verja que acota el aeródromo militar de Gibraltar. Dicho aeródromo pasaría de estar en a cabeza en la lista de los diez aeropuertos más peligrosos del mundo.
La respuesta a la pregunta sobre la falta de comunicación podría estar en que todavía está vacío de contenido, que es lo que yo entiendo.
Por otra parte, es bien sabido que el sueño de los ministros principales de Gibraltar es convertir al Peñón en el “Mónaco del Estrecho”. Los problemas surgen cuando se constata que, a diferencia de Mónaco, Gibraltar es una base militar y tiene las servidumbres propias de una base militar. Además, para parapetarse ante el ímpetu de España en su reivindicación territorial, se impulsó la creación de una población local a la que se fueron sumando gentes de diferentes procedencias destinadas a realizar los trabajos duros que no querían hacer los primeros. Esa población de renta media y baja necesitó viviendas y, para satisfacer esa necesidad, se consumió el poco suelo residencial que quedaba de la base militar.
Para alcanzar el sueño de convertir Gibraltar en Mónaco se necesita suelo. Hitler lo llamaba Lebensraum (espacio vital). La difícil solución requiere varias vías de actuación. Una es ganar terreno al mar. Nos detendremos en el Eastside, aunque haya más ejemplos de terrenos ganados al mar y otras operaciones en ciernes. El Eastside es el claro ejemplo de la desvergüenza político-urbanística del Gobierno de Gibraltar. En su momento, como alcalde, le solicité al Gobierno de Gibraltar el estudio de impacto ambiental que exigía dicha ejecución. No hubo respuesta. Me puse en contacto con el Reino Unido y les pregunté si tenían conocimiento del proyecto que su colonia había anunciado en el Eastside. Tampoco hubo respuesta. A la vista de estos dos silencios, tomé una determinación, la cual tuvo una importante repercusión que no voy a tratar en este escrito. Afirmo taxativamente que este proyecto va a causar acumulación de depósitos arenosos excesivos o pérdida de los mismos en la playa de Santa Bárbara, en La Línea.
La otra medida para conseguir su espacio vital es expulsar, residencialmente hablando, a las rentas medias y bajas del territorio de Gibraltar. Esta política se lleva realizando desde hace muchos años, de forma sutil, con subidas de impuestos, escasez de activos residenciales a precios de mercado y otras medidas que obligaron y siguen obligando a los habitantes de rentas medias y bajas de Gibraltar a salir del Peñón para alquilar o comprar en Santa Margarita, Alcaidesa, el centro de La Línea y, en algunos casos, Sotogrande (San Roque).
Como es sabido, para que esta política de expulsión funcione, no debe haber problemas en la Verja para salir ni para entrar.
Analicemos ahora los sectores productivos principales de Gibraltar. Destacan dos: las compañías de apuestas (bet companies) y el turismo. Estos dos sectores suponen casi el 60% de la economía gibraltareña. Para ambos, el acuerdo es vital.
En el caso de las compañías de apuestas, porque conseguirían el mismo estatus que las compañías europeas del sector, algo fundamental para poder actuar en el territorio comunitario. Lo mismo ocurriría con las compañías de seguros.
En el caso del turismo, el actual visitante de Gibraltar es un turista de día y de poca renta, debido principalmente a la falta de infraestructuras hoteleras y apartoteles, así como de locales de ocio o restauración de calidad. Para cambiar esto se necesita suelo o edificios que se puedan reconvertir de uso. Para ello, hay que seguir con la expulsión de ciudadanos. Además, continuando con el sueño monegasco, se querrán construir edificaciones de muy alta calidad y con servicios de altísimo nivel, para atraer al turismo fiscal de ultrarricos. Se necesitan las mejores zonas.
La Línea puede enfrentarse a un proceso de varios años en el que se vea afectada muy negativamente por el acuerdo sobre Gibraltar
En resumen, Gibraltar buscará en el acuerdo ser, a efectos prácticos, ciudadanos de la Unión sin serlo: con derechos y, ya veremos, qué obligaciones. Consolidar un paso fácil y rápido por la Verja con acceso a un espacio de 450 millones de personas, tener la posibilidad de circular sin presentar pasaporte hasta Finlandia, etc. Esto me recuerda a lo de la tostada untada por las dos partes. Todos queremos esa tostada, pero hay que pagarla.
Ahora vamos a analizar las repercusiones que esta decisión política podría tener en la ciudad de La Línea. El acuerdo provocaría, sin lugar a dudas, una súbita subida de precios de la vivienda y de los suelos sin haberse planeado un proceso de equiparación de renta disponible entre ambas poblaciones.
En la actualidad, la renta disponible en euros de los trabajadores en Gibraltar, ya sean gibraltareños o no, puede duplicar la del linense para puestos equiparables. Esto provocaría, tanto para el alquiler como para la compra, un efecto de desplazamiento o expulsión de los linenses de las zonas actualmente viables económicamente para ellos, en favor de los gibraltareños o de otros ciudadanos que trabajan en Gibraltar. ¿Hacia dónde? En algunos casos, a viviendas de menor calidad constructiva y en peores zonas de La Línea y, en la mayoría, a tener que abandonar la ciudad. ¿Para ir dónde? Al interior de Jimena, Castellar, alguna otra zona de Los Barrios o directamente a Marruecos, haciendo el camino contrario al que hacen los marroquíes hacia España.
Es el momento de poner encima de la mesa la máxima de que un negocio o acuerdo es bueno si todos los afectados ganan en el mismo. Si alguno sale perjudicado, ya no es un buen acuerdo. La Línea puede enfrentarse a un proceso de varios años en el que se vea afectada muy negativamente por el acuerdo.
Quien me conociera en el cargo de alcalde en su momento sabe que soy partidario de una política económica liberal moderada y que creo que el precio que se conforma por el ajuste de la oferta y la demanda es el precio real y de mercado. No obstante, cuando la demanda se altera de manera súbita por un acuerdo político, ese incremento de precio siempre daña la economía de quienes tienen rentas más bajas; por lo que se deben implementar políticas de ayudas a esos sectores más desfavorecidos hasta que se desarrollen (cuatro años en adelante) los ámbitos que se han incorporado en carga en el nuevo PGOU.
Mi propuesta de solución es reclamar con urgencia la deuda histórica que corresponde a La Línea
Mi propuesta de solución para este desajuste, y para que ninguna parte se vea afectada negativamente, es que, a la vista de que la ciudad de La Línea de la Concepción es acreedora de una deuda histórica innegable, acumulada desde su nacimiento, es ahora el momento de reclamarla y percibirla sin demora alguna.
Este tren no se puede dejar pasar en ningún caso. Yo me comprometo, desde este mismo momento, a crear una plataforma apolítica para presionar a las diferentes administraciones para el cobro de esa deuda histórica. El cálculo que yo tengo para satisfacerla es de 600 millones de euros. El destino de este montante sería liquidar la actual deuda del Ayuntamiento (sin conocer el dato exacto, la calculo en unos 120 millones de euros); realizar 7.000 viviendas de protección con precio limitado, entre viviendas en alquiler (en modo público-privado) y en venta; invertir en la urbanización de los suelos para la construcción de dichas viviendas, generando redes públicas modernas, espacios verdes públicos, espacios dotacionales para cultura, ocio y asuntos sociales.
Además, las infraestructuras de los nuevos desarrollos incorporados al PGOU revisado generarían esos suelos para promoción libre de uso turístico y residencial que darán cabida a todas las promociones privadas, nacionales e internacionales, para satisfacer la demanda venga de donde venga. Mientras se van desarrollando esas nuevas promociones, se subvencionarán alquileres para que no haya desplazamientos por causa de renta.
Si el alcalde Juan Franco deja pasar esta oportunidad, la historia lo recordará como una traición a los linenses
Por último, tengo que decir que estoy francamente decepcionado con el alcalde Juan Franco. Me parece más el alcalde de Gibraltar que el alcalde de La Línea. Sus actuaciones tienen un tufo insoportable a un despacho conocido de Gibraltar cercano al Gobierno gibraltareño. Dicho despacho, en Gibraltar, podrá dirigir o moderar la vida política, pero en La Línea son los linenses los dueños de su futuro, con nuestro alcalde a la cabeza, que es quien debería ser el férreo defensor de sus ciudadanos. Pero, en este momento, nuestro alcalde no está ni se le espera para ello.
Si el alcalde Juan Franco deja pasar esta oportunidad, habrá cometido una imperdonable traición a los linenses y la historia lo recordará como aquel alcalde que, a las órdenes de Gibraltar, dejó escapar la gran oportunidad de la ciudad".
Juan Carlos Juárez Arriola
Exalcalde de La Línea de la Concepción, economista, experto inmobiliario y urbanista
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