Arranca el concurso de coplas en Algeciras

El extinto mediodía del barrio

  • Se cumplen 7 años de la última edición de la 'Adobá Popular' de La Bajadilla

  • El insigne vecino Juan Rocha lucha por recuperar la fiesta

La última 'Adobá Popular' en el patio del colegio Campo de Gibraltar, en 2011.

La última 'Adobá Popular' en el patio del colegio Campo de Gibraltar, en 2011. / e. s.

El carnaval hace siete años que se olvidó de La Bajadilla. La desaparición de la Adobá Popular dejó coja a la fiesta algecireña tras más de 20 años de tradición. El cambio en la directiva de la Asociación de Vecinos La Cañá y la falta de apoyos formales derivaron en que la festividad cayera en el olvido. El actual presidente, Juan Rocha, trabaja por devolver al barrio la celebración carnestolenda que no debió perder.

La festividad gastronómica se celebró por primera vez en 1989. La llevó a cabo la por entonces neonata Peña Agua Clara, que se fundó en 1983 pero que no cobró especial protagonismo en el carnaval hasta su definitiva instalación en La Bajadilla por ese año. La peña tomó el nombre de la famosa comparsa de Antonio Martín de ese 1983.

Su adhesión a la Asociación de Vecinos La Cañá permitió aumentar el número de manos colaboradoras en los eventos de carnaval. Todavía recuerda el aficionado aquellas semanas culturales en las que la flor y nata de Don Carnal se daba cita en el colegio Campo de Gibraltar para disertar sobre la fiesta.

Fueron muchos los que anduvieron metidos en adobo -la expresión viene al pelo-, pero especial fue el trabajo de Pedro Rivas y Virgilio Torres, directores ambos del colegio Campo de Gibraltar. El centro docente siempre fue la ubicación del carnaval en la barriada.

Antonio Pérez, apodado Tarifa, y sus colaboradores fueron quienes organizaron la Adobá hasta 2005, año en que una nueva directiva dejó el carnaval aparcado en doble fila. Siguió celebrándola durante seis años, pero pereció tras la edición de 2011.

El entrenador de baloncesto Javier Malla consiguió los tres primeros años que el pescado lo donase el Consorcio de Pescadores Jubilados. No fue cantidad baladí. Hablamos de 300 kilos. Luego se empezó a comprar a Hermanos Lozano y, por último, se hacía un pedido al conocido congelado Las Niñas, ubicado en el barrio.

El pescado ya cortado se embalsamaba en adobo cual momia el jueves. Pasaba el viernes entero sumergido en litros de vinagre, limón y naranja amarga y se freía la mañana del sábado. Ese sábado en que La Bajadilla respiraba carnaval y, si te acercabas, a la candela, a tomillo y otras especias. Algunos de los técnicos de esta labor fueron Juan Corbacho -padre e hijo-, Juan Rocha, Carlos Montes, Pepe de la Paz o Elena Montes.

La Adobá era el colofón de un mes de carnaval en el barrio. Por el salón de actos del Campo de Gibraltar pasaron apellidos como Martínez Ares, Scapachini o Martín, Antonio Martín, entre otros. La peña Agua Clara organizaba siete días de conferencias carnavalescas. "Antonio Martínez Ares me dijo cuatro horas antes que no sabía si podría venir. Había gente esperándole a esa hora incluso. Me eché a temblar. Cuando lo vi aparecer rompí a llorar", rememora con el paso de los años Antonio Pérez, presidente de la peña Agua Clara.

El grueso de las agrupaciones que ese año participaban en los concursos de la comarca se dejaban caer por La Bajadilla al olor del adobo. La lista de pregoneros de la festividad no fue cualquier cosa: desde Pepe Vallecillo a Juan Torres, pasando por Virgilio Torres.

El presidente de la Asociación, Juan Rocha, organiza ahora una pollada para los socios, pero en su entorno confiesan que trabaja por devolver la Adobá al barrio. Hubo una época en que todas las sucursales ubicadas en la barriada -ahora se levantan 3- colaboraban económicamente. Aquello se perdió al igual que la mañana del sábado de carnaval en el patio del colegio Campo de Gibraltar. Al mediodía, con un cartucho de pescado frito y una cerveza. Ese día La Bajadilla apartaba sus problemas y se inundaba de coplas y de kilos de adobo.

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